Economistas y empresas de sectores estratégicos consideran que, aunque los precios deberían ir ajustándose, puede que algunos componentes del IPC no hayan tocado techo si no se toman medidas específicas

¿Qué efectos está teniendo la crisis de precios sobre el sector empresarial español?

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Pese a que en el mes de octubre ha habido una cierta moderación del IPC –que no así de la inflación subyacente, que se mantiene en el 6,2%–, continúan persistiendo elevadas tasas de inflación, ya no solo en España y en Europa, sino en la práctica totalidad de las economías más relevantes del mundo.

Foto inflacion y economistas_mg

La confluencia de diversos factores, que dan la explicación a los orígenes de esta alza generalizada de precios, ha causado ya efectos notables entre los distintos actores de la sociedad. En la Jornada organizada por el Consejo General de Economistas de España, que se ha celebrado en la sede de dicho Consejo General bajo el título ¿Qué efectos está teniendo la crisis de precios sobre el sector empresarial español?, ha participado un nutrido grupo de expertos y de directivos de empresas de sectores relevantes de la economía española que, desde diferentes prismas, han puesto en común sus experiencias, consideraciones y análisis para entender así el calado de esta circunstancia en el sector empresarial español.

La presentación de la Jornada ha corrido a cargo de Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España (CGE), y en ella han participado Vicente Salas (catedrático de Economía y profesor emérito de la Universidad de Zaragoza,), Juan Cuesta (socio director de ONEtoONE), Antonio Puig (socio responsable de auditoría en PICH BNFIX), Jesús Soto (director financiero del Grupo Dia) y Alfonso Porro (presidente del Gremio de Áridos de Cataluña). El coloquio que ha tenido lugar al final de la sesión ha estado moderado por Salvador Marín, director del Servicio de Estudios del CGE.

Todos los expertos y altos cargos de empresas que han participado en la jornada han advertido de que,  aunque los precios deberían ir ajustándose, puede que algunos componentes del IPC no hayan tocado techo si no se toman medidas más contundentes y específicas a nivel nacional y por sectores. También han coincidido en señalar que esta situación podría generar una desaceleración del consumo a corto plazo, que podría lastrar el crecimiento.

En la apertura del acto, el presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, ha señalado que “pese a las mejoras en el IPC, hemos de ser prudentes, no solo porque la tasa de inflación subyacente siga siendo elevada, sino también porque ya se están viendo signos de desaceleración de nuestra economía, por lo que podría incrementarse el déficit, la deuda y la tasa de paro más de lo previsto”. Pich también ha manifestado que  “para intentar reducir la brecha y el diferencial que genera una situación de alta inflación como la actual no basta con que las empresas reduzcan sus márgenes y que los trabajadores moderen sus salarios. En mi opinión, la situación actual requiere de un mayor esfuerzo común, más ágil y decisivo, que trate de repartir los costes derivados de la inflación promoviendo una cierta simetría entre agentes económicos, siendo por tanto clave que estén todos los que tienen que estar, no solo una parte, y junto a ello establecer un conjunto de medidas que verdaderamente sean capaces de penetrar en los distintos niveles y sectores de la economía española, tanto desde el lado de la demanda como de la oferta”. Para el presidente de los economistas, “si bien podría ser útil elaborar una cierta guía de recomendación para los precios/márgenes y los salarios del sector privado, también es cierto que regular en exceso y de forma permanente nunca es una solución idónea para una economía moderna y competitiva. Por ello, será difícil que este proceso tenga visos de éxito si, además de los citados, no involucramos y hacemos partícipes del esfuerzo común a todos aquellos agentes económicos que intervienen en las cadenas de oferta y demanda, como son los empleados públicos, pensionistas y todas las administraciones públicas a nivel nacional, autonómico y municipal, lo que coloquialmente denominamos como un `pacto de rentas´ real”.

Asimismo, Valentín Pich recordó que “es sumamente importante tener en cuenta que, aunque el proceso inflacionista tiene un comportamiento global, cada país debe poner el acento en su propia inflación, en sus rasgos comunes, no hacer seguidismo de lo que hagan otros países, tanto a nivel global o europeo, porque nuestro modelo de crecimiento es o puede ser diferente, así como nuestra propia estructura del empleo –privado privado y público–, legislación y otros parámetros, que necesariamente en un escenario económico como este es muy necesario no dejar de lado, ya que lo que puede funcionar en un caso puede que no lo sea en otro, de ahí la necesidad de pactos nacionales”.

A continuación, se han desarrollado tres breves ponencias. En la primera, Vicente Salas ha explicado los efectos económicos-contables, financieros y de gestión de la inflación. En la segunda, Juan Cuesta ha analizado las consecuencias que está teniendo la inflación en las operaciones de capital privado-capital riesgo. Y en la tercera, Antonio Puig ha expuesto la percepción que están teniendo los profesionales sobre la incidencia de la inflación en las empresas a las que asesoran.

