La II Jornada de Fundaciones organizada por Lefebvre Formación examinará las cuestiones más sobresalientes de la fiscalidad de las entidades sin fines de lucro en el ámbito de la tributación directa e indirecta.

Adolfo Menéndez: "No podemos concebir la fiscalidad solo como instrumento inmediato de recaudación, lo inmediato es el servicio a las personas"

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Entrevistamos al experto Adolfo Menéndez Menéndez, Abogado del Estado en excedencia, abogado en Ontier y secretario de la Asociación Española de Fundaciones, para conocer con más detalle su opinión sobre la situación actual de las fundaciones después de que haya transcurrido el primer año de la expansión del pandemia mundial de COVID-19. Adolfo es el Director Académico de la «II Jornada de Fundaciones. Actualidad de la fiscalidad de las entidades no lucrativas», del 20 de mayo.

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Las fundaciones tienen como valores básicos el buen gobierno, el cumplimiento normativo y la transparencia. La vida social mejora por el beneficio que las fundaciones ofrecen a colectivos genéricos de personas. A lo largo  del último año las necesidades sociales y el número de usuarios de los servicios asistenciales de todo tipo que estas organizaciones prestan ha crecido exponencialmente y es casi seguro que en el futuro inmediato seguirán incrementándose; desbordando la capacidad de los servicios públicos. ¿Cómo hacer frente a las necesidades de financiación? ¿Es adecuada la fiscalidad vigente? ¿Se necesitan medidas transitorias para superar la crisis? ¿Cómo deben articularse las relaciones entre Estado y sociedad desde el punto de vista financiero?

Ante las numerosas cuestiones que surgen sobre ese tema, es imprescindible conocer la opinión de los expertos que participan en la  II Jornada de Fundaciones organizada por Lefebvre Formación en la que se examinará las cuestiones más sobresalientes de la fiscalidad de las entidades sin fines de lucro en el ámbito de la tributación directa e indirecta. A continuación, conocemos la opinión de Adolfo Menéndez , Abogado del Estado en excedencia, abogado en Ontier,  secretario de la Asociación Española de Fundaciones y Director Académico de la jornada que se celebrará en formato virtual el próximo día 20 de mayo.

La pandemia sanitaria del COVID-19 ha generado un impacto importante en las fundaciones y organizaciones del Tercer Sector. ¿Considera necesaria una cofinanciación conjunta de entidades públicas y privadas tanto de sus objetivos como de sus fines generales para reducir ese impacto?

La Administración no tiene el monopolio de la definición y la defensa del interés general. Esa definición y esa defensa corresponde también y con igual intensidad a la sociedad, es decir a las fundaciones.

La cofinanciación es, por lo tanto, esencial y pasa, entre otras cosas, por un sistema fiscal adecuado.

Al respecto, ¿Cuáles serían los puntos clave de esa financiación conjunta para paliar o minimizar los problemas derivados de la pandemia sanitaria en las fundaciones? Pienso que un elemento básico es el relativo a la concepción de la fiscalidad. No podemos concebir la fiscalidad solo como un instrumento inmediato de recaudación, lo inmediato es el servicio a los intereses generales, a las necesidades de las personas, y la recaudación vendrá como una consecuencia natural, por añadidura. En este marco los elementos de detalle serían muchos, pero exceden el espacio de una entrevista.

Como consecuencia de la crisis social provocada por la pandemia, el número de usuarios de servicios asistenciales ha crecido y las previsiones indican un desbordamiento de los servicios públicos ¿Qué soluciones plantean al respecto para solucionar estos problemas y su agudización en el futuro?

Acabo de decir que las Administraciones Públicas no tienen el monopolio de la definición y la defensa del interés general, la sociedad tiene mucho que decir. Las Administraciones, por diferentes razones, no alcanzan, ni financiera ni técnicamente a abarcar todo.

Un ejemplo evidente es la actual pandemia que ha tenido una repuesta discreta, generosa y eficaz por parte de multitud de fundaciones. La solución es no excluir a nadie, contar con las fundaciones y hacerlas copartícipes en la forma que les corresponde.

En el caso de una situación social agravada por la crisis sanitaria ¿Será necesario en un futuro plantear y poner en práctica una nueva fiscalidad para las fundaciones? ¿Qué diferencias deberá tener con la situación de la fiscalidad en el momento actual?

El sistema fiscal evoluciona con la sociedad, como es natural, y debe tener en cuenta las aportaciones, pero también las necesidades, de los diferentes actores sociales, en este caso las de las fundaciones. Creo que la primera diferencia debe ser de punto de vista. Hay que ver a las fundaciones como lo que realmente son, personas ayudado a personas, de manera eficaz, desinteresada, sincera y profesional. Ver a una fundación como un simple instrumento fiscal, al servicio de tales o cuales intereses, es un gravísimo error de perspectiva que nos esforzamos en denunciar y debemos evitar, pero las inercias de “banco pintado” son a veces tan contumaces como perniciosas.

