Entrevistamos al equipo ganador conformado por José Ramon Moratalla, Lucía Loza, Gonzalo Alessandrelli, Mariela Fernandez y Alisson Ojeda, quienes nos contaron sobre su experiencia en el evento
José Ramon, podrías contarnos un poco en qué consiste la solución ganadora que habéis presentado en el Hackathon?
La solución que hemos propuesto desde nuestro grupo para el Hackathon la hemos denominado Smart Prop. Supone crear un agente IA armado con la tecnología de IA Generativa GenIA-L de Lefebvre. Esta solución o herramienta persigue facilitar la labor de los administradores de fincas y la convivencia en las comunidades de propietarios. Además, Lefebvre cuenta con obras que lideran el sector editorial legal de la Propiedad Horizontal, como son su famoso Memento Propiedad Horizontal y su base de datos jurídica especializada NEO Propiedad Horizontal.
Con GenIA-L de Lefebvre garantizamos plenamente la seguridad y privacidad máxima en la formulación, gestión y respuesta a las consultas, así como la certeza, validez y actualidad jurídica en las respuestas que se aporten.
Desde tu perspectiva, ¿Qué conocimientos o habilidades estratégicas cabe aportar al equipo para desarrollar una solución de IA con verificación legal tan innovadora?
Yo formo parte del Departamento de Estrategia e Innovación de Lefebvre España y coordino el análisis de mercado e inteligencia competitiva, por lo que en cierta medida juego con ventaja en mi grupo del hackathon al disponer de un conocimiento y visión experimentada de lo que existe, ha existido, y las tendencias y oportunidades que presenta y ofrece el mercado.
Pero insisto, nuestra propuesta ganadora del hackathon ha sido labor de equipo; muchas gracias a mis compañeros: Alisson, Gonzalo, Lucía y Mariela.
Y es que nuestro equipo ha estado compuesto con perfiles muy interesantes y diversos, pero que presentan unas cualidades y valores comunes que entre todos hemos compartido, como son: la curiosidad, el inconformismo, el sentido crítico, la motivación, el gusto por la innovación y el sentido práctico y de procura de la eficiencia a la hora de aportar soluciones a las necesidades que presenta el mercado.
En definitiva, un cúmulo de actitudes y aptitudes ganador, por lo que creo que al igual que en la novela de Agatha Christie "Asesinato en el Orient Express", o como dice el refrán castellano de "Entre todos la mataron y ella sola se murió", la culpa del éxito de hacernos con el primer premio en la edición 2025 del Hacktathon de Lefebvre ha sido compartida y, diría más, la responsabilidad ha sido y es solidaria.
Lucía, ¿Cuáles fueron los principales desafíos legales y éticos que anticipaste al desarrollar una solución de IA para asistir a los administradores de fincas y las comunidades de propietarios, y cómo los abordaron?
Anticipamos tres desafíos clave. El primero, la protección de datos y el cumplimiento del RGPD. Lo abordamos diseñando SmartProp desde cero con la seguridad en mente: cada usuario tiene acceso único y la aplicación cumple rigurosamente la normativa.
Luego vino el desafío de la confianza en la información. Una IA puede "alucinar", ¿verdad? Y en temas legales, eso es un desastre. La gente necesita respuestas fiables, no suposiciones. Así que nos obsesionamos con la precisión. No queríamos una IA que diera respuestas genéricas, sino que "supiera" de dónde venía la información. Por eso, nuestras respuestas no son solo "respuestas", son respuestas verificadas. Siempre citamos la ley o el documento original, incluso destacando el artículo exacto en el que se basa. Queríamos que el vecino, o el administrador, pudiera decir: "Ah, vale, esto no es la IA inventándoselo, ¡esto está en el reglamento de la comunidad!". Y sí, incluso pueden descargarse un PDF con todas esas referencias, lo que da una tranquilidad enorme
Finalmente, y no menos importante, estaba la parte humana. Por muy inteligente que sea una IA, hay situaciones donde el contacto humano es irremplazable. ¿Qué pasa si la IA no entiende algo, o si la consulta es demasiado compleja o emotiva? Teníamos claro que SmartProp no podía ser una barrera, sino un puente. Así que incorporamos un sistema de escalamiento a un experto humano. Si la IA detecta que la consulta es muy compleja, o si el propio usuario lo pide, la conversación se deriva a un administrador o a un consultor legal real. Y lo mejor es que la IA le pasa al humano un resumen automático del contexto de la consulta, para que no tenga que volver a preguntar todo desde cero. Así, se mantiene la fluidez y, sobre todo, la confianza del usuario. Al final, se trata de que la tecnología sirva a las personas, no al revés.