Según Vicente Salas, “el incremento generalizado en los precios (inflación) por el aumento de los costes de la energía importada nos empobrece colectivamente. Las empresas pagarán su cuota en este empobrecimiento reduciendo sus beneficios debido a la combinación de limitaciones para trasladar los incrementos de costes a los precios, y la contracción de la actividad económica por la disminución de la demanda agregada. Por otra parte, la inflación devalúa los activos (tesorería) y los pasivos (deuda) con una renta fija, y mantiene el valor real de los activos (inmuebles en alquiler) y pasivos (acciones) con rentas indiciadas al nivel de precios”.

Para Juan Cuesta “la inflación tiene múltiples efectos en las inversiones de capital privado, generalmente siempre negativos. Por un lado, la inflación en los costes no siempre se puede repercutir, lo que redunda en reducción de márgenes. Por otro, la inflación se combate con subidas de tipo de interés, que encarecen la financiación bancaria, otra vez redundando en mayores costes y menores beneficios. Además, la inflación reduce el consumo y la inversión, afectando negativamente al crecimiento de ventas y por tanto de beneficios”.

Por su parte, Antonio Puig considera que “los efectos de la inflación tienen distinto impacto según la actividad desarrollada, afectando de forma significativa a las pequeñas y medianas empresas industriales, las cuales tras varios años de estabilidad en los precios, están obligadas a reaccionar rápidamente para adecuar sus precios de venta al fuerte y rápido incremento en los costes de materias primas y suministros”.

Tras estas tres intervenciones se ha desarrollado un COLOQUIO, que ha sido moderado por el director del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas, Salvador Marín, y en el que han participado el director financiero del Grupo Día, Jesús Soto, y el presidente del Gremio de Áridos de Cataluña,  Alfonso Porro.

El debate ha girado en torno a cuatro cuestiones clave:

Causas que afectan al sector debido a la inflación tanto por la oferta como por la demanda

Según Jesús Soto “la inflación no ha tocado techo todavía. Las causas que más afectan a nuestro sector están relacionadas con el shock de oferta, fundamentalmente por el incremento del coste de la energía y de materias primas alimentarias que afecta a toda la cadena de producción, incrementando el coste de los productos que compramos a nuestros proveedores así como a otras líneas de la cuenta de resultados (gastos de personal, transporte, alquileres, etc.). Esta inflación de oferta lo que hará será reajustar precios y costes y estaremos en un nivel distinto de lo que estábamos antes, pero creo que estabilizará en unos meses. Por lo que respecta a inflación de demanda entendida como consumo desmedido que incremente precios, no veo en estos momentos esta situación y, es más, puede que el consumo empiece a resentirse en el corto plazo. En nuestro sector esto se empieza a notar cuando vemos que los clientes incrementan su frecuencia de visita, con una cesta de la compra más pequeña y mayor peso de la marca propia”.

Por su parte, Alfonso Porro estima que “el sector extractivo, así como en la fabricación de materiales de construcción, no ha tenido grandes problemas en lo relativo a los llamados shocks de oferta y demanda. El sector se abastece mayoritariamente de materias primas próximas a su consumo y la influencia más importante ha sido el incremento del coste de combustible y el energético. En relación con la demanda de nuestros productos, hasta la fecha no ha influido de manera sustancial. Si bien es cierto que se empieza a notar una ligera desaceleración. Da la impresión de que la curva de crecimiento de costes se ha estabilizado por lo que podríamos entrar en un proceso de control de precios”.

Acciones de los bancos centrales y gobiernos durante el periodo inflacionario

Para Jesús Soto, “el principal objetivo es reducir la inflación a toda costa, pero dada la naturaleza de la inflación actual, no creo que la subida de tipos sea muy efectiva. Quizá pueda utilizarse de forma temporal y con subidas limitadas. Además, tiene consecuencias negativas en el mercado hipotecario, en la reducción de las valoraciones de los activos, etc. Por lo tanto, sí, pero con cuidado y subidas muy limitadas, como he dicho anteriormente. Respecto a las medidas a tomar, considero que deberían estar más relacionadas con política económica para mejorar productividad y competitividad de los países. Algunas de las medidas son a largo plazo, transformacionales, y esto es un tema que es difícil que aparezca en las agendas de las distintas administraciones. Según Soto, “sí que es cierto que las asociaciones sectoriales del retail han planteado la rebaja del IVA de ciertos productos al Gobierno, pero de momento no se ha producido ningún movimiento en este sentido. Aunque es un tema más complejo, sí que creo que hay una inflación larvada relacionada con el incremento de la masa monetaria como consecuencia de las políticas expansivas de los últimos años. Esa creación de dinero sí que ha podido incrementar el riesgo de inflación y puede hacer que vuelva a producirse un efecto inflacionario más adelante. Algunas prácticas que pueden afectar a la inflación han sido: Por un lado, los bancos centrales (La política del BCE, de comprar deuda pública, quizás tuvo sentido a corto plazo, pero genera inflación sin añadir valor a la economía; y la paquetización de créditos por parte de la Banca y su titulización que también compraba el BCE, vuelve a crear inflación). Por otro lado, la banca y los gobiernos: Tras la Covid que los bancos puedan dar crédito que garantiza el estado…. Como los ICOs. Esto ha creado dinero y, por tanto, otro riesgo inflacionario…. Y los gobiernos toman un rol como el de un banco central…. (hecho que no es solo en España sino también en otros países de la Unión). Los incrementos de déficit público y la emisión de deuda también tienen un efecto en ese posible riesgo inflacionario. Por otro lado, no hay que olvidar que la inflación ayuda a los estados a reducir la deuda como porcentaje del PIB”. “Llevamos años con la creación de dinero… y esta es la inflación que tiene el riesgo de aparecer. Quizás como medida del banco central y de los gobiernos habría que volver a los criterios de déficit público y porcentaje de deuda sobre PIB que hubo en el momento de creación del euro. Pero en estos momentos parece que la voluntad política está lejos de estos parámetros”, ha concluido Soto

