La candidatura «Primero Abogacía» acaba de ganar las elecciones para presidir la Agrupación de Jóvenes Abogados de Madrid (AJA) y que representará, los próximos 3 años, a 5435 abogados colegiados menores de 35 años o con menos de 5 años en el ejercicio de la profesión sin límite de edad.
Esta agrupación, que se define como «plural, transparente, abierta y democrática», nos visita en nuestra sede de Lefebvre-El Derecho, para hablar sobre su proyecto y reivindicaciones, en aras a dar un mayor protagonismo a esta generación de jóvenes muy bien formados que, pese a contar con varias carreras, máster e idiomas, se sienten ignorados por la abogacía madrileña, «a pesar de representar a casi un tercio del colectivo», como afirma Alberto Cabello, presidente del AJA.
Tras unas elecciones salpicadas de polémica por la existencia de dos censos diferentes de electores (hecho constatado por un notario) y varias impugnaciones (todas ellas rechazadas por la Junta de Gobierno del ICAM), el AJA va a luchar para que este tipo de actuaciones no vuelvan a repetirse. «Vengo de presentar unas alegaciones ante la Secretaría del ICAM por una queja deontológica. Me dicen que hemos manipulado a la prensa durante las elecciones. ¿Cómo se puede insultar así al periodismo, baluarte, junto con la abogacía, de la sociedad civil?», se pregunta Cabello, bastante indignado y muy crítico con la Junta de Gobierno, que presuntamente apoyó, según se hicieron eco los medios de comunicación, a la otra candidatura que pugnaba por la presidencia, «un AJA diferente».
Las tensiones se palpan a escasos meses de las próximas elecciones al Colegio de Abogados de Madrid, que tienen lugar a finales de este año. Para evitar que se repita una situación similar, les gustaría que la Confederación Española de Abogados Jóvenes (CEAJ) fuese garante en las próximas elecciones de jóvenes abogados y asegurar así un proceso «100% transparente y democrático».
Los candidatos al decanato del Colegio de Abogados de Madrid empezarán a postularse a partir del mes de mayo o junio. De momento no ha habido candidatura oficial, si bien nos comentan que hay un socio del despacho Baker Mckenzie «y de momento nada más». Cuando se les pregunta si contemplan presentarse, Cabello señala que «aún no lo sabemos, aunque apoyaremos cualquier candidatura que apueste por los jóvenes».
En efecto. Si algo define a este grupo es su firme apuesta por emprender acciones formativas encaminadas a orientar y apoyar al recién colegiado que, a pesar de toda su formación (grado en Derecho, Máster de acceso a la abogacía, prácticas y examen de acceso a la profesión) carece de la experiencia práctica, ya que la carrera de Derecho sigue siendo demasiado teórica. «En general, los jóvenes no redactan una demanda hasta que entran en un despacho», afirma Ana Puerto, vicepresidenta del AJA, abogada y politóloga. O el propio Cabello, que dice que «en la carrera no te enseñan cómo buscar jurisprudencia».
En este sentido, «el AJA es un hall de entrada en la abogacía», afirma su presidente, «suplimos la carencia del sistema formando al joven en nuevas competencias que hoy día se exigen a un abogado: habilidades directivas, de oratoria, de negociación, gestión de conflictos, pero también en temas de marketing, redes sociales e imagen de marca».
Han desarrollado un programa llamado «Ayuda en tu primer juicio», jornadas de formación gratuitas, en las que se enseña al abogado formalismos básicos: cómo dirigirse al juez, dónde sentarse en la Sala o cómo redactar la primera demanda. Cada uno de los miembros del AJA son expertos en un área (p.ej. Alberto Cabello, en derecho penal y civil, Ana Puerto, en propiedad intelectual, y Ángel Alonso, en derecho tributario), y cualquier abogado puede recurrir a ellos si tiene dudas de fondo en un asunto que esté llevando. Además, para hacer más fluida la comunicación, utilizan los chats del whatsapp para compartir dudas y ayudarse mutuamente.
Otro tema que les preocupa es el escaso presupuesto con el que cuentan para emprender estas acciones. Disponen de 25000€ al año que, «sin el IVA, no llega a 20000€. Escasamente llega a representar ni siquiera un euro por cada abogado joven que forma parte del Colegio», apunta Ángel Alonso, el tesorero de la formación. A ello se añade que no disponen de una cuenta propia para gestionarse y cada acción o jornada que quieren emprender ha de ser autorizada por la Junta de Gobierno del ICAM. Lo que ralentiza mucho los procesos y supone un menoscabo a la autonomía presupuestaria, de la que sí dispone, por ejemplo, la Agrupación Joven de Barcelona «GAJ Barcelona».
Así, otra medida que proponen es la creación de una Comisión de transparencia en el seno del ICAM- «además están obligados por la Ley de Transparencia», subraya Alonso- para conocer en qué se invierte el dinero que los colegiados pagan con sus cuotas mensuales al Colegio de Madrid, que dispone de 24 millones de euros anuales. «Nos gustaría tener constancia, por ejemplo, de los gastos concretos en salarios de los trabajadores del Colegio y de los gastos de representación de la Junta de Gobierno ya que no se recogen estrictamente en la Memoria de gastos del ICAM», afirman todos.
«Y además de explicar a los colegiados en qué se gasta el dinero y para qué sirve el Colegio, es importante que comunique bien las acciones que realiza», insiste Alberto Cabello. Consideran, además, que la formación no puede limitarse al Centro de estudios, ya que por temas de horarios es imposible acudir, y por coste, es muy cara y no garantiza una formación de calidad. Defienden jornadas gratuitas, formación online, y enseñanza avalada con un sello de calidad.
En este sentido, aplauden una iniciativa emprendida por el Colegio como es la creación de «Secciones» especializadas según el área del Derecho (un total de 35). Si bien echan en falta la existencia de una convocatoria abierta y tranparente para ocupar la dirección de cada una de ellas.
Proponen también que los mandatos en el ICAM sean limitados. En su caso, el anterior presidente del AJA, Juan Gonzalo Ospina, ha dado «un paso al lado», y ahora aporta su conocimiento y experiencia como vocal de la Agrupación.
Entre otras medidas, quieren luchar contra la precariedad del abogado joven y, en especial, contra la figura del «falso autónomo», defender un régimen fiscal más flexible y cesión de espacios de coworking para iniciar su actividad profesional (están negociando con la Comunidad de Madrid y con el Ayuntamiento para la cesión de espacios públicos).
Propuestas, todas ellas, encaminadas a potenciar, en general, el papel del abogado en la sociedad, como garante de libertades y derechos, y en particular, al abogado joven, que necesita abrirse camino y no sentirse solo.
Para lograrlo, sólo necesitan más reconocimiento y respaldo de «los mayores». Y tienen tres años por delante para demostrar, como asegura por teléfono Paloma Díaz, vicepresidenta 1ª de la Agrupación: «ser una de las generaciones más preparadas para ejercer la profesión de la abogacía».