El trabajo, que analiza casi 500 pronunciamientos judiciales, estudia el pormenor de las dictadas por asesinato u homicidio en las Audiencias Provinciales durante 2013, cuando estos tribunales emitieron 47 resoluciones sobre homicidio o asesinato de las que 45 eran condenatorias y dos, absolutorias: en un caso por falta de pruebas y en otro, porque se ordenó internamiento en un centro psiquiátrico.
En casi la mitad de esas 45 condenas por homicidio o asesinato se aplicaron atenuantes de la responsabilidad penal y hubo en particular 14 hombres que vieron reducida su pena de prisión por haber confesado el crimen, un 31,1 por ciento de todos los casos, según los datos del Observatorio.
Esta cifra supone un incremento del 6% respecto de 2012, cuando la eximente de confesión se aplicó en el 25% de los casos, y de un 7% frente a 2011, cuando consta en el 24% de las sentencias por asesinatos u homicidios machistas.
El informe recuerda que la eximente de confesión nació "con la finalidad de otorgar un tratamiento más favorable para aquél que facilite la investigación del delito" y "se aplica en la mayoría de los casos en los que, en algún momento o de forma permanente, el autor ha reconocido haber realizado los hechos, simplificando la instrucción".
"La confesión ha operado como la principal circunstancia atenuante de la responsabilidad criminal apreciada en sentencia, justificando la conveniencia de abordar el estudio de su supresión o reconsideración en delitos con resultado de muerte en violencia de género, cuando la ejecución del hecho o las circunstancias que lo rodean permitan sin dificultad atribuir la autoría al varón de la pareja sentimental, haciendo inoperante la motivación que justifica, con carácter general, su apreciación", dice el Grupo de Expertos.
Este es el razonamiento aplicado en varias sentencias que rechazan la eximente de confesión por "no aportar nada a la investigación del hecho o facilitar la instrucción", conforme explica el estudio.
Pone como ejemplo la dictada en la Audiencia de Jaén, en la que el tribunal rechaza la aplicación porque "si bien es cierto que el acusado tras realizar el hecho se dirigió al cuartel de la Guardia Civil para entregarse manifestando que había matado a su mujer, no es menos cierto que tal actuación nada aportó a la investigación de un hecho que se realizó en plena vía pública".
No obstante, la confesión no es el único atenuante que consideraron los jueces de las Audiencias Provinciales en estos crímenes mortales de violencia de género. En dos sentencias se apreció reparación del daño causado para rebajar la condena y en otras dos, el atenuante de arrebato, es decir, que el jurado dio por probado que el acusado estaba en un estado de "ofuscación" cuando mató a la mujer que era o había sido su pareja.
En otro caso se consideró atenuante de embriaguez, en otro se apreció alteración psíquica y en un tercero, el consumo o adicción a sustancias. Según explica el informe, la escasa incidencia de estos atenuantes analógicos "viene a fundamentar de manera científica que el alcohol y drogas no son la última causa de la violencia más extrema contra las mujeres, sino el ánimo de poder y control del hombre sobre la mujer".
"A pesar de que las defensas de los diferentes acusados han solicitado la atenuante por adicción o ingesta de alcohol u otras drogas en varios procedimientos, sólo en uno se consideró que esa adicción y/o ingesta disminuyera o anulara la capacidad de discernimiento del acusado de forma relevante", explica el informe.
Además, el Jurado ha rechazado gran parte de las atenuantes solicitadas por la defensa, como son arrebato u obcecación (en una decena de procedimientos); la analógica de embriaguez y/o eximente incompleta por grave adicción a alcohol y estupefacientes (al menos 8 casos) o la atenuante y/o eximente completa o incompleta por alteración/transtorno mental (una docena de procedimientos).
En otros cinco casos rechazaron esta alteración expresada como presión emocional, estado pasional o transtorno antisocial. "Finalmente también se rechazan otras atenuantes propuestas por la defensa como la analógica de confesión y de reparación del daño; y en un caso la 'motivación cultural' y la legítima defensa", expone el informe.