El estudio ha contado con las respuestas de 27.000 compañías representativas del tejido empresarial español, que han coincidido en que la pandemia y la crisis económica han tenido un elevado impacto en el bienestar de sus trabajadores.
A raíz de la pandemia, el 58% de las empresas sostiene que se ha elevado el riesgo de que los empleados padezcan "síndrome del quemado" o "burnout", mientras que un 8% de los encuestados ha visto aumentar el riesgo de violencia dentro del entorno laboral.
Además, seis de cada diez empresas encuestadas reconoce que más de la mitad de sus trabajadores desempeñan funciones con un alto componente emocional, relacionadas, sobre todo, con el trato con personas.
A pesar de estos datos, solo un 3% de las compañías participantes en la encuesta cree que más del 75% de sus empleados ha sufrido algún trastorno psicológico, con ansiedad, depresión o estrés postraumático en el último año. La mitad de las empresas asegura que menos de un 5% de su plantilla se ha visto expuesto a alguno de esos problemas.
Por el contrario, casi el 60% de los trabajadores están satisfechos con las medidas de apoyo emocional de su empresa durante la pandemia, según el Observatorio de Adecco, y más del 70% de las empresas valoran que sus empleados se muestran optimistas con la situación y la recuperación económica de la compañía.
El director de Adecco Group Institute, Javier Blasco, ha explicado que las relaciones laborales actuales "están inmersas en retos con una especial incidencia en el ámbito de la psicosociología", que exigen una "normalización e integración de la salud mental y la psicosociología en la gestión de las empresas".
Labor de las administraciones públicas
Cerca de un 60% de las empresas señala la carga mental vinculada a las tareas como la principal causa de estrés en sus lugares de trabajo.
Así, 3 de cada 4 empresas reconoce que la salud mental debería contar con más peso en los convenios colectivos, pero el 70% insiste en que se deben separar los aspectos obligacionales de la prevención de los riesgos psicosociales de los beneficios sociales relacionados con la promoción de la salud mental.
Las empresas también delegan la atención de la salud mental en los propios trabajadores y en las Administraciones Públicas. En el caso de la responsabilidad del trabajador, 9 de cada 10 compañías respondieron que el autocuidado y la gestión de los factores psicosociales depende del empleado.
El 70% de las compañías apunta a que debería existir un tratamiento mucho más colaborativo en este punto por parte de los empleados. Además, el 90% insiste en que el consumo de alcohol y drogas o los conflictos personales de los trabajadores pueden incrementar los riesgos psicosociales en las organizaciones.
En conclusión, más del 90% de las firmas creen que la normativa debería fomentar el compromiso de las personas con la gestión de la salud mental y no dejar la responsabilidad solo a las organizaciones.
Además, el 86% los participantes del Observatorio asegura que las Administraciones Públicas deberían dar mayor soporte para gestionar la salud mental de los trabajadores, y casi el 80% aboga por una colaboración público-privada para dar respuesta a las necesidades mentales de los empleados.
A la falta de preparación para dar una respuesta a la salud mental de los empleados que reconocen los encuestados, se suma la falta de cultura psicológica en el entorno laboral. El 71% de las empresas consultadas por Adecco confirma que no están preparadas para que los altos cargos y jefes reconozcan su vulnerabilidad y necesidad de apoyo psicoemocional. En este sentido, el 70% de las empresas reconocen que estos trabajadores carecen de formación en competencias como la resiliencia o gestión del estrés.
Para 8 de cada 10 empresas, las medidas de flexibilidad laboral no conllevan riesgos psicosociales en las empresas. De hecho, más del 90% aboga por una normativa que reconozca el equilibrio entre flexibilidad, control del tiempo de trabajo y desconexión.
Sin embargo, resulta dispar la percepción sobre la influencia del teletrabajo en la salud mental. Mientras que un 63% de las empresas confirma sus beneficios, el 37% se pronuncia en contra.