1. Hechos.
Coty Germany, licenciataria en exclusiva de la marca comunitaria DAVIDOFF HOT WATER, adquirió en enero de 2011, a través de una plataforma de subastas por Internet, un frasco de perfume con dicha marca, ingresando su importe en la cuenta bancaria abierta en el Stadtsparkasse Magdeburg indicada por el vendedor. Tras comprobar que el perfume comprado era falso, Coty Germany pidió a la plataforma de subastas que le comunicara el verdadero nombre del titular de la cuenta de usuario de la plataforma que había vendido el perfume utilizando un seudónimo. La persona designada admitió ser el titular de esa cuenta de usuario pero negó haber vendido el perfume, negándose a dar más información al amparo de su derecho a no declarar.
Coty Germany solicitó al banco Stadtsparkasse Magdeburg que le facilitara el nombre y dirección del titular de la cuenta bancaria en la que se había ingresado el importe del perfume falsificado, negándose este banco a facilitar esa información acogiéndose al secreto bancario.
Ante esta situación, Coty Germany ejercitó una acción civil ante el Tribunal Regional de Magdeburgo y éste conminó a dicho banco a comunicar la información solicitada. Posteriormente, la sentencia fue anulada por el Tribunal Superior Regional de Naumburgo al estimar que el banco podía negarse a testificar en un proceso civil en base a la ley civil alemana. Coty Germany interpuso recurso de casación ante el Tribunal Supremo Federal, que suspendió el procedimiento y planteó la cuestión prejudicial ante el TJ sobre la eventual compatibilidad de su ley nacional de secreto bancario con la Directiva 2004/48/CE relativa al respeto de los derechos de propiedad industrial e intelectual.
2. Pronunciamientos.
El TJ establece los límites a las leyes nacionales que protegen el secreto bancario. El TJ declara que la Directiva 2004/48/CE se opone a una disposición nacional que permita, de forma ilimitada e incondicional, a una entidad de crédito ampararse en el secreto bancario para negarse a facilitar a la autoridad judicial información relativa al nombre y dirección del titular de una cuenta bancaria en el marco de un procedimiento por violación de la propiedad industrial e intelectual.
El TJ viene a declarar que la disposición del derecho nacional, aisladamente considerada, que permita a un banco denegar de forma ilimitada, al no contener su redacción condición ni precisión alguna, la información relativa al nombre y dirección de la cuenta de las personas envueltas en actividades infractoras de la propiedad industrial e intelectual, no respeta el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva y a la propiedad industrial e intelectual, impidiendo la aplicación por las autoridades nacionales competentes de la posibilidad de ordenar la comunicación de los datos prevista en el art. 8.1, c), de la citada Directiva.
3. Comentario.
La cuestión pone en evidencia la necesaria conciliación, por una parte, del derecho a la tutela judicial efectiva y el derecho de propiedad industrial e intelectual y, por otra, del derecho a la protección de los datos personales.
Aunque esta sentencia constituye un claro apoyo a las legislaciones nacionales que garantizan un justo equilibrio entre los distintos derechos fundamentales en juego, a la vez supone una seria limitación al secreto bancario en la investigación de las infracciones de la propiedad industrial e intelectual.
Teniendo en cuenta la opacidad del vendedor de productos falsos a través de Internet, la identificación del titular de la cuenta bancaria en la que se efectúan los pagos resulta de extraordinaria importancia para el descubrimiento del autor de la infracción. Como señala el propio Abogado General en sus conclusiones de 16 de abril de 2015, en Alemania resulta imposible incoar un procedimiento civil contra una persona indeterminada, por lo que, tratándose de una violación manifiesta, la identificación del autor está claramente justificada.
En nuestro país, hay que esperar que esta sentencia tenga mayor transcendencia en la jurisdicción civil, al limitar el secreto bancario invocable en ese orden, y algo menos en la jurisdicción penal, en la que el Juez de Instrucción ya dispone de amplias facultades en la investigación de delitos y de privación de derechos fundamentales. En cualquier caso, la sentencia supone un gran paso para hacer frente a un fenómeno descontrolado como son las ventas por Internet de productos con marcas falsificadas.
