La idea de crear Clínicas Jurídicas se materializa en Estados Unidos, de la mano de Jerome N. Frank, profesor de la Universidad de Yale, que propuso la idea en un artículo que llevaba por título Why Not a Clinical Lawyer-School? Que fue publicado en el año 1933 en la revista University of Pennsylvania Law Review.
Frank abogaba por extender la enseñanza clínica, propia de los estudios de medicina en los que el estudio teórico se combina con prácticas hospitalarias reales, a la metodología usada en las aulas de Derecho. Para ello los alumnos trabajarían gratuitamente, debidamente apoyados por sus profesores, en la solución de casos jurídicos reales que plantearían personas sin recursos suficientes para acceder a los servicios de un abogado. Esto era especialmente importante, pues la crisis de 1929 había afectado gravemente la economía norteamericana y la realidad social del país era muy dura en aquellos años.
Los pilares de la idea de Frank eran, por tanto, trabajo real de los alumnos, apoyo de un profesor experto, gratuidad y finalidad social. Con ello se conseguiría que los alumnos aprendieran haciendo y, además, revertir en la sociedad los beneficios derivados de su aprendizaje práctico.
Este proyecto de Frank tardaría en ejecutarse y no sería hasta finales de la década de los sesenta del pasado siglo cuando se empezaron a ejecutar, en las Universidades estadounidenses, acciones que desarrollaron la idea de la enseñanza del Derecho mediante el método jurídico clínico.
Las Clínicas Jurídicas en España
El desarrollo de las Clínicas Jurídicas en España ha sido muy tardío, pues no han visto la luz hasta el presente siglo. Hasta la fecha sólo algunas Universidades ofrecen a los estudiantes de Derecho experiencias de aprendizaje basadas en el método jurídico clínico, habiendo sido pioneras de esta iniciativa las Universidades Carlos III, la de Barcelona y la de Valencia.
En las Clínicas Jurídicas se aborda el desarrollo de los trabajos de los alumnos de múltiples formas, desde la asesoría jurídica a cuestiones planteadas por diversas entidades sin ánimo de lucro –ya sea en modelos generalistas o especializadas en alguna materia concreta- a la asistencia jurídica especializada a concretos colectivos desfavorecidos; igualmente se han realizado acciones de Street Law, en las que los alumnos han actuado de divulgadores o formadores jurídicos en diversas materias, sobre las que han trabajado activamente en sus respectivas Clínicas Jurídicas.
El pro bono del abogado, y su realización en las Clínicas jurídicas
En las Clínicas Jurídicas hay un componente social esencial; sin él no existe la Clínica jurídica. La Clínica cobra sentido sólo si la sociedad se beneficia directamente del trabajo que los alumnos realizan durante su aprendizaje en ella.
En este sentido, los alumnos van a prestar un servicio social y van a conocer de forma muy directa la realidad y las necesidades del país en el que viven. En la actualidad, cuando la crisis económica ha generado situaciones de necesidad a una parte amplia de la ciudadanía, se hace necesario el esfuerzo de todos para prestar ayuda a los más desfavorecidos. El colectivo de profesionales del Derecho no puede quedar ajeno a ello y ese es un valor que debe fomentarse en los alumnos, dentro de su formación ética y en valores.
Las Clínicas Jurídicas acercan al alumno al pro bono (por el bien común) es decir, a la prestación gratuita y voluntaria de servicios profesionales a personas en especial situación de vulnerabilidad. En este acercamiento los alumnos no sólo ven la necesidad social existente, sino que también aprenden del compromiso realizado por el profesor clínico, profesional del Derecho, que es quien le acompaña en ese camino de aprendizaje activo, realizando a su vez una verdadera labor pro bono que es un modelo a seguir por los alumnos. Profesores y estudiantes impulsan así un cambio social, que será permanente en la medida que el alumno formado en estos valores incorporará a sus valores éticos la necesidad de su participación activa en la defensa de los derechos de los más vulnerables.
Para que se pueda trabajar en las Clínicas Jurídicas ayudando a los colectivos más desfavorecidos es necesario un estrecho contacto con el Tercer Sector. Los asuntos atendidos en ellas provienen siempre de entidades no lucrativas, fundaciones y asociaciones, cuya innegable utilidad pública las convierten en el “cliente”/beneficiario de las Clínicas Jurídicas; las entidades no lucrativas precisan asesoramiento jurídico en múltiples actividades y operaciones, en las que los alumnos pueden participar activamente y con alto grado de eficacia.
Una experiencia concreta: la Clínica Jurídica de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y la Fundación Fernando Pombo.
En septiembre del año 2013 inició su actividad la Clínica Jurídica UNIR-Fundación Fernando Pombo.
Está Clínica está sostenida en varios pilares: la experiencia en la ayuda jurídica al Tercer Sector de la Fundación Fernando Pombo (Fundación del Despacho Gómez Acebo & Pombo); la atención por los alumnos de consultas y casos jurídicos reales y vivos, planteados por los beneficiarios de dicha fundación; la multidisciplinariedad de los casos planteados, que abarcan prácticamente todas las ramas del Derecho; el constante apoyo a los alumnos por parte del profesorado clínico, aunque son los alumnos quienes finalmente proponen la solución del caso a los beneficiarios, y la diversidad de entidades no lucrativas con las que los alumnos trabajan. Se trata, pues, de ampliar el horizonte de conocimiento del alumno tanto en las materias sobre las que trabaja, como en la realidad social en múltiples campos (personas enfermas, ancianas, sin hogar o en situación de pobreza, etc.).
En lo que respecta a la forma de trabajo en esta Clínica Jurídica, al ser la Universidad Internacional de la Rioja-UNIR una Universidad e-learning, los alumnos realizan íntegramente el trabajo de forma on line, aprovechando las actuales posibilidades que ofrecen las herramientas de la información y las comunicaciones.
Por otro lado, la Clínica está dividida en niveles, que permite a los alumnos de diferentes perfiles y distinto grado de conocimiento del Derecho, participar en ella desde primer curso de grado. Los alumnos en ella trabajan divididos en grupo, asesorados y orientados por un profesor clínico, que les va mostrando la práctica del ejercicio profesional.
En el periodo que ha transcurrido desde el inicio de actividad de la Clínica se han realizado dos estancias cuatrimestrales, en las que casi un centenar de alumnos han resuelto un total de quince casos o consultas planteadas por diversas ONG. La valoración de la actividad realizada por los alumnos ha sido muy positiva, tanto a juicio de la Fundación Fernando Pombo como de las distintas entidades beneficiarias, que ha destacado la importancia de la ayuda prestada por los estudiantes como muy valiosa para el desarrollo de sus fines sociales.
El pasado 31 de marzo de 2014 se celebró un encuentro on line entre los alumnos, la Fundación Fernando Pombo y una representación de las entidades beneficiarias, Entreculturas y Jugaterapia, en la que estas fundaciones hicieron hincapié en la necesidad que tienen actualmente todas las ONG de recibir ayuda en el ámbito legal, para poder desarrollar su actividad normalmente y en la positiva experiencia que ha sido para ellas el haber recibido el asesoramiento de los alumnos en las consultas y casos que les habían planteado.
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