1. Hechos.
El grupo Kraft ejercita frente a la sociedad Gullón acción por infracción de derechos de marca y competencia desleal. La demanda se basa en un conjunto de marcas comunitarias y nacionales registradas por Kraft en torno a las siguientes formas y envases de galletas:
La acción se dirige contra la comercialización por Gullón de los dos envases de galletas que seguidamente se reproducen:
En su defensa, la demandada formuló diversas excepciones procesales (cosa juzgada y prescripción) así como una reconvención por falta de uso contra uno de los registros de marca.
La sentencia de apelación estima parcialmente la demanda y condena a Gullón al pago de una indemnización por los daños y perjuicios causados en un importe total de 323.450 Euros. El Tribunal Supremo revoca la Sentencia y absuelve a la demandada.
2. Pronunciamientos.
La sentencia del Tribunal Supremo analiza en primer término la reconvención por falta de uso que Gullón había interpuesto contra la marca figurativa tridimensional de Kraft consistente en el dibujo de una galleta en forma de sándwich. El hecho es que Kraft venía utilizando esta marca conjuntamente con la denominación “Oreo” dispuesta en su interior y este conjunto gráfico denominativo había sido objeto de un registro independiente de marca. Para el Tribunal esta circunstancia revela que la marca estaba siendo usada en forma distinta a como había sido registrada, ya que sin la denominación “Oreo” la forma tridimensional de la marca original encerraba “escasa distintividad”.
A continuación el Tribunal examina si el envase de galletas “morenazos” de la demandada supone una infracción de la marca envase de Kraft sobre sus galletas “Oreo” por aprovechamiento indebido de su notoriedad. La Sentencia recuerda la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que exige que para que apreciar esta modalidad de infracción es necesario que el público pertinente establezca un “vínculo” entre el signo y la marca de renombre.
Para el Tribunal, en el caso enjuiciado, la notoriedad de la marca de Kraft reside en el elemento denominativo (Oreo), que aparece muy resaltada en el envase por la dimensión de la letra. De ese modo “la ausencia de dicha denominación en el envase de la demandada sin que se introduzca alguna que se le parezca o evoque, facilita que el parecido en el resto de los elementos del envoltorio que constituye la reseñada marca tridimensional no sea suficiente para provocar una conexión que permita el aprovechamiento desleal de la marca notoria”.
A continuación el Tribunal examina si la comercialización por Gullón de sus galletas cookies podía suponer un acto de competencia desleal por confusión con respecto a la presentación flow pack de las galletas ChipsAhoy de Kraft.
La sentencia empieza por advertir en este punto: “una cosa es que, con frecuencia, en la valoración que encierra el juicio de confusión del art. 6 LCD se ponga de manifiesto que el empleo de denominaciones distintas en las formas de presentación, alguna de ellas con gran fuerza distintiva, impide que se genere riesgo de confusión para el consumidor, y otra distinta que con carácter general el empleo de denominaciones distintas evite el riesgo de confusión”. Sobre este particular la Sentencia es clara: “Cabe emplear denominaciones distintas, y, sin embargo, que la semejanza de los envases, por su forma, dimensiones y combinación de colores, genere riesgo de confusión al consumidor medio”.
Sin embargo, al aplicar esta doctrina al caso enjuiciado la Sentencia puntualiza: “Pero este no es el caso, pues la fuerza distintiva de ChipsAhoy! y su posición destacada en el envase de Kraft es tal que, aunque el envase de la demandada pueda asemejarse, la ausencia de la denominación ChipsAhoy! y la mención de una denominación genérica del producto (Cookies) impiden que en el consumidor pueda generarse riesgo de confusión, aunque sea en la modalidad de asociación, respecto del fabricante de ChipsAhoy!”.
Análogas razones sirven al Tribunal para desestimar la acción por competencia desleal basada en los actos de explotación del crédito ajeno que también había ejercitado Kraft contra el envase de cookies de Gullón. Señala el Tribunal en este punto: “En nuestro caso, para que el acto de competencia desleal se hubiera llevado a cabo por la demandada …hubiera sido necesario acreditar que el envase sin la mención a ChipsAhoy!, que es lo que se asemeja al empleado por la demandante, condensaba la reputación o prestigio de las galletas ChipsAhoy! Y de esto no existe ninguna acreditación. En realidad es el signo ChipsAhoy! el que condensa esta reputación o prestigio, por lo que su empleo o el empleo de otro semejante que permitiera aprovecharse de su prestigio sí justificaría la apreciación de un acto de aprovechamiento de la reputación ajena”.
3. Comentario.
Hay sentencias que resultan perniciosas por la interpretación que se puede hacer de ellas antes que por los pronunciamientos que realmente contienen. El mensaje simplista que se puede extraer de algunos pronunciamientos aislados no siempre coincide con la doctrina real que el Tribunal aplica en razón de los hechos concretos que en el caso se debaten. Y no hay que olvidar que el Tribunal está llamado a resolver cada caso en función del material procesal que las partes someten a su consideración y no de un supuesto interés general o de premisas de carácter doctrinal.
Una interpretación simplista de esta Sentencia del Tribunal Supremo pondría en peligro la posibilidad de perseguir las imitaciones confusorias de muchas marcas tridimensionales y productos. Bastaría, simplemente, con modificar el elemento denominativo para asegurarse una respuesta judicial contraria a la imitación. Pero no es esa la reflexión que debe inspirar esta Sentencia.
