El pacto también estipula que los envases deben ser reciclables y disminuir la inclusión de sustancias químicas peligrosas. Se han planteado objetivos escalonados de disminución de embalaje: 5% para 2030, 10% para 2035 y 15% para 2040, que es un 5% menos de lo sugerido inicialmente por el Parlamento Europeo que logró, sin embargo, prohibir la comercialización de bolsas de plástico extremadamente finas.
A partir del primer mes del 2030, el acuerdo proscribe ciertos modelos de envases de plástico de uso único, como aquellos usados para comestibles en restaurantes y cafeterías, porciones individuales y envoltorios de productos de higiene personal. También se restringen los químicos permanentes en envases en contacto con alimentos. Además, se ha fijado una meta del 10% para los embalajes reutilizables de bebidas para 2030, permitiéndose excepciones de cinco años bajo determinadas circunstancias.
Los proveedores de comida para llevar tendrán que proporcionar la opción de usar envases propios y disponer al menos del 10% de sus mercancías en envases reutilizables para 2030. Y los países miembros deberán motivar a los restaurantes y cafeterías a ofrecer agua de la llave en formato reutilizable o recargable.
Se ha llegado a un acuerdo en que todos los envases deben ser reciclables, con algunas excepciones, y se permite una excepción renovable de cinco años para alcanzar las metas de reutilización.
Finalmente, para 2029, los países miembros deben garantizar la recogida separada de al menos el 90% de botellas de plástico y envases metálicos de uso único.