En el Plan de acción para la implementación de la Agenda 2030 se identifican como áreas prioritarias de actuación en las que desarrollar políticas “palanca”: prevención y lucha contra la pobreza y la exclusión social, economía circular y de economía social; la igualdad de oportunidades, de investigación científica y técnica, de gobierno abierto y de la Cooperación Española; la Agenda Urbana española; y la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. ¿Nos pueden identifican las prioridades que deberán tener las fundaciones a la hora de realizar acciones concretas sobre estas áreas? ¿En qué medida afectará a la fiscalidad de las fundaciones el desarrollo de estas políticas palanca?

El mundo de las fundaciones es por definición de espectro amplio y multiforme (culturales, sanitarias, educativas, sociales, de innovación y tecnología, etc. etc.. Resulta imposible agotar en una respuesta todos los ámbitos que tocan y las prioridades que en cada ámbito se dan. Si es verdad que la AEF está comprometida y focalizada en torno a la referencia de los ODS, dentro de ese contexto cada fundación escoge su vocación u orientación particular, es una decisión que corresponde al fundador, por supuesto, y a los patronatos. No olvidemos que el derecho de fundar, recogido en el artículo 34 CE es, por definición una manifestación del principio de libertad que impregna nuestro modelo constitucional, desde el artículo primero de la Carta Magna.

La Asociación Española de Fundaciones (AEF) tiene entre sus prioridades impulsar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y concienciar a la sociedad de su papel fundamental en el cumplimiento de la Agenda 2030. En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible. ¿nos puede dar una aproximación a los objetivos prioritarios y el motivo por el que se ha dado esta prioridad?

Como acabo de decir los objetivos concretos son múltiples y dependen del ejercicio de libertad que las propias fundaciones representan. Lo decisivo es que la sociedad libremente se alinea con lo que siente como importante en cada momento, y en ese sentido el desarrollo sostenible, las preocupaciones ambientales y su acoplamiento con el desarrollo humano, son un asunto de nuestro tiempo cuya importancia no hace falta enfatizar. Las fundaciones, en general, preferimos los hechos a las palabras.

El próximo 20 de mayo en formato virtual tiene lugar la II Jornada Fundaciones organizada por Lefebvre Formación, la Asociación Española de Fundaciones y ONTIER. ¿Qué aspectos se tratarán en la jornada y qué destacaría como imprescindibles para los profesionales del sector?

Bueno nuestra intención es ofrecer un repaso del estado de la cuestión. Como repito con frecuencia el futuro siempre es de los que piensan más, piensan antes y piensan mejor. Eso es lo que queremos, pensar la fiscalidad de las fundaciones desde las realidades de 2021. Creo que la actitud es en este caso tan importante, o más, que los detalles concretos. Reflexionar sobre el mundo de las fundaciones es el objetivo, dándole continuidad a esa reflexión año a año.

El año 2020, confirmaban un total de 800 fundaciones registradas en AEF. En 2021, ¿existe una variación en el número? ¿Cuáles son los factores desde un punto de vista fiscal que pueden determinar la baja de una fundación?

No creo que las razones fiscales influyen en la decisión de asociarse o no. El esfuerzo que venimos realizando desde la asociación en estos últimos años va dirigido a ofrecer atractivo para los asociados, a compartir entre todos asuntos que a todos nos afectan y ser la voz de las fundaciones. Eso es lo importante.

Nos puede dar las diferencias clave sobre las obligaciones fiscales de las fundaciones especificando los criterios concretos del Impuesto sobre Sociedades y los de la Tributación local.

Les daré uno clásico, el régimen del IVA, que las fundaciones no pueden repercutir siempre en la forma coherente con esta clase de tributos.

¿Se puede plantear un futuro de la fiscalidad sin cambios con respecto a la situación actual? ¿Por qué?

Atrincherarse en la inamovilidad y la resistencia al cambio no es una opción razonable nunca. La vida social evoluciona ¿cómo no va a evolucionar la de las fundaciones que son precisamente la punta de lanza de la sociedad? Esa no es la cuestión, la cuestión es hacer cambios que se acompasen con las necesidades sociales y resulten eficaces para el desarrollo de un sector de actividad cada vez más importante. No se trata de decir simplezas del tipo “no queremos contribuir”, se trata de buscar los cambios que nos permitan sobrevivir para poder contribuir mejor.