Hechos
La sociedad lituana SEKMADIENIS Ltd. (en adelante, la «Compañía») llevó a cabo una campaña publicitaria para una línea de productos de moda. Esta campaña consistía en tres anuncios mostrados en veinte carteles situados en la vía pública de la ciudad lituana de Vilnius y la web del diseñador. Los anuncios en cuestión consistían en imágenes acompañadas de las siguientes frases.
1) “¡Jesús, qué vaqueros!”
2) “¡Querida María, qué vestido!”
3) “¡Jesús [y] María qué lleváis puesto!
En septiembre y octubre de 2012, la Autoridad Estatal para la Protección de los Derechos de los Consumidores de Lituania recibió reclamaciones pidiendo la retirada de los anuncios y la imposición de una multa alegando que eran contrarios a la moral y el orden público.
Tras recibir las reclamaciones, dicho organismo realizó consultas a los siguientes entes:
- La Agencia de Publicidad Lituana, organismo de autorregulación de la industria publicitaria en Lituania, emitió una opinión indicando que los anuncios vulneraban los Principios Generales y los artículos 1 (decencia) y 13 (religión) del Código de la Ética Publicitaria de Lituania.
- El Órgano Estatal de Inspección de Productos No Alimentarios, emitió un informe desfavorable, estimando que los anuncios no deben incluir declaraciones o imágenes que ofendan sentimientos religiosos.
- La Conferencia Episcopal, la autoridad representante de la Iglesia Católica en Lituania también fue consultada. Ésta mostró también su rechazo por entender que Cristo y la Virgen María, como símbolos de Fe, representan ciertos valores morales y personalizan la perfección ética y que, por tanto, un retrato inapropiado de ellos en piezas publicitarias supone una frivolización de estos valores que además promocionan un estilo de vida incompatible con los principios de una persona religiosa. En definitiva, en su opinión, la degradación y distorsión de un símbolo religioso con el propósito de cambiar su significado es contrario a la moral.
Finalmente, la Autoridad Estatal para la Protección de los Derechos de los Consumidores adoptó una decisión contra la Compañía, imponiendo una multa de 580 € en aplicación del artículo 4, apartado 2, número 1 de la Ley de Publicidad: “la publicidad será prohibida si vulnera la moral pública”.
La Compañía presentó un recurso frente al Tribunal Administrativo Regional de Vilnius alegando principalmente los siguientes argumentos:
- “¡Jesús!”, “¡Querida María!” y “¡Jesús [y] María!” son expresiones extendidas que se utilizan habitualmente como injerencias emocionales en Lituania, las cuales se añaden en el anuncio a modo de juego de palabras y no como una referencia a la religión.
- La Ley de Publicidad no prohíbe expresamente el uso de imágenes religiosas, sino únicamente cuando pueden ofender sentimientos de otros o incitar al odio. En este sentido, las quejas de unos cientos no son suficientes para concluir que la mayoría de la gente religiosa de Lituania ha sido ofendida.
- Los anuncios son el resultado de una creación artística amparada bajo la libertad de expresión que garantiza la Constitución de Lituania.
El recurso fue desestimado y la Compañía apeló la sentencia ante el Tribunal Supremo Administrativo, que volvió a emitir un fallo desestimatorio en abril de 2014.
El presidente del Tribunal Supremo Administrativo solicitó al Tribunal que se revisara si había tenido en cuenta adecuadamente el argumento relativo a la libertad de expresión alegado por la Compañía. Un panel diferente revisó el caso y rechazó la reapertura del mismo, indicando que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y que puede ser restringido, siendo precisamente unas de las restricciones permisibles la estipulación del artículo 4.2.1) de la Ley de Publicidad.
En octubre de 2014 la Compañía demandó a la República de Lituania ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante, TEDH) sobre la base del artículo 10 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (libertad de expresión).
Pronunciamientos
Teniendo en cuenta las alegaciones de las partes, el TEDH entró a analizar cuatro cuestiones para determinar la concurrencia de una vulneración del derecho a la libertad de expresión, aunque en este comentario nos centramos en la siguiente:
a) Si la restricción era necesaria en una sociedad democrática.
No se excluye que una expresión no ofensiva pueda tener un impacto ofensivo en ciertas circunstancias. No obstante, no todo uso de símbolos religiosos puede ser considerado una violación del artículo 4 de la Ley de Publicidad de Lituania, sino que se requiere un cierto razonamiento sobre por qué la forma de expresión elegida por la Compañía era contraria a la moral pública.
En este caso, los razonamientos de los tribunales nacionales eran declarativos y vagos, no entrando a explicar suficientemente por qué la referencia a símbolos religiosos eran ofensivas en los anuncios más allá de indicar que se trataba del uso de símbolos religiosos para fines no religiosos. Por ejemplo, indicándose que los anuncios “promocionan un estilo de vida incompatible con los principios de una persona religiosa” sin explicar cuál es ese estilo de vida y de qué manera los anuncios estaban promocionando esto.
