Este importante acuerdo internacional, adoptado por 196 países, establece un cambio en la política energética mundial, con el objetivo de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global. Esto implica una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, como la energía renovable y la reducción del consumo de combustibles fósiles.
Además, se establecen medidas para la financiación de proyectos de adaptación y mitigación en países en desarrollo, para ayudar a enfrentar los efectos del cambio climático.
Se espera que este acuerdo, junto con los esfuerzos individuales de cada país, permita alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París y limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer y es necesario que todos los países actúen de manera decisiva para lograr una transición justa y sostenible hacia un futuro libre de combustibles fósiles.
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