El presidente de la Asociación de Fiscales, Francisco Jiménez-Villarejo, ha expresado la necesidad "de hacer del Ministerio Fiscal una institución con la mayor autonomía posible, situada dentro del poder judicial, como dice la Constitución, y no situada en una tierra de nadie, donde puede ser utilizada por el ejecutivo de turno".
Ha añadido que la institución ha ganado autonomía con el paso del tiempo, pero a su juicio "todavía tiene herencias y tics y aspectos residuales de otra época, en la que era el portavoz del Ejecutivo ante la Administración de Justicia".
Jiménez-Villarejo ha participado este jueves en la actividad 'Desayunos con abogados', organizada por el Colegio de Abogados de Málaga, con una ponencia en la que ha abordado la necesidad de aumentar la autonomía y la imparcialidad del Ministerio Fiscal dentro del sistema judicial español y las reformas necesarias en este sentido.
Tras ser presentado por el decano del Colegio de Abogados, Manuel Camas, el máximo responsable de la Asociación de Fiscales ha señalado que el Ministerio Fiscal "es un actor en la Administración de Justicia poco definido", comparándolo con la ciudad de Málaga, "que tiene una indefinición urbanística, con ese río Guadalmedina que la cruza, que es una especie de cicatriz".
Así, en su intervención, ha señalado que el Estatuto Orgánico "refleja enormes avances" en esta materia de independencia, "sobre todo si tenemos una perspectiva histórica de los últimos 30 años". "De ser una mera correa de transmisión del Gobierno, hoy día goza de una autonomía para el desempeño de sus funciones", ha manifestado Jiménez-Villarejo.
No obstante, ha aludido a un nuevo Estatuto Fiscal y a una ley orgánica que regulara "absolutamente todo" lo referente al Ministerio Fiscal, "desde la figura del fiscal general hasta la última situación administrativa de un fiscal de provincias", insistiendo en que debe ser "en el marco donde lo prevé la Constitución, en el marco del poder judicial, por las funciones".
AUTONOMÍA FRENTE AL EXTERIOR
Ha incidido en que se necesita autonomía "frente al exterior", comenzando por el fiscal general "para evitar cualquier ingerencia o manipulación del poder político, tanto de hecho como en apariencia". Ha lamentado, asimismo, que "siempre planea la duda de la verdadera autonomía y a veces es más una cuestión de imagen que de propia regulación".
"Hemos asistido cómo el fiscal general se ha sentado en un Consejo de Ministros para asesorar en un tema que después podría derivar en procedimientos en los que tendría que intervenir el fiscal", ha recordado. También se ha referido a la situación en funciones de éste acogiéndose "a una ley prevista y definida para el Gobierno".
"El acudir subsidiariamente a regulaciones que son para el Ejecutivo y la presencia e intervenciones con el Ejecutivo que no están realmente previstas ni justificadas ni responden verdaderamente a lo que tiene que ser el papel del Ministerio Fiscal son muy perniciosas", ha considerado Jiménez-Villarejo, quien ha abogado por "ir eliminando todo eso".
Respecto a la relación entre el fiscal general y el Ejecutivo, ha indicado que "por supuesto que tiene que haber", pero ha precisado que debe ser "definida, con luz y taquígrafos, perfectamente justificada". También ha apostado por una "autonomía hacia el interior", con una carrera fiscal "que debe responder a instrucciones generales".