El TEDH hace hincapié en que la libertad de expresión se extiende a ideas que ofenden, escandalizan o perturban. En una sociedad pluralista y democrática, aquellos que eligen ejercitar la libertad de manifestar su religión no pueden esperar quedar exentos de toda crítica, teniendo que tolerar y aceptar la negación por parte de otros de sus creencias, e incluso la propagación de doctrinas hostiles a su fe.
No puede asumirse que todos aquellos que profesen la religión cristiana vayan a considerar los anuncios ofensivos. Ahora bien, incluso aunque se asumiera que la mayoría de la población lituana considera que los anuncios son ofensivos, sería incompatible con los valores subyacentes del Convenio que el ejercicio de los derechos por parte de un grupo minoritario quede condicionada a la aceptación de la mayoría.
En este sentido, los tribunales nacionales dieron absoluta primacía a la protección de los sentimientos religiosos, sin tener adecuadamente en cuenta el derecho a la libertad de expresión de la Compañía. Por tanto, en este caso, la restricción impuesta no era necesaria en una sociedad democrática.
Por todo lo anterior, el TEDH resuelve de manera unánime sosteniendo que existe una violación del artículo 10 del Convenio.
Comentario
El derecho a la libertad de expresión no es absoluto y puede estar sometido a las formalidades, condiciones, restricciones o sanciones que el legislador nacional considere necesarias, en el marco de una sociedad democrática, para la defensa de la moral y otros elementos de vital importancia para la sociedad (la seguridad nacional, la integridad territorial, la salud, la prevención del delito, etc.). Por otro lado, la moral pública es un concepto difuso y dinámico, que puede cambiar y evolucionar de acuerdo con los valores de la sociedad en un momento dado.
Esta falta de precisión y concreción hace que la relación entre la protección de la libertad de expresión y la moral pública resulte compleja y que el margen de apreciación de los tribunales nacionales sea muy amplio, especialmente cuando puede afectar a sentimientos religiosos.
No hay que olvidar que el ejercicio de la libertad de expresión conlleva deberes y responsabilidades y que, entre ellas, existe el deber de garantizar el goce pacífico de los derechos garantizados en el artículo 9 del Convenio (libertad de pensamiento, de conciencia y de religión) a los seguidores de tales creencias. Esto incluye el deber de evitar, en la medida de lo posible, una expresión que, en relación con los objetos de veneración, sea gratuitamente ofensiva para otros y profana (ver sentencias del TEDH: Otto-Preminger-Institut v. Austria, párr. 49; Murphy v. Ireland, párr. 65; İ.A. v. Turkey, párr 24; Wingrove v. the United Kingdom, párr. 52; Giniewski v. France, párr. 43; y Klein v. Slovakia, párr. 47).
No cabe concluir a raíz de esta sentencia que todo uso de símbolos religiosos con fines comerciales está permitido. Tendrá que realizarse un balance adecuado entre la moral pública y la necesidad de restringir el derecho a la libertad de expresión en cada caso; todo ello desde la perspectiva de una sociedad democrática y razonando de forma suficientemente concreta de qué manera el uso de dichos símbolos supone una ofensa a la moral pública.
Autor: Agustín Alguacil. Anuario Elzaburu, Edición 2018 (recopilatorio de comentarios de jurisprudencia europea en materia de Derecho de Propiedad Industrial e Intelectual que realiza Elzaburu).
Sentencia del TEDH de 30 de enero 2018 proveniente de la base de datos NEO. Más información y posibilidad de probar gratuitamente el producto en https://www.efl.es/catalogo/bases-de-datos-juridicas-neo
Versión en inglés:
Use of images representing the Catholic religion in advertising: public morals v. freedom of expression. Judgment of the European Court of Human Rights of 30 January 2018, Sekmadienis (Case 69317/14).
1. Background. The Lithuanian company SEKMADIENIS Ltd. (hereinafter the “Company”) ran an advertising campaign for a line of fashion products. This campaign was comprised of three advertisements displayed on twenty billboards located in public spaces in the Lithuanian city of Vilnius and on the designer’s website. The adverts in question consisted of the following images:
1) “Jesus, what trousers!”
2) “Dear Mary, what a dress!”
3) “Jesus [and] Mary, what are you wearing!”
In September and October 2012, the Lithuanian State Consumer Rights Protection Authority received complaints demanding the removal of the adverts and the imposition of a fine, arguing that they were contrary to public morals and order.
Upon receiving the complaints, the aforementioned authority sought the opinion of the following bodies:
- The Lithuanian Advertising Agency, a self-regulatory body for the advertising industry in Lithuania, issued its opinion that the advertisements breached the General Principles and Articles 1 (decency) and 13 (religion) of the Lithuanian Code of Advertising Ethics.
- The State Inspectorate of Non-Food Products issued an unfavourable report, finding that the adverts should not include statements or images that offend religious feelings.
- The Lithuanian Bishops Conference, the authority representing the Catholic Church in Lithuania, was also consulted. It also expressed its disapproval, considering that Christ and the Virgin Mary, as religious symbols, represent certain moral values and embody ethical perfection. Thus, an inappropriate depiction of them in the advertisements in question encourages a frivolous attitude towards these values that also promotes a lifestyle which is incompatible with the principles of a religious person. Its conclusion was that degrading and distorting religious symbols by purposely changing their meaning is contrary to public morals.
