INNOVACIÓN

Invertir en I+D, una opción que permite a las empresas en España acceder a beneficios fiscales

Tribuna
Innovacion tecnologica en las empresas y sus beneficios_img

Para las empresas, realizar inversiones en investigación y desarrollo es una palanca de innovación y crecimiento empresarial. Entre otros beneficios, el desarrollar productos y servicios más alineados con las demandas del mercado, mejora su competitividad. También les permite ser más eficientes, diversificar sus ingresos, atraer a nuevos talentos, ser más sostenibles o mejorar su imagen corporativa.

Por supuesto, implica un esfuerzo económico importante. Pero, incluso aquí, podemos encontrar ventajas. Y es que, contar con un tejido empresarial innovador repercute positivamente en la economía nacional. Por ende, las administraciones públicas se afanan desarrollar ayudas para premiar el esfuerzo de aquellas empresas que se dedican al desarrollo de actividades innovadoras, con el objetivo de incentivar a otras a seguir ese camino.

En nuestro país, por ejemplo, la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación se planteó el objetivo de que la inversión en I+D representara el 2,12% del PIB. Una meta de la que todavía estamos lejos - los últimos datos publicados por el INE indican que en 2022 suponía un 1,44%. Para salvar esta brecha, se han creado diferentes tipos de beneficios fiscales.

Las bonificaciones por personal investigador son un incentivo no tributario regulado. Este beneficio permite a las empresas ahorrar hasta un 40% en las contribuciones empresariales a las cuotas de la Seguridad Social por contingencias comunes. Para calificar, el personal debe dedicar entre un 85% y un 100% de su jornada laboral a proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i). De esta manera, se fomenta la inversión en innovación y se reduce el coste laboral para las empresas que emplean personal especializado en estas áreas.

Las deducciones por actividades de investigación y desarrollo (I+D) y por actividades de innovación tecnológica (iT) son incentivos fiscales que promueven la inversión en avances tecnológicos y científicos dentro de las empresas.

Las primeras plantean lo siguiente:

  • Durante el período impositivo, una empresa puede beneficiarse de un ahorro fiscal del 25% en los gastos realizados en actividades de I+D, siempre y cuando demuestre que ha logrado avances significativos que superan a los de sus competidores en el mismo campo tecnológico o científico.

 

  • En caso de que la inversión en I+D supere la media de los dos años anteriores, la deducción del 25% se aplica únicamente hasta alcanzar esa media. Es decir, si la media es de, por ejemplo, 110.000 euros y la inversión actual es de 150.000 euros, la deducción del 25% se aplica a los primeros 110.000 euros de inversión. Para el importe que exceda la media (en nuestro ejemplo se quedaría en 40.000 euros), se aplica una deducción del 42%.

 

  • Además de estas deducciones, se plantean beneficios adicionales del 17% en los gastos de personal investigador y del 8% en bienes materiales o activos no monetarios relacionados con la investigación.

Por su parte, la deducción por actividades de innovación tecnológica (iT) siempre corresponde a un ahorro del 12% en los gastos que ha supuesto realizar progresos dentro de la propia empresa.

Y, por supuesto, además de estos beneficios fiscales, las empresas innovadoras tienen a su disposición una variedad de subvenciones y ayudas que pueden allanarles todavía más el camino. Me refiero a las líneas de financiación CDTI o los PERTE.

Es cierto que esta información no siempre llega a las compañías que podrían estar interesadas en innovar, pero creen que no pueden permitírselo. Por ejemplo, muchas pequeñas y medianas empresas no saben que, si solicitan el sello Pyme Innovadora, podrán combinar las bonificaciones por personal investigador y las deducciones por I+D+i. O que, mediante el Tax Lease, estas pueden beneficiarse de una herramienta de financiación que permite colaborar con inversores privados o empresas externas en proyectos de I+D, beneficiándose mutuamente en una operación triangular.

En esta misma línea, los procesos para solicitarlas no son fáciles y pueden suponer una barrera de entrada muy importante. En lo que se refiere a los incentivos públicos a la I+D, siempre habrá aspectos a mejorar. Sin embargo, es importante que las empresas sepan que existen y puedan aprovecharlo para reforzar su músculo inversor. Al final, la innovación supone más riqueza para todos.


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