PROPIEDAD INTELECTUAL

Medios digitales y sitios de noticias. No hay parasitismo, sino simbiosis mutuamente beneficiosa y consentida

Tribuna
Ordenador-internet_EDEIMA20160906_0001_1.jpg

Con el proyecto de reforma parcial de la ley de propiedad intelectual, el Gobierno parece haber aceptado la exigencia de algunas empresas editoras de prensa de que se imponga por ley un canon irrenunciable y de gestión colectiva obligatoria a los sitios que agrupan fragmentos de noticias en Internet.

Esa reivindicación se basa, sin embargo, en la premisa falsa de que todos esos servicios parasitan a los medios de forma inconsentida. El planteamiento de esos editores omite deliberadamente que, en la mayoría de los casos, la aparición de sus contenidos en sistemas de búsqueda o agregadores de noticias no sólo es consentida, sino expresamente buscada por los propios editores. En efecto, los servicios de búsqueda de noticias, por ejemplo, otorgan generalmente a los editores de contenidos en Internet pleno control sobre el alcance con el que sus contenidos son recopilados, en el caso de que opten voluntariamente por que así sea. Así sucede, por ejemplo, con los principales buscadores de noticias, Google News, Yahoo News y Bing News. Esos servicios no reproducen ningún fragmento de las ediciones digitales de los medios sin el consentimiento de éstos. Son los editores quienes deciden libremente qué parte de sus contenidos pueden ser recopilados.

El editor de un sitio web tiene, entre otros medios para limitar o impedir la recopilación de sus contenidos (como las metaetiquetas o instrucciones en la cabecera HTTP) la posibilidad de incluir en su dominio un archivo de texto (conocido como "robots.txt"). En ese archivo se puede indicar al servicio de búsqueda qué contenidos puede rastrear y cuáles no. El editor tiene en su mano excluir del proceso artículos o secciones concretas del sitio web, o su totalidad. Esas restricciones pueden además ser específicas para uno o más motores de búsqueda, o dirigirse genéricamente al conjunto. El funcionamiento de esa herramienta es sencillo, y su uso está ampliamente extendido en Internet. Los editores españoles están perfectamente familiarizados con ella, y cada uno la utiliza del modo que considera conveniente.

En el momento de escribir este artículo, todos los diarios consultados (tanto elpais.com, como elmundo.es, abc.es y larazon.es) disponen de un archivo robots.txt en el que excluyen de los sitios de noticias los contenidos que consideran oportuno. Cualquier lector puede comprobar esto por sí mismo, accediendo a través de su navegador a la dirección en Internet del medio que desee, añadiendo la expresión "/robots.txt" (por ejemplo: "www.elpais.com/robots.txt"). Su navegador le mostrará inmediatamente un listado de carpetas que el editor permite (en inglés "allow") o no ("disallow") visitar a los robots de rastreo de los que se sirven los sitios de noticias para recopilar la información.

Algunos editores se empeñan en presentar a los buscadores de noticias como oportunistas que se apropian de sus publicaciones para lucrarse a costa de los periodistas. Sin embargo, la realidad es bien distinta. No es sólo que ningún editor de prensa importante de nuestro país ha optado por excluir sus contenidos de servicios como Google News, Yahoo News o Bing News. Es que además los propios editores incluyen con frecuencia junto a los artículos botones que permiten compartir directamente sus artículos en otros agregadores o en redes sociales (Menéame, Tuenti, Facebook) y habilitan canales RSS para que sus lectores puedan suscribirse a sus contenidos, a través de lectores personalizables como Feedly o Flipboard. Los editores optan así libremente por que sus artículos sean ampliamente difundidos y reproducidos por los sitios de noticias y los agregadores porque eso les da mayor difusión y visibilidad, generando un mayor tráfico de lectores hacia sus páginas, y finalmente provoca un aumento de los ingresos publicitarios de los medios.

