Hechos
En el año 2013 Grupo L’Oreal detectó que la franquicia de tiendas Equivalenza se dedicaba a la comercialización de perfumes propios que se promocionaban como imitaciones o réplicas de perfumes exitosos y conocidos, entre los que se encontraban algunos de su titularidad. Concretamente, cada perfume de la marca Equivalenza se diferenciaba con un número que se hacía corresponder, mediante el empleo de tablas de equivalencia, con un perfume de grandes firmas.
Tras las oportunas diligencias de averiguación y constatación, Grupo L’Oreal inició un proceso de solución amistosa previo al ejercicio de acciones judiciales que derivó en la suscripción de un acuerdo entre L’Oreal y Equivalenza de fecha 30 de enero de 2014. En el citado contrato Equivalenza reconocía que su modelo de negocio era ilícito y desleal y se comprometía a cesar en el uso que realizaban de las marcas ajenas durante el proceso de venta, integrando dicha obligación en sus contratos de franquicia y licencia.
Tiempo después de la celebración del acuerdo, Grupo L’Oreal descubrió que al menos cinco tiendas de Madrid y algunas de Portugal continuaban utilizando marcas del grupo para vender y promocionar sus perfumes. Asimismo, confirmó que tanto en la web de la franquicia como en diversas plataformas de comunicación Equivalenza hacía uso de expresiones del tipo “Equivalenza only essenza”, perfumes de “tendencias olfativas”, “la alta perfumería al alcance de todos”, “la marca blanca del perfume” o “te retamos a que busques las diferencias con tu fragancia favorita”.
Después de la negativa de Equivalenza a cumplir con lo estipulado en el acuerdo, grupo L’Oreal interpuso demanda ante el Juzgado de Marca de la Unión ejercitando como acciones principales las de cumplimiento contractual y competencia desleal y una subsidiaria de infracción de marca notoria.
El 21 de noviembre de 2017 el Juzgado de Marca de la Unión nº3 de Alicante dictó sentencia estimando en parte la demanda interpuesta por Grupo L’Oreal al declarar por incumplido el acuerdo de 30 de enero de 2014 y condenar a las demandadas a abonar una indemnización de 367.000€. Sin embargo, rechazó las acciones meramente declarativas y la de competencia desleal con respecto al modelo de negocio implementado por Equivalenza.
Contra dicha sentencia Equivalenza interpuso recurso ante la Audiencia Provincial de Alicante invocando la falta de competencia objetiva y territorial del Tribunal de Marca Comunitaria, la nulidad e ilegalidad del carácter indefinido del contrato y el error en la valoración de la prueba sobre el cumplimiento del mismo.
Por su parte, grupo L’Oreal presentó contestación impugnando la Sentencia en lo relativo a la interpretación del acuerdo en lo referente a los actos de competencia desleal incurridos por la demandada.
Pronunciamientos
La Audiencia empieza por confirmar que el Tribunal de Marca Comunitaria era competente para conocer del caso porque la infracción marcaria tenía reflejo en el contrato inter-partes y, por tanto, el resto de las pretensiones estaban relacionadas
En lo referente a la nulidad del contrato por daño a terceros (licenciatarios o franquiciados), el tribunal matiza que al ser el objeto del contrato la protección de derechos de exclusiva no era ni mucho menos torpe o malicioso transferir esa obligación a los franquiciados o licenciatarios, que eran informados en el mismo contrato de franquicia o licencia.
Asimismo, entiende la sala que el acuerdo no es colusorio ni causa daño a Equivalenza, puesto que está regido por la voluntad libre de las partes y tiene por objeto impedir que una de ellas continúe infringiendo las marcas y acometiendo actos de competencia desleal contra la otra. Por tanto, en opinión del juzgador el contrato no elimina ni restringe la competencia, sino que más bien contribuye a mejorar la comercialización de bienes al permitir que los consumidores identifiquen sin confusión los productos y servicios vinculados a los signos en exclusiva.
Tampoco acogió el tribunal la petición de ilegalidad del carácter indefinido del contrato bajo pretexto de la supuesta limitación temporal del derecho conferido por una marca, debido a que la marca no está sometida a plazo siempre y cuando se renueve y, en todo caso, podría gozar de una post-exclusividad por protección competencial.