Si se repara en las imágenes de los envases enfrentados y se leen los pronunciamientos de la Sentencia con la debida ponderación se observará que para el Tribunal este caso se aparta de la doctrina general según la cual un cambio en la denominación entre productos o envases parecidos no exime de una condena por confusión. El problema en el caso enjuiciado es que el elemento denominativo juega un papel extraordinario en el conjunto y es el que aglutina, abstracción hecha de los restantes, la notoriedad del signo.
(Fuente de la información: ANUARIO ELZABURU 2015, recopilatorio de comentarios de jurisprudencia europea en materia de Derecho de Propiedad Industrial e Intelectual que realiza Elzaburu).
ENGLISH VERSION
Trade dress and infringement of a Community trademark by free riding on well-known character. Judgment of the Spanish Supreme Court of 2 September 2015.
1. Background.
The Kraft group filed proceedings against the company Gullón for trademark infringement and unfair competition. The complaint was based on the Community and national trademarks registered by Kraft in respect of the following cookie shapes and trade dress:
The action was directed against Gullón’s marketing of the following two designs of cookie packaging:
In its defence, the defendant made a number of peremptory pleas (arguing res judicata and the statute of limitations), and filed a counterclaim seeking revocation of one of the trademark registrations for non-use.
The appeal judgment partially upheld the complaint and ordered Gullón to pay the sum of 323,450 Euros as compensation for damages. The Supreme Court overturned the judgment and acquitted the defendant.
2. Findings.
The Supreme Court first of all analysed the counterclaim on grounds of non-use that Gullón had filed against Kraft’s figurative three-dimensional trademark consisting of a drawing of a sandwich-shaped cookie. Kraft had, in fact, been using that trademark in conjunction with the term “Oreo”, displayed in the centre of the cookie, and that word/device combination had been registered as a separate trademark. In the Court’s view, this showed that the mark was being used in a manner that differed from the way in which it had been registered, since without the term “Oreo”, the three-dimensional shape of the original trademark was “devoid of distinctive character”.
The Court then examined whether the packaging of the defendant’s “morenazos” cookies infringed Kraft’s packaging trademark for its “Oreo” cookies by taking unfair advantage of the well-known character of that trade dress. The judgment referred to case-law from the Court of Justice of the European Union according to which, in order to consider such infringement to have occurred, it is necessary for the relevant public to establish a “link” between the sign and the mark with a reputation.
The Court considered that in this case the well-known character of Kraft’s trademark lay in the word element (Oreo), which is highly prominent on the packaging due to the size of its lettering. Therefore, “the absence of that term from the defendant’s packaging, and the fact that no terms that are similar to it or that evoke it have been included, means that the similarity of the remaining components of the packaging that constitutes the three-dimensional mark in question is not sufficient for the purpose of producing a link that enables unfair advantage to be taken of the well-known trademark”.
The Court then examined whether Gullón’s marketing of its cookies could constitute an act of unfair competition due to confusion with regard to the flow pack trade dress of Kraft’s ChipsAhoy! cookies.
In that regard, the judgment commenced with the following warning: “the fact that in the assessment of confusion conducted pursuant to Art. 6 of the Spanish Unfair Competition Act it is often stated that the use of different word elements in trade dress, some of which are highly distinctive, prevents a likelihood of confusion among consumers from arising is one thing; the fact that the use of different word elements generally prevents a likelihood of confusion from arising is another thing entirely”. The judgment is clear on that point: “Different names can be used, and nevertheless, the similarity of the packaging, due to its shape, size and colour combination, can give rise to a likelihood of confusion among average consumers”.
However, when applying that doctrine to the case in question, the judgment points out that “this is not the case here, since the distinctiveness of ChipsAhoy! and its prominent position on Kraft’s packaging is such that, even if the defendant’s packaging were similar, the absence of the term ChipsAhoy! and the mention of a generic name for the product (Cookies) will prevent a likelihood of confusion from arising among consumers, even in the form of a likelihood of association, with respect to the manufacturer of ChipsAhoy!”.
The Court dismissed the unfair competition action based on exploitation of another’s reputation that Kraft had also filed against Gullón’s packaging for cookies on similar grounds. In that regard, the Court pointed out: “In this case, in order for the unfair competition act to have been perpetrated by the defendant ... it would have been necessary to demonstrate that the packaging (without the mention of ChipsAhoy!), which is similar to that used by the plaintiff, encapsulated the reputation or prestige of the ChipsAhoy! cookies, and that had not been demonstrated. It is actually the ChipsAhoy! sign which encapsulates that reputation or prestige, and so the use of that sign or a similar one that free rode on its prestige would warrant the consideration that unfair advantage had been taken of another’s reputation”.
3. Remarks.
There are judgments that are harmful because of how they can be interpreted rather than because of the findings that they actually contain. The simplistic message that can be extracted from some isolated findings does not always coincide with the doctrine actually applied by the court in view of the specific facts that are debated in the case. Furthermore, it should be borne in mind that the court is called upon to resolve each case on the basis of the material that the parties submit for consideration, not in light of an alleged general interest or doctrinal premises.
A simplistic interpretation of this judgment by the Supreme Court would jeopardise the possibility of pursuing confusing imitation of many three-dimensional trademarks and products. It would simply suffice to change the word element in order to ensure that the court ruled against the existence of imitation. However, that is not the reflection that this judgment should inspire.
By observing the images of the conflicting trade dress and carefully reading the findings of the judgment, it can be perceived that, in the Court’s view, this case moves away from general doctrine according to which changing the name on similar products or packaging designs does not rule out a finding of confusion. The problem in this case is that the word element plays an extremely important role in the mark overall, and it is that element which, over and above all others, epitomises the well-known character of the sign.
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