A pesar de superar la media de la OCDE, España se situó en vigésima posición entre los 35 países de la organización cuyos datos estaban disponibles, entre los que Dinamarca registró la mayor presión fiscal, con un 46,3%, frente al mínimo establecido por México, con el 16,5%.
En comparación con el año 2000, la presión fiscal en España se ha incrementado en 1,5 puntos porcentuales, tres veces más que en el conjunto de la OCDE.
Por otro lado, tomando como referencia el ejercicio 2018, la OCDE estima que el mayor peso en los ingresos fiscales del país correspondió a las contribuciones a la Seguridad Social, con un 33,9%, frente a la media del 25,7% de la OCDE, mientras que los impuestos sobre la renta de las personas físicas supusieron el 22,2%, frente al 23,5% de media en la organización.
En el caso del impuesto de sociedades, el peso de este tributo en la recaudación fiscal de España fue del 7,1%, frente al 10% de media de la OCDE, mientras que la contribución de los impuestos sobre la propiedad en España representó el 7,3% de los ingresos, frente al 5,6% de la media en la OCDE.
De su lado, la aportación del IVA se situó en el 19% en España, por debajo del 20,4% de la organización internacional y el peso de los demás impuestos sobre el consumo fue del 10,5%, frente al 12,3% de la media de la OCDE.
Dinamarca (46,3%) y México (16,5%), extremos de la OCDE
A nivel global, la OCDE destaca que la presión fiscal entre las economías avanzadas se redujo el año pasado en una décima, registrando así su primer retroceso desde 2009 y advierte de que "se espera un descenso mucho mayor de la recaudación en 2020" por el impacto de la pandemia en la actividad económica y en los ingresos por impuestos al consumo.
En 2019, el mayor incremento de la presión fiscal entre los países de la OCDE correspondió a Dinamarca, con un alza de dos puntos porcentuales, hasta el 46,3% del PIB, lo que llevó al país escandinavo a ocupar el primer puesto de la organización, por delante del 45,4% de Francia y del 42,9% de Bélgica y Suecia.
Por el contrario, la reducción más intensa de la presión fiscal en 2019 se registró en Hungría, con un recorte de 1,7 puntos porcentuales, hasta el 35,8%. No obstante, los países con menor peso de los impuestos y contribuciones respecto del PIB fueron México, con un 16,5%, Colombia (19,7%) y Chile (20,7%).
Los datos de la OCDE muestran que los impuestos sobre las empresas han seguido aumentando su peso, del 9,2% del total de los ingresos fiscales en promedio en 2014 al 10,0% en 2018, aunque aún están por debajo del máximo del 11,5% registrado en 2007 y se espera que volverá a caer como resultado de la crisis actual.
En 2018, los ingresos medios por impuestos sobre bienes y servicios disminuyeron en los países de la OCDE, ya que, aunque los ingresos por IVA se mantuvieron estables en el 20,4% de la recaudación total, los ingresos por impuestos especiales cayeron 0,4 puntos porcentuales hasta el 7,2%.
En este sentido, la OCDE advierte de que es probable que la crisis de la Covid-19 "afecte significativamente los ingresos fiscales en 2020", especialmente los impuestos al consumo, debido a la fuerte caída de la actividad económica y del consumo tras los confinamientos y el cierre forzoso de muchas empresas.
"Desde la crisis financiera mundial de 2008, hemos visto una tendencia constante de aumento de los ingresos fiscales en la OCDE, que han disminuido ligeramente en 2019 por primera vez", dijo Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política Fiscal y Administración de la OCDE.
"Esperamos ver disminuciones mucho más pronunciadas el próximo año cuando el impacto de la Covid-19 comience a ser más evidente", añadió.