Finally, the State Consumer Rights Protection Authority adopted a decision against the Company, imposing a fine of €580 pursuant to Article 4, Section 2, Number 1 of the Law on Advertising: “advertising which violates public morals shall be prohibited”.
The Company lodged an appeal with the Regional Administrative Court of Vilnius principally putting forward the following arguments:
- “Jesus!”, “Dear Mary!” and “Jesus [and] Mary!” are well-known expressions commonly used as emotional interjections in Lithuania, which were added to the advert as a play on words and not as a reference to religion.
- The Law on Advertising does not expressly prohibit the use of religious images, only when they may offend the feelings of others or incite hatred. In this sense, the complaints of a few hundred people are not sufficient to conclude that the majority of religious people in Lithuania have been offended.
- Advertisements are the result of artistic creations protected by the freedom of expression guaranteed by the Constitution of Lithuania.
The appeal was dismissed, and the Company appealed the judgment to the Supreme Administrative Court, which likewise issued a ruling dismissing that appeal in April 2014.
The President of the Supreme Administrative Court requested the Court to review whether it had appropriately taken into account the argument relating to freedom of expression asserted by the Company. A different panel reviewed the case and refused to reopen proceedings, indicating that freedom of expression is not an absolute right and that it may be restricted, with one of the permitted restrictions precisely being that stipulated in Article 4.2.1) of the Law on Advertising.
In October 2014, the Company lodged a complaint against the Republic of Lithuania with the European Court of Human Rights (hereinafter ECHR) relying on Article 10 of the Convention for the Protection of Human Rights and Fundamental Freedoms (freedom of expression).
2. Findings. Taking into consideration the arguments of the parties, the ECHR assessed four aspects to determine the existence of a violation of the right to freedom of expression although here we will focus on the following:
a) Whether the restriction was necessary in a democratic society
It cannot be ruled out that a non-offensive expression may cause offence under certain circumstances. However, not all use of religious symbols may be considered an infringement of Article 4 of the Lithuanian Law on Advertising. A certain degree of consideration must be given to why the type of expression chosen by the Company was contrary to public morals.
In this case, the reasoning of the national courts was declaratory and vague, without providing sufficient explanation as to why the reference to religious symbols was offensive in the adverts beyond simply indicating that it was a case of the use of religious symbols for non-religious purposes. For example, it stated that the adverts “promoted a lifestyle which was incompatible with the principles of a religious person” without explaining what that lifestyle was and how the advertisements were promoting it.
The ECHR emphasised that freedom of expression extends to ideas which offend, shock or disturb. In a pluralist democratic society, those choosing to exercise their freedom to manifest their religion cannot expect to be exempt from any criticism, thus having to tolerate and accept the denial of their beliefs by others, and even the propagation by others of doctrines hostile to their faith.
It cannot be assumed that all Christians will consider the adverts offensive. Conversely, even if it were assumed that the majority of the Lithuanian population did consider the advertisements to be offensive, it would be incompatible with the underlying values of the Convention that the exercise of rights by a minority were dependent on the acceptance of those rights by the majority.
In this sense, the national courts gave full precedence to the protection of religious feelings, without appropriately taking into account the Company’s right to freedom of expression. Therefore, in this case the restriction imposed was not necessary in a democratic society.
In light of the foregoing, the ECHR unanimously ruled that there was a breach of Article 10 of the Convention.
3. Remarks. The right to freedom of expression is not absolute and may be subject to the formalities, conditions, restrictions or sanctions deemed necessary by the national legislator, within the framework of a democratic society, to defend morality and other elements of vital importance for society (national security, territorial integrity, health, crime prevention, etc.). On the other hand, public morals are a vague and dynamic concept, which may change and evolve in accordance with the values of society at a given point in time.
This lack of precision leads to a complex relationship between protection of freedom of expression and public morals, meaning that national courts have a very broad margin of appreciation, in particular when religious feelings may be affected.
We should not forget that the exercise of freedom of expression entails duties and responsibilities and that, among these, is the duty to guarantee the peaceful enjoyment of the rights guaranteed under Article 9 of the Convention (freedom of thought, conscience and religion) for those holding such beliefs. This includes the duty to avoid, as far as possible, any expression which, in relation to objects of veneration, may be gratuitously offensive to others or profane (see judgments of the ECHR: Otto-Preminger-Institut v. Austria, par. 49; Murphy v. Ireland, par. 65; İ.A. v. Turkey, par. 24; Wingrove v. the United Kingdom, par. 52; Giniewski v. France, par. 43; and Klein v. Slovakia, par. 47).
It cannot be concluded from this judgement that any use of religious symbols for commercial purposes is permitted. An appropriate balance must be established between public morals and the need to restrict the right to freedom of expression in each case; all from the standpoint of a democratic society and with sufficiently precise consideration given as to why the use of such symbols may be offensive to public morals. Agustín ALGUACIL
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