Día Internacional del Abogado

Javier Royo Coll: "La inteligencia artificial es ya una herramienta indispensable para los abogados"

Entrevista
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Se celebra en honor al intelectual argentino, Juan Bautista Alberdi, quien comenzó la redacción de un tratado para la Constitución Argentina el 3 de febrero de 1852.

Con motivo del Día Internacional del Abogado entrevistamos a Javier Royo Coll para conocer mejor su trayectoria profesional, las principales herramientas tecnológicas que utilizan en el despacho o su opinión sobre la conciliación profesional o la salud mental. Es Counsel en la práctica de procesal y resolución de litigios en España de Dentons.

¿Cuáles son los motivos por los que decides ejercer como abogado?

Siempre he tenido idealizada la figura del abogado litigador, quizás por haber leído demasiado a John Grisham. Esto me llevó a estudiar Derecho, donde descubrí que la realidad de la profesión era bastante distinta a la de los libros de ficción. Nunca dudé de mi vocación, nunca me planteé opositar; siempre quise ser abogado de despacho. No tenía claro en qué especialidad acabaría, pero la posibilidad de ir a juicio y la litigación siempre me atrajeron.

En los primeros años como profesional, ¿cuáles fueron los mayores retos?

Uno de los mayores retos fue la gestión de grandes volúmenes de documentación. Desde mis inicios, tuve la suerte de participar en asuntos relevantes, pero para un abogado junior eso también significa enfrentarse a un sinfín de documentos que hay que analizar y procesar minuciosamente. Recuerdo jornadas interminables dedicadas exclusivamente a revisar documentación, que se repetían semana tras semana.

Es fundamental mantener el interés, el foco y la atención, porque del análisis de la documentación más básica depende la construcción de estrategias por parte del equipo. Tuve la suerte de contar con abogados que me guiaron y me ayudaron a entender la relevancia de este trabajo, que puede parecer repetitivo pero es esencial. En un despacho, el volumen de trabajo y la exigencia pueden ser abrumadores al inicio, pero con el tiempo aprendes a tener una visión global de los asuntos y a entender la importancia de cada análisis individual.

¿Qué herramientas tecnológicas tienen una mayor aportación para ti? ¿Nos puedes contar tu experiencia con la inteligencia artificial?

Desde la aparición de ChatGPT, he estado especialmente interesado en el impacto de la inteligencia artificial en nuestra profesión. Se ha hablado mucho de los riesgos que suponen las herramientas de automatización y escritura para los abogados, pero creo que la clave está en asumir que el desarrollo tecnológico es imparable y que es imprescindible adaptar nuestro trabajo a estas nuevas realidades.

Recuerdo que en mis primeras prácticas en un despacho aún se archivaban demandas mecanografiadas. Cuando salí de la facultad, no todo el mundo tenía el correo electrónico en el móvil. Son cambios que, con el tiempo, se integran en el día a día de la profesión sin que nadie lo cuestione. En mi opinión, la inteligencia artificial es ya una herramienta indispensable para los abogados. Facilita el análisis preliminar y asiste en la redacción, permitiendo trabajar con mayor agilidad y eficiencia.

No sustituye al abogado, ni creo que lo haga, pero sí es una herramienta que complementa nuestro trabajo y que debe utilizarse de forma inteligente. Al igual que a nadie se le ocurre navegar por internet sin usar un buscador, creo que ningún abogado puede afrontar un asunto sin apoyarse, en mayor o menor medida, en herramientas de automatización y análisis. Esto va de eficiencia y agilidad. Si no te apoyas en la tecnología, abogados más ágiles y eficientes lo harán, y acabarán sustituyendo a aquellos que decidan no subirse a esta ola tecnológica.

¿Crees que si tienes facilidad para gestionar la tecnología te permitirá un desarrollo profesional con más proyección? ¿Por qué?

Creo que la pregunta no es si la tecnología ayuda a proyectarse profesionalmente, sino si es posible desarrollarse sin ella. Y la respuesta es no.

En su día, hablar inglés abría puertas; hoy, no hablarlo las cierra. Con la tecnología pasará lo mismo (si no está pasando ya). No es que conocer y gestionar herramientas tecnológicas vaya a dar una ventaja competitiva, es que será una habilidad imprescindible para poder dedicarse a esta profesión. Basta recordar que hubo fotógrafos que se negaron a dar el salto a la fotografía digital porque creían que podrían seguir trabajando solo con fotografía analógica. Todos sabemos cómo terminó esa historia.

¿Qué proyectos han influido en mayor medida en tu desarrollo profesional?

Como mencionaba antes, los grandes proyectos son muy exigentes en dedicación y estudio, pero proporcionan un aprendizaje práctico difícil de obtener por otros medios. Por citar algunos de los más relevantes en mi carrera:

  • Administración concursal de un grupo pesquero español relevante. Fue mi iniciación en el mundo de la insolvencia, un área en la que he continuado trabajando a lo largo de los años.
  • Administración judicial de dos grupos de clínicas dentales. Gestionamos una situación cercana a la insolvencia, en el marco de una investigación penal conducida por la Audiencia Nacional y con un impacto considerable en el mercado.
  • Valoración para la resolución de una entidad financiera española. Trabajamos en un equipo multidisciplinar, del que aprendí muchísimo.
  • Asesoramiento en uno de los primeros procesos de reestructuración con la nueva ley concursal. La falta de precedentes nos obligó a innovar constantemente.

Trabajar en estos proyectos me ha permitido desarrollar un enfoque más integral, no solo desde la perspectiva jurídica, sino también desde la financiera y empresarial.

¿Qué aspectos te gustaría mejorar en la profesión y por qué?

Uno de los mayores problemas de esta profesión, y con muy difícil solución, es la conciliación de la vida personal y profesional. La abogacía es una profesión de prestación de servicios y, como tal, depende de las necesidades del cliente, lo que nos obliga a estar siempre disponibles. Es difícil gestionar esa incertidumbre constante: no saber qué va a necesitar un cliente, en qué plazo y qué disponibilidad tendrá el equipo.

La tecnología puede ayudar a aliviar parte de la carga de trabajo, pero, más allá de eso, creo que es necesario que el sector evolucione hacia modelos de trabajo más sostenibles, sin que ello implique perder eficiencia o competitividad.

Si 6 de cada 10 abogados sufren de ansiedad y casi la mitad han experimentado fatiga, pensamientos negativos y alteraciones emocionales, ¿qué medidas consideras que son imprescindibles para mejorar la salud física y mental de los abogados?

Es fundamental normalizar la conversación sobre salud mental en la abogacía. Pero no basta con hablar del problema, hay que tomar medidas concretas.

Es imprescindible fomentar una verdadera desconexión. No sirve de nada salir del despacho si luego se sigue trabajando desde casa. Es necesario garantizar tiempo de calidad con la familia, fomentar la práctica de deporte y respetar el descanso. Sin estas tres cosas, es imposible afrontar los retos diarios con la claridad mental y la energía necesarias.

En definitiva, si queremos abogados que trabajen bien y sean productivos, tenemos que asegurarnos de que no estén agotados ni física ni mentalmente.

Especial Día Internacional del Abogado

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