Los sitios de noticias prestan por tanto a los editores, con el consentimiento de éstos, un servicio totalmente gratuito, en muchos casos, como el de Google News o Bing News, incluso sin publicidad. La colaboración entre buscadores de noticias y medios es mutuamente beneficiosa, y es, sobre todo, extraordinariamente beneficiosa para los consumidores de información. La reforma proyectada supondría un obstáculo para el desarrollo y la evolución de esta clase de servicios, contra los intereses de los propios medios y los de sus lectores.

Diversas voces se han posicionado frontalmente en contra del proyecto. Es el caso de la asociación con mayor número de editores de prensa de España, la Asociación Española de Editoriales de Publicaciones Periódicas y también de la Asociación Española de la Economía Digital (adigital). La medida cuenta también con el rechazo de los usuarios de agregadores de noticias como Menéame. Esta plataforma ha publicado recientemente estadísticas que acreditan que, como reacción espontánea y organizada de sus usuarios que han decidido dejar de promover sus noticias en la plataforma, los medios de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (que se ha posicionado expresamente a favor del proyecto) han perdido casi medio millón de visitas en apenas una semana.

En la reivindicación de un canon por la agregación de contenidos y fragmentos de noticias se quiere ocultar que el auténtico propósito de algunos medios es seguir beneficiándose del servicio que les prestan los agregadores, pero cobrando además por ello. La legislación actual permite a editores y a agregadores de noticias negociar libremente las condiciones de su relación, en particular, en su caso, la distribución de las rentas que se puedan generar. La solución está sin duda en esa negociación libre. La reforma propuesta impide sin embargo esa negociación, imponiendo a todos, incluidos los medios, una fórmula desequilibrada en supuesto beneficio de una de las partes. En lugar de ello, la propuesta debería centrarse en reforzar la posición de los medios persiguiendo a quien no respete su voluntad expresada a través de robots.txt o de cualquier otro protocolo análogo.


ElDerecho.com no comparte necesariamente ni se responsabiliza de las opiniones expresadas por los autores o colaboradores de esta publicación


PROPIEDAD INTELECTUAL

Medios digitales y sitios de noticias. No hay parasitismo, sino simbiosis mutuamente beneficiosa y consentida

Tribuna
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Con el proyecto de reforma parcial de la ley de propiedad intelectual, el Gobierno parece haber aceptado la exigencia de algunas empresas editoras de prensa de que se imponga por ley un canon irrenunciable y de gestión colectiva obligatoria a los sitios que agrupan fragmentos de noticias en Internet.

Esa reivindicación se basa, sin embargo, en la premisa falsa de que todos esos servicios parasitan a los medios de forma inconsentida. El planteamiento de esos editores omite deliberadamente que, en la mayoría de los casos, la aparición de sus contenidos en sistemas de búsqueda o agregadores de noticias no sólo es consentida, sino expresamente buscada por los propios editores. En efecto, los servicios de búsqueda de noticias, por ejemplo, otorgan generalmente a los editores de contenidos en Internet pleno control sobre el alcance con el que sus contenidos son recopilados, en el caso de que opten voluntariamente por que así sea. Así sucede, por ejemplo, con los principales buscadores de noticias, Google News, Yahoo News y Bing News. Esos servicios no reproducen ningún fragmento de las ediciones digitales de los medios sin el consentimiento de éstos. Son los editores quienes deciden libremente qué parte de sus contenidos pueden ser recopilados.

El editor de un sitio web tiene, entre otros medios para limitar o impedir la recopilación de sus contenidos (como las metaetiquetas o instrucciones en la cabecera HTTP) la posibilidad de incluir en su dominio un archivo de texto (conocido como "robots.txt"). En ese archivo se puede indicar al servicio de búsqueda qué contenidos puede rastrear y cuáles no. El editor tiene en su mano excluir del proceso artículos o secciones concretas del sitio web, o su totalidad. Esas restricciones pueden además ser específicas para uno o más motores de búsqueda, o dirigirse genéricamente al conjunto. El funcionamiento de esa herramienta es sencillo, y su uso está ampliamente extendido en Internet. Los editores españoles están perfectamente familiarizados con ella, y cada uno la utiliza del modo que considera conveniente.

