Está fuera de lugar hablar de la importancia de la tecnología cuando al entrar a leer este artículo, algo que le agradezco enormemente, habrá tenido que pinchar sobre algún enlace. Posiblemente pinchó ese enlace con su propio dedo desde su móvil o tablet. También puede que encontrara el enlace en algún app de presencia en redes como LinkedIn, Twitter o Google+, o incluso en algún curador de contenidos como Feedly o Flipboard, lo que ya le posicionaría respecto a otros compañeros – muchísimos – como un usuario avanzado en tecnología social o un consumidor de información ordenada en red. Si esto es así, le felicito, porque ya está realizando una gestión más competitiva de su actividad profesional y por tanto la de su despacho.
Pero este artículo no hace distinciones porque va dirigido a todos, ya que trata de desarrollar nuestro negocio, el de los servicios profesionales, y para eso estamos todos en el mismo barco, o como a mí me gusta decir, cada uno en su barco pesquero, unos más grandes con más pescadores, otros más pequeños, algunos en lancha motora, otros muchos en chalana a remo, pero todos, eso sí, saliendo a la mar a pescar. Y hoy en día se pesca también con otras redes.
Big Data y tratamiento de datos
No es tampoco novedoso decir que actualmente se genera una abrumadora cantidad de información diaria o datos. La información que antes tardaba décadas en crearse, hoy se genera en pocas horas. Un estudio realizado por Cisco revela que entre el 2011 y el 2016 la cantidad de tráfico de datos móviles crecerá a una tasa anual de 78%, así como el número de dispositivos móviles conectados a Internet excederá el número de habitantes en el planeta. El volumen de tráfico previsto para 2016 equivale por tanto a 33 billones de DVDs anuales, por lo que todo ese volumen de datos ha llevado a acuñar el concepto Big Data por su imposibilidad de analizar dicha magnitud de información con herramientas hasta ahora convencionales y que de hecho ya han pasado a ser denominadas tradicionales.
Aunque Internet es el mayor ecosistema donde se produce esa imparable e inmensa cantidad de datos, son muchos otros lugares, como los servidores y recursos de cada empresa donde se generan otros tantos datos con mucho valor por explotar. En otras industrias de servicios, se realizan estudios de mercado asociado a los lanzamientos de productos con datos extraídos de la información de la empresa para analizar qué esperan los consumidores y cómo responden a la ofertas. Por otro lado, datos llegados de las redes sociales, con beneficios ocultos que ofrecen y que todavía muchos están ahí por descubrir, se pueden cruzar con otras fuentes como las de información de búsquedas, y así tratar nueva información para conocer mejor a los clientes. Por tanto, como una empresa de servicios más, en la gestión de los despachos no queda más remedio que hacer uso de herramientas analíticas para alcanzar mayor productividad, porque cada vez es más necesario adelantarse a los consumidores y los abogados y sus despachos no pueden permitirse estar ajenos a ello.
Es por esto que es importante pensar ya en las bases de datos como parte fundamental y relevante de la gestión de nuestro despacho para que nos ayude a tomar decisiones en función de los análisis de los datos que se generan alrededor de nuestra actividad, y que sabiendo relacionar con plataformas de Big Data tomarían si caben mayor relevancia.
Tecnología predictiva. Predecir para prevenir.
Todas las búsquedas relacionadas de la palabra “gripe” en internet, ya sean de los propios enfermos o sus preocupados familiares, pueden ser analizadas para detectar patrones de dónde puede estar ocurriendo un brote. Google Flu Trends, comenzó a calcular la aparición de brotes de gripe analizando el tráfico de términos de búsqueda relacionados con esta enfermedad. Desde la Universidad de Rochester en Nueva York se aplicó la idea de analizar una gran muestra de datos de Twitter encontrando que eran capaces de predecir hasta ocho días antes cuando una persona podría caer enferma por la manifestación de los síntomas. En Harvard, a través de las búsquedas en Wikipedia sobre la enfermedad, generaron una aplicación que, al comparar los datos con las oficinas de control sanitario estadounidense, era capaz de predecir brotes de gripe con dos semanas de antelación y un margen de error del 0.27%.
Por otro lado, PredPol’s Software es un programa desarrollado por una startup californiana que permite a las fuerzas del orden prevenir la delincuencia mediante la generación de predicciones sobre los lugares y horarios sobre crímenes con mayor probabilidad de ocurrir. Minority Report ya está aquí.
Estos son solo dos ejemplos que atienden a necesidades tan básicas como la salud o la seguridad de las personas, pero la capacidad analítica predictiva permitirán a las empresas, y por tanto a los despachos, hacer un mejor uso de la información clave de su negocio, con tecnología que den una respuesta real al desarrollo de las organizaciones.
IBM ha presentado recientemente una serie de soluciones de tecnología avanzada que incluyen patrones estándar de analítica predictiva, con paneles de control interactivos sectoriales, entre los que destacan los mercados minoristas para tener más claro cómo pueden repercutir determinados productos en la facturación de la organización y así saber qué productos impulsar y cómo promocionarlos mejor, la banca o los seguros para predecir patrones de comportamiento y así diseñar ofertas más relevantes, medios de comunicación o publicidad para determinar el comportamiento del público y personalizar los impactos sobre los telespectadores, así como empresas de gestión patrimonial o incluso de la energía para predecir fallos y optimizar recursos.
En los despachos, la información todavía no se encuentra lo suficientemente estructurada con datos que hoy pueden ser muy valiosos en la documentación y generación de datos como una mayor información de los mercados donde se opera, las leyes aplicadas dentro de cada jurisdicción, la recurrencia, la geolocalización, el social media etc, datos que gestionados y tratados puedan ayudarnos a ejercer una abogacía preventiva en cuanto a que, por ejemplo, sepamos con anterioridad qué probabilidades – reales – hay de ganar un caso antes de comenzarlo o predecir las consecuencias de un cambio legislativo y en definitiva el trasladar al cliente un servicio de mayor valor añadido.
Posiblemente sea el sector de la abogacía uno de los que mayor esfuerzo deba de realizar en la incorporación de estas tecnologías por la resistencia casi cultural que ha reinado siempre entre los abogados. Por tanto, abogacía preventiva también será estar preparado para incorporar con naturalidad nuevos modelos de negocio dentro del mercado legal, que estarán fundamentados en tecnologías predictivas como las que hemos visto, e incluso tecnologías cognitivas como el proyecto Watson que ya están transformando el mercado legal como nunca se hubiera imaginado tan solo hace unas pocas décadas.
Ante todo esto ya existen profesionales que apuestan claramente por esta transformación, que quieren estar presentes y en primera fila cuando se den estos cambios, exploradores que intentan hacer presente el futuro de la abogacía a través de la aparición de nuevas corrientes como Legal Hackers, un movimiento global de abogados, técnicos y académicos que nace en 2011 en EEUU y cuya misión trata de explorar y desarrollar soluciones creativas para las dificultades que se dan entre la tecnología y la práctica legal, una corriente que afortunadamente ya tiene presencia en nuestro país en ciudades como Madrid o Barcelona.
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