Desde tu perspectiva, ¿cómo crees que esta solución de IA Generativa legal podría cambiar el panorama de la relación entre administradores de fincas y vecinos, especialmente en términos de transparencia y resolución de conflictos?
Primero, en cuanto a la transparencia, la diferencia va a ser brutal. Imagina esto: un vecino tiene una duda a las diez de la noche sobre el horario de la piscina, o sobre si puede poner plantas en el balcón. Antes, tenía que esperar al día siguiente, llamar al administrador y, con suerte, recibir una respuesta rápida. Ahora, con SmartProp, puede preguntar en cualquier momento, desde su móvil o el ordenador, y obtener una respuesta verificada al instante. No es una respuesta cualquiera, es una respuesta basada en los documentos de SU comunidad, citando el artículo exacto. Esto empodera al vecino, le da autonomía y, de repente, la información ya no es un privilegio del administrador, sino un derecho accesible para todos. Esto genera una confianza y una sensación de "estar al día" que antes era impensable.
Y en la resolución de conflictos, piensa en el día a día de un administrador: recibe entre 15 y 30 consultas diarias, y la mayoría, un 60-70%, son repetitivas o de baja complejidad. Esto es agotador y no le deja tiempo para lo importante, que suele ser la mediación o la gestión de incidencias serias. Con nuestra IA, todas esas preguntas recurrentes se automatizan. El administrador se libera de esa "carga" y puede centrarse en lo que realmente aporta valor: la gestión de averías complejas, los vecinos con problemas graves, o incluso en captar nuevas comunidades.
Gonzalo, ¿Cuál fue el desafío más significativo al definir una solución de IA que no solo fuera funcional, sino que también integrara la compleja verificación de la IA Generativa legal de Lefebvre de manera fluida?
Más allá de la integración con Lefebvre —cuya API es técnica y conceptualmente sencilla gracias a su alto nivel de abstracción— el verdadero desafío fue definir una solución legal inteligente que fuera extensible y adaptable. En lugar de limitar la propuesta a resolver problemas específicos del sector inmobiliario, nos propusimos diseñar una arquitectura lo suficientemente flexible como para escalar a distintos verticales. Esto implicó identificar patrones estructurales comunes en flujos de verificación y análisis legal, permitiendo así que el sistema sea fácilmente trasladable a otros contextos. Esa visión de negocio —modular, escalable y replicable— es clave si queremos que la solución trascienda como plataforma más que como producto puntual.
¿Hay alguna herramienta o tecnología específica que consideres indispensable para superar los obstáculos técnicos que se podrían presentar en el desarrollo del proyecto? ¿Qué programas has utilizado en tu definición?
La herramienta core son, sin duda, los LLMs y NNs, combinados con algoritmos basados en heurísticas. Pero lo indispensable no es solo la tecnología en sí, sino su uso bajo una lógica altamente determinística, que permita construir sistemas de razonamiento configurables, trazables, replicables y de bajo coste a escala. En ese sentido, uno de los mayores retos es lograr un rooteo semántico eficiente de la información: que cada output del sistema tenga un anclaje explícito en su fuente, permitiendo citación y contextualización controlada.
Para un MVP, el stack ideal sería probablemente React en el frontend (con librerías para UI, rooteo y manejo de requests externos), Python con FastAPI en el backend, una base de datos no relacional, y como infraestructura, principalmente servicios de Google. Esta arquitectura permite una orquestación clara de los modelos subyacentes y el diseño de una lógica legal adaptable a distintos dominios y compliant con todas las regulaciones legales pertinentes.
Mariela, ¿Qué importancia estratégica crees que tienen los Hackathones como este para la innovación y el desarrollo de nuevas soluciones dentro de las empresas, organizaciones o despachos, especialmente en el sector legal?
Los Hackathones son fundamentales para impulsar la innovación abierta y generar soluciones disruptivas, especialmente en un sector en constante evolución como el legal, ofrecen un entorno dinámico para la ideación rápida y la experimentación, permitiendo a las organizaciones probar conceptos y tecnologías de vanguardia como la IA o el Legal Tech en plazos reducidos.