(Fuente de la información: ANUARIO ELZABURU 2015, recopilatorio de comentarios de jurisprudencia europea en materia de Derecho de Propiedad Industrial e Intelectual que realiza Elzaburu).
Documento citado:
- Directiva 2004/48/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 29 de abril de 2004 relativa al respeto de los derechos de propiedad intelectual.
ENGLISH VERSION
Limitations on banking secrecy in the investigation of online sales of products bearing counterfeit trademarks. Judgment of the Court of Justice of 16 July 2015, Coty Germany (C-580/13).
1. Background.
In January 2011, Coty Germany, the holder of an exclusive licence for the Community trademark DAVIDOFF HOT WATER, acquired a bottle of perfume bearing that trademark on an Internet auction platform. It paid the sum corresponding to the price of the product into the bank account opened with Stadtsparkasse Magdeburg which had been provided by the seller. After finding that the product that it had purchased was counterfeit, Coty Germany asked the auction platform to provide it with the real name of the holder of the user account, who had sold the perfume under an alias. The person named admitted to being the holder of that account, but denied having sold the perfume and refused to provide further information on the basis of her right not to give evidence.
Coty Germany asked the Stadtsparkasse Magdeburg bank to provide it with the name and address of the holder of the bank account into which it had paid the amount corresponding to the price of the counterfeit perfume, but the bank refused to furnish that information, invoking banking secrecy.
In view of this situation, Coty Germany brought civil action before the Regional Court of Magdeburg, which ordered the bank to provide the information requested. That court’s judgment was quashed by the Higher Regional Court of Naumburg on the grounds that the bank was entitled to refuse to give evidence in civil proceedings under German civil law. Coty Germany lodged an appeal on a point of law before the Federal Court of Justice, which stayed the proceedings and made a reference for a preliminary ruling to the CJ concerning whether German banking secrecy legislation was compatible with Directive 2004/48/EC on the enforcement of intellectual property rights.
2. Findings.
The CJ establishes limitations on national laws that protect bank secrets and states that Directive 2004/48/EC precludes a national provision which allows, in an unlimited and unconditional manner, a banking institution to invoke banking secrecy in order to refuse to provide a court with information concerning the name and address of an account holder within the context of proceedings for intellectual property infringement.
The CJ finds that a national provision, taken in isolation, which allows a bank to refuse, in an unlimited manner - since its wording contains no conditions or specification whatsoever – to provide information concerning the name and address of account holders involved in activities which infringe intellectual property, does not respect the fundamental right to an effective remedy and to intellectual property, and it therefore prevents the competent national authorities from being able to order the disclosure of information provided under Art. 8(1)(c) of the aforementioned Directive.
3. Remarks.
This matter highlights the need to strike a balance between the right to an effective remedy, and to intellectual property, and the right to personal data protection.
Although this judgment clearly supports national laws that ensure a fair balance between the various fundamental rights at issue, it also implies a serious limitation on banking secrecy in the investigation of intellectual property infringements.
In view of the opacity of the seller of counterfeit goods on the Internet, it is extremely important to identify the holder of the bank account into which payments are made in order to discover the perpetrator of the infringement. As the Advocate General pointed out in his opinion of 16 April 2015, in Germany it is impossible to bring civil proceedings against an unidentified person, and so in a clear-cut case of infringement, identifying the infringer is clearly justified.
In Spain, we need to wait until this judgment has gained greater significance in respect of civil jurisdiction, this being the jurisdiction within which the banking secrecy which may be invoked was limited, and to a lesser extent in criminal jurisdiction, where examining magistrates already hold broad powers in the investigation of offences and the denial of fundamental rights. The judgment is a huge step forward when it comes to dealing with the uncontrolled phenomenon concerning sales of products bearing counterfeit trademarks on the Internet.
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