Entrevistamos a Enrique Giménez-Reyna, abogado en ejercicio y miembro del Consejo de Administración (vicepresidente segundo) de Prim, S.A.
Hemos leído alguno de sus últimos escritos donde se manifiesta muy crítico con las actuaciones de la Hacienda Pública española. ¿Qué es lo que, a su juicio, se está haciendo mal?
Sí, he escrito recientemente que se mantiene una actitud poco respetuosa con el contribuyente y sus derechos y garantías; no estamos en el clima de finales de los noventa. Y, en el orden normativo, estamos huérfanos de dirigentes que conozcan cómo debe actuar la Hacienda Pública. Si a eso le añadimos la dificultad de elaborar leyes con un Parlamento tan desunido, el resultado es de auténtico desaliento
Si no hemos entendido mal sus palabras, ¿falta seguridad jurídica?
Pues sí, ese es el principal problema. Hace tiempo que vengo diciendo que nuestra Hacienda solo tiene un objetivo claro: la recaudación. Es la “cuestión de Estado”. Nadie puede discutir la necesidad de recaudar, pero las formas no pueden perderse. Ya hace años que hablábamos de “malos tiempos para la seguridad jurídica”; nada ha cambiado.
En su opinión, ¿qué papel deben de jugar los asesores fiscales en España?
Pues el que están haciendo. El asesor fiscal asiste a los contribuyentes a cumplir con sus obligaciones fiscales, no en una función pedagógica o de educación, sino de persuasión y respaldo sobre la conducta que deben seguir, por su propio bien y por el de los ciudadanos: el fraude fiscal es un mal para todos.
Pero la profesión está absolutamente desbordada por lo que algunos llaman el laberinto normativo y profundamente desanimada ante las dificultades que se padecen para ejercer una función transcendente para la sociedad (incluida la Hacienda Pública), sin encontrar la menor disposición de los poderes públicos de retomar aquella senda de protección de los derechos de los contribuyentes que tantas esperanzas despertó.
Usted preside el Comité de Partes de Compliance Certifica, ¿recomendaría a los profesionales que se certificaran como asesor fiscal y responsable de buenas prácticas tributarias?
La certificación de personas cuenta con amplia tradición en el mundo anglosajón. Sin embargo, es una herramienta novedosa en España. El mercado sabrá apreciar su validez, al igual que ya ocurre con las certificaciones de las personas jurídicas. En nada de tiempo veremos cómo se imponen estas nuevas medidas, ante la ausencia de cualquier indicio de dar carta de naturaleza a la profesión y concretar las exigencias para su ejercicio.
Nota
Enrique Giménez-Reyna lo ha sido todo en el Ministerio de Hacienda: Inspector, Director General de Haciendas Territoriales, Director General de Tributos y Secretario de Estado de Hacienda.