Desde mi experiencia en gestión de talento, considero que estos eventos fomentan la colaboración multidisciplinar e impulsan la identificación y el desarrollo de habilidades clave como el liderazgo, la resolución de problemas y la creatividad. En esencia, los Hackathones cultivan una mentalidad innovadora y de agilidad, indispensable para la adaptación y competitividad a largo plazo. Son, sin duda, una inversión estratégica en el futuro de las empresas.
¿Cómo crees que la participación en eventos como este puede beneficiar y potenciar el talento interno y la cultura de innovación corporativa?
La participación en eventos como los Hackathones potencian el talento interno al permitir desarrollar nuevas habilidades, fomentar la creatividad y fortalecer el trabajo en equipo con distintos perfiles. Aumentan el compromiso al involucrar a las personas en proyectos con impacto real, y para una cultura de innovación como Lefebvre, estas oportunidades crean un espacio seguro para promover una mentalidad proactiva al cambio. Desde mi perspectiva profesional, esto no solo retiene el talento existente, sino que también atrae a nuevos perfiles afines a una cultura de innovación y crecimiento.
Alisson, ¿Cuál fue tu experiencia más memorable o el aprendizaje clave que te llevas de este Hackathon, especialmente al trabajar en el diseño de una solución con implicaciones legales?
Participar en el hackathon y desarrollar SmartProp fue una experiencia transformadora. Desde el primer momento entendí que el mayor reto no era solo pensar en una solución
legal viable, sino diseñarla desde una perspectiva tecnológica sin perder de vista la claridad normativa y la utilidad práctica. Aprendí que, como juristas, no basta con conocer la ley; necesitamos traducirla, interpretarla y adaptarla a contextos reales y cambiantes, especialmente cuando entramos en terrenos como la inteligencia artificial. En nuestro caso, centramos la solución en el administrador de fincas como cliente principal, lo que nos permitió abordar de forma estratégica los conflictos vecinales desde la raíz de la gestión comunitaria. SmartProp no solo asesora, también previene.
Aprendí a trabajar con personas multidisciplinares de las cuales me llevo un gran aprendizaje porque cada una de ellas es magnífica, a identificar las necesidades del usuario, y a entender cómo automatizar procesos legales sin renunciar a la seguridad jurídica. Además, comprendí lo importante que es mantener un enfoque ético al diseñar herramientas legales con IA. No se trata solo de eficiencia, sino de garantizar que el acceso a la información legal sea comprensible, equitativo y útil para todos: administradores, vecinos, propietarios e inquilinos. Me quedo con la certeza de que el Derecho necesita perfiles que comprendan tanto los marcos normativos como las posibilidades tecnológicas, y que, como estudiantes, ya podemos empezar a construir ese puente. Este hackathon fue una prueba de que la innovación legal no es el futuro, es el presente.
Si pudieras darles un consejo principal a otros estudiantes de Derecho interesados en participar en futuros hackathones de IA, ¿cuál sería, basándote en tu vivencia?
Mi consejo principal sería: no tengas miedo de salir del marco tradicional del Derecho. Como estudiantes, a veces creemos que nuestra labor se limita a interpretar normas, pero participar en un hackathon de IA te abre los ojos a todo lo que podemos aportar fuera de los juzgados. En mi caso, tuve la suerte de formar parte de un equipo increíble, compuesto por compañeros de áreas muy diversas. Sin ellos, SmartProp no habría sido posible. Trabajar con personas que ven el mundo desde otro ángulo fue un aprendizaje constante, y me
enseñó que nuestras habilidades jurídicas pueden ser la base de soluciones innovadoras si aprendemos a colaborar con perfiles un poco más técnicos y a pensar fuera de la caja. No siempre es necesario ser programador para participar; basta con saber identificar problemas legales reales, comprender cómo funcionan las relaciones jurídicas en la práctica y, sobre todo, tener disposición para aprender y comunicarse con equipos multidisciplinares.
También les diría que la creatividad no está reñida con el rigor jurídico. De hecho, cuanto mejor entiendes la ley, más herramientas tienes para transformarla en algo útil, accesible y escalable. Y en un hackathon, donde el tiempo es limitado y las ideas fluyen rápido, tener una base legal sólida puede marcar la diferencia. Ganar fue un logro compartido, pero el mayor premio fue haber aprendido tanto de mis compañeros y haber comprobado que la colaboración interdisciplinar es la clave para innovar de verdad. Atrévanse, participen, propongan ideas que acerquen el Derecho a la gente. Les aseguro que es una de las formas más enriquecedoras de aplicar lo que aprendemos en clase al mundo real.