Por su parte, Alfonso Porro considera que “siendo cierto que la inflación es, básicamente, una inflación de costes, la única manera que tenemos de reducir la misma pasa por una reducción de la demanda que fuerce a los costes hacia abajo, ya que si la demanda continúa manteniéndose a estos niveles, los precios no pararán de subir. Por tanto, los Bancos Centrales deben seguir con la política monetaria de subidas de tipos. A este respecto, creo que la cadencia es la correcta. Teniendo en cuenta que el factor inflacionario más importante es la energía, los gobiernos deberían revisar sus políticas energéticas para evitar en un futuro situaciones como la actual”

Recomendaciones para gestionar las empresas en momentos de inflación

“En nuestro caso –ha señalado Jesús Soto– hemos tenido conversaciones con el equipo de Argentina, que conocen bien cómo manejarse en estas situaciones, aunque allí la inflación está ligada especialmente a la emisión de moneda y pérdida de su valor ligada al déficit público que, como sabéis, es distinta de la inflación de oferta que tenemos ahora mismo en España. En el caso de nuestra compañía se ha estado realizando un esfuerzo por controlar los incrementos de costes buscando ahorros y mejoras de productividad. La búsqueda de flexibilidad en costes es un tema relevante que está en la agenda de las compañías. Por lo que respecta a los precios al cliente final, es cierto que se han subido pero menos de lo que los proveedores nos han subido a nosotros sus precios, lo que lleva a tensionar márgenes y a seguir buscando eficiencias en el resto de la cuenta de resultados, siendo muy estrictos en la gestión de costes que ya es un básico de la distribución alimentaria pero si cabe aún más. La realidad es que no se han pasado todos los incrementos de costes a precio y esto está tensionando las cuentas de resultados”.

A este respecto, Alfonso Porro ha señalado que “no es fácil recomendar y actuar en momentos como los actuales donde la incertidumbre es grande. Cualquier actuación actual puede quedar desfasada de manera rápida. Las empresas deben mantener por un lado la productividad y competitividad, y por otro los márgenes que garantizan su futuro. Existen dos factores muy importantes a tener en cuenta permanentemente. La política de precios, evitando pérdidas de rentabilidad, y la política de inversiones futuras, planificando la financiación de las mismas contemplando todos los escenarios posibles para poder actuar en función de los mismos, sean cuales sean”.

Traslado de la inflación a los salarios y el denominado "Pacto de Rentas"

Con respecto a esta última pregunta, Jesús Soto entiende que “los salarios son una parte importante de los costes de nuestro negocio. Nosotros estamos en este momento negociando el convenio colectivo en España. Evidentemente hay presión por incrementarlos, pero hay que entender también la situación de la compañía. Estoy seguro que llegaremos a un acuerdo que sea adecuado para todos. No tengo claro que un pacto de rentas sea la solución, pero llegar a acuerdos entre los agentes sociales siempre es positivo. En una economía como la española todos tenemos que seguir trabajando en el incremento de nuestra competitividad para que las compañías puedan crecer a largo plazo y generar empleo.

Por su parte, Alfonso Porro estima que “en un principio, la inflación no se ha trasladado a los salarios, dado que los incrementos pactados han sido inferiores a la inflación. De todas maneras, últimamente se está viendo una presión para que ello se corrija de una u otra manera. El problema es que los sindicatos quieren introducir en las negociaciones cláusulas de revisión en los mismos que son muy lesivas para las empresas, pues impiden una planificación correcta de los costes. Por todo ello, creo que un Pacto de Rentas es necesario para intentar dar estabilidad al sistema”.

A modo de conclusión del Coloquio llevado a cabo, Salvador Marín ha afirmado que “parece que queda constatado que las empresas y consumidores demandan un pacto de rentas global, ajustado a sus necesidades y teniendo en cuenta, además, las necesidades reales de los diversos componentes de las diferentes cadenas de valor y sectores; de no llevarse a cabo, muchos de los componentes del IPC no habrán tocado techo aún”.