En el momento de escribir este artículo, todos los diarios consultados (tanto elpais.com, como elmundo.es, abc.es y larazon.es) disponen de un archivo robots.txt en el que excluyen de los sitios de noticias los contenidos que consideran oportuno. Cualquier lector puede comprobar esto por sí mismo, accediendo a través de su navegador a la dirección en Internet del medio que desee, añadiendo la expresión "/robots.txt" (por ejemplo: "www.elpais.com/robots.txt"). Su navegador le mostrará inmediatamente un listado de carpetas que el editor permite (en inglés "allow") o no ("disallow") visitar a los robots de rastreo de los que se sirven los sitios de noticias para recopilar la información.

Algunos editores se empeñan en presentar a los buscadores de noticias como oportunistas que se apropian de sus publicaciones para lucrarse a costa de los periodistas. Sin embargo, la realidad es bien distinta. No es sólo que ningún editor de prensa importante de nuestro país ha optado por excluir sus contenidos de servicios como Google News, Yahoo News o Bing News. Es que además los propios editores incluyen con frecuencia junto a los artículos botones que permiten compartir directamente sus artículos en otros agregadores o en redes sociales (Menéame, Tuenti, Facebook) y habilitan canales RSS para que sus lectores puedan suscribirse a sus contenidos, a través de lectores personalizables como Feedly o Flipboard. Los editores optan así libremente por que sus artículos sean ampliamente difundidos y reproducidos por los sitios de noticias y los agregadores porque eso les da mayor difusión y visibilidad, generando un mayor tráfico de lectores hacia sus páginas, y finalmente provoca un aumento de los ingresos publicitarios de los medios.

Los sitios de noticias prestan por tanto a los editores, con el consentimiento de éstos, un servicio totalmente gratuito, en muchos casos, como el de Google News o Bing News, incluso sin publicidad. La colaboración entre buscadores de noticias y medios es mutuamente beneficiosa, y es, sobre todo, extraordinariamente beneficiosa para los consumidores de información. La reforma proyectada supondría un obstáculo para el desarrollo y la evolución de esta clase de servicios, contra los intereses de los propios medios y los de sus lectores.

Diversas voces se han posicionado frontalmente en contra del proyecto. Es el caso de la asociación con mayor número de editores de prensa de España, la Asociación Española de Editoriales de Publicaciones Periódicas y también de la Asociación Española de la Economía Digital (adigital). La medida cuenta también con el rechazo de los usuarios de agregadores de noticias como Menéame. Esta plataforma ha publicado recientemente estadísticas que acreditan que, como reacción espontánea y organizada de sus usuarios que han decidido dejar de promover sus noticias en la plataforma, los medios de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (que se ha posicionado expresamente a favor del proyecto) han perdido casi medio millón de visitas en apenas una semana.

En la reivindicación de un canon por la agregación de contenidos y fragmentos de noticias se quiere ocultar que el auténtico propósito de algunos medios es seguir beneficiándose del servicio que les prestan los agregadores, pero cobrando además por ello. La legislación actual permite a editores y a agregadores de noticias negociar libremente las condiciones de su relación, en particular, en su caso, la distribución de las rentas que se puedan generar. La solución está sin duda en esa negociación libre. La reforma propuesta impide sin embargo esa negociación, imponiendo a todos, incluidos los medios, una fórmula desequilibrada en supuesto beneficio de una de las partes. En lugar de ello, la propuesta debería centrarse en reforzar la posición de los medios persiguiendo a quien no respete su voluntad expresada a través de robots.txt o de cualquier otro protocolo análogo.


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