
En plena tramitación parlamentaria del Proyecto de Ley de Administradores y Compradores de Créditos, por la que se transpone la Directiva europea sobre la materia, Angeco, la Asociación Nacional de Empresas de Gestión de Créditos, ha celebrado su III Foro para el Desarrollo, que ha reunido a las principales voces del ecosistema de la gestión del crédito en España, consolidándose como una cita clave del sector.
La jornada reunió en una mesa redonda moderada por Carlos Ruiz Cabrera, presidente de Angeco, a Alberto Ríos, director general de Conducta del Banco de España; María Peco, asesora jurídica de la Asociación Española de Banca (AEB); y Francisco Uría, Global Head of Banking & Capital Markets en KPMG. Los ponentes debatieron sobre el papel del sistema bancario ante el nuevo contexto regulatorio y las perspectivas del crédito en España, y, si bien coincidieron en la necesidad de la nueva normativa, apelaron a un equilibrio entre la transparencia y regulación del sector, y las nuevas obligaciones que se imponen a las empresas de recuperación por parte del Banco de España como nuevo supervisor.
Durante el encuentro, el director general de Conducta del Banco de España destacó que el papel de Angeco “es fundamental, tanto como vehículo de comunicación con el regulador -transmitiendo las expectativas del supervisor a las empresas del sector-, como impulsor de las relaciones internas entre la Asociación y las empresas de recobro asociadas, jugando un papel crítico para una interpretación homogénea y un impulso de buenas prácticas”.Además, Alberto Ríos avanzó que las obligaciones a las que se enfrentan los operadores “no son menores, por lo que es importante recalar en que la supervisión tiene un coste y la decisión de solicitar la autorización para operar en el mercado requiere de un análisis coste-beneficio”. En este sentido, sostuvo que desde el Banco de España “no nos planteamos la concesión de la autorización a la ligera, tienen que existir contratos concretos que contemplen de manera expresa que una compañía gestiona deuda impagada, es decir, que exista la certeza de que la entidad a la que vamos a autorizar tenga como actividad real la compraventa de créditos”. “Estamos a tiempo de hacer un buen balance entre la regulación y la transparencia del sector y que las cargas del cumplimiento de las nuevas obligaciones sean razonables y no distorsionen el mercado”, añadió.
Por su parte, María Peco señaló que lo importante es que se siga el espíritu de la Directiva europea, y subrayó la necesidad de contar con “una norma que no limite u obstaculice las ventas de carteras, sino una Ley que deje claras las obligaciones de cada parte, entidades financieras y servicers”. Además, apeló a una simplificación regulatoria en la línea seguida por Europa. “El sector financiero soporta una gran presión regulatoria desde hace años y es necesario optimizar la regulación más allá de hacer una mera transposición de la Directiva”, apostilló.
En la misma línea, Uría defendió que “la idea central de la nueva regulación debe ser la de cooperación e intercambio de información entre las partes”. Indicó, además, que, en aquellos aspectos en los que la norma ofrezca una interpretación clara, “serán los contratos entre entidades y servicers los que deban aportar esta precisión”. Concluyó asegurando que “esta nueva regulación es una nueva oportunidad, para un sector tradicionalmente sensible a riesgos legales y reputacionales”. No obstante, añadió, “las nuevas obligaciones tienen que aplicarse de manera razonable y que no que afecten negativamente a las entidades de recuperación de créditos”.
El programa incluyó, además, una ponencia de Blanca Bardín, directora del área de NewLaw en PwC, centrada en el impacto de la inteligencia artificial en la gestión de activos. Durante su intervención, Bardín explicó que, actualmente, “la IA se encuentra aún en una fase muy incipiente, aunque su capacidad – especialmente en redes neuronales- se duplica cada tres meses y medio por lo que asistimos al cambio de una era que nos impide gestionar las organizaciones como hasta ahora”. En su opinión, “estamos subestimando el papel de la IA a largo plazo” por lo que, sostuvo, “es necesario reconceptualizar los modelos de negocio”. El reto, aseguró, “no es focalizarnos en hacer las cosas más rápido y gestionar más volúmenes, que eso ya lo hacemos, sino pasar de esa automatización a una verdadera innovación”. Entre los factores clave para una adopción exitosa de la IA, destacó la gobernanza del dato, la interdisciplinariedad, la cultura organizativa y la iteración. Y aseguró que “la clave está en definir qué queremos para nuestras empresas, prestando atención a la formación, la ética y abordando los sesgos”.
Finalmente, la jornada contó con una intervención inspiradora de la psiquiatra Marian Rojas Estapé, quien abordó la gestión emocional en entornos laborales de alta exigencia.