Según se señala en la última Memoria de la Fiscalía, dada a conocer hace unos días con motivo de la apertura del Año Judicial, los crímenes de odio cometidos haciendo uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han dado lugar a un incremento "importante" en el número de procedimientos incoados en 2016, al pasar de los 40 expedientes registrados en 2015 a los 99 en 2016, un incremento superior al 147%.
El Ministerio Público aclara que un número importante de las denuncias relativas a la difusión de contenidos ilícitos encuadrables, en principio, en el discurso del odio se presentan directamente ante la Fiscalía por los propios perjudicados o por asociaciones preocupadas por defender los intereses de las víctimas.
En este sentido, la Memoria indica que las diligencias de investigación del Ministerio Fiscal --expedientes iniciados por la Fiscalía, ya sea de oficio o por denuncia de particulares, colectivos o incluso de otras instituciones públicas-- relativas a delitos de odio ascienden a 82, integrando casi un 26% del total.
En total, en 2016, la Fiscalía realizó un seguimiento sobre 415 procedimientos judiciales sobre delitos de odio cometidos a través de canales físicos u 'online', siendo 37 por provocación al odio, la violencia o la discriminación. Además, el Ministerio Público abrió 134 diligencias de investigación, de las cuales 62 fueron por provocación al odio, la violencia o la discriminación.
En cuanto a los motivos de la discriminación, la Fiscalía indica que, de lo expresado por los Delegados en sus Memorias, se puede señalar como fundamentales al racismo y xenofobia, seguidos de orientación e identidad sexual y orientación política; aporofobia y discriminación por discapacidad.
Finalmente, el Ministerio Fiscal ha aclarado que el menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas "guarda relación" con los delitos de odio, "puesto que son cometidos asimismo por la condición del sujeto pasivo". "Pero no entendemos que el enaltecimiento público del terrorismo pueda tener la misma pena que la publicación de un tuit reenviando un chiste grosero, por muy ofensivo que pueda resultar", concluye.