Por último, en lo referente a las pretensiones de Equivalenza, se señala que no existió error en la apreciación de la prueba por parte del tribunal a quo desde el momento en que el cumplimiento no tuvo lugar en el plazo establecido en el contrato y se probó que los franquiciados utilizaban las marcas bien de forma oral, por listados o por inducción del propio usuario o consumidor.
Finalmente, también se desestima la impugnación del grupo L’Oreal con respecto a la solicitud de aclaración de la sentencia para que declare expresamente la aplicación del acuerdo a los comportamientos desleales, ya que no figuraba en las pretensiones iniciales del grupo el alcance interpretativo del contrato, que, en su caso, no se vincularía al incumplimiento contractual, sino a la acción de competencia desleal que fue desestimada sin impugnación.
Comentario
Si bien la sentencia gira en torno a la validez y cumplimiento de un contrato privado entre dos partes, contiene pronunciamientos muy interesantes relativos a la infracción de marca por vía indirecta, es decir, mediante el uso de la marca ajena no en el propio producto sino en los procedimientos de venta o materiales de apoyo- como son en este caso los listados de correspondencia- y la comisión de actos de competencia desleal en la publicidad y comunicación.
En especial, destacaría la clara distinción que realiza la Audiencia respecto a la infracción marcaria y los actos de competencia desleal cuando dice “Habrá infracción de marcas cuando se usen en el proceso de compra. Pero en la medida que las demandadas se valgan del conocimiento, prestigio y publicidad de las marcas de terceros para la venta de sus productos, aunque no mencionen expresamente las marcas ajenas, estaremos ante competencia desleal”.
En definitiva, se trata de una sentencia muy relevante- en línea con lo sostenido por el TJ en su sentencia de 18 de junio de 2009, C-487/07, que sienta las bases para poder actuar frente a los actos parasitarios de algunas tiendas o cadenas low cost cuyo modelo de negocio se basa en la imitación de productos de grandes firmas o emplean alguna evocación a los mismos en su publicidad o procesos de venta.
Autor: Cristina Velasco, Anuario Elzaburu, Edición 2018 (recopilatorio de comentarios de jurisprudencia europea en materia de Derecho de Propiedad Industrial e Intelectual que realiza Elzaburu).
Texto de la sentencia proveniente de la base de datos El Derecho Internet Mementos. Más información y posibilidad de probar gratuitamente el producto en https://www.efl.es/catalogo/bases-de-datos-juridicas-de-el-derecho
Versión en inglés:
- Background. In 2013, the L’Oreal Group detected that the Equivalenza retail franchise was selling its own perfumes, promoting them as imitations or replicas of successful and well-known perfumes, including some of L’Oreal’s own perfumes. Specifically, each perfume of the Equivalenza brand was differentiated by a number which corresponded to the perfume of a leading brand, as set out in tables showing the equivalents.
After appropriate investigation and verification inquiries, the L’Oreal Group began taking steps, before undertaking any legal proceedings, in an effort to achieve an amicable solution, which led to an agreement being signed between L’Oreal and Equivalenza on 30 January 2014. Equivalenza acknowledged in said agreement that its business model was unlawful and unfair, undertaking to cease the use of third-party marks during the sale process and include this obligation in its licensing and franchising agreements.
Sometime after the agreement was signed, the L’Oreal Group discovered that at least five shops in Madrid and some in Portugal continued to use its group’s marks to sell and promote their own perfumes. Likewise, it was confirmed that Equivalenza, both on the franchise website and on several communication platforms, used phrases such as “Equivalenza only essenza”, perfumes of “tendencias olfativas”, “la alta perfumería al alcance de todos”, “la marca blanca del perfume” or “te retamos a que busques las diferencias con tu fragancia favorita” (“perfume trends”, “affordable high perfumery”, “white label perfumes” or “we challenge you to spot the difference with your favourite fragrance”).
After Equivalenza refused to comply with the provisions laid down in the agreement, the L’Oreal Group instituted proceedings before the European Union Trademark Court, the main actions being for contractual non-compliance and unfair competition, together with a subsidiary action for infringement of a reputed mark.
On 21 November 2017, European Union Trademark Court no. 3 in Alicante issued a judgment partially accepting the complaint lodged by the L’Oreal Group, declaring non-compliance with the agreement of 30 January 2014 and ordering the defendants to pay compensation of €367,000. However, the court did refuse the actions that simply sought declaratory judgments and the action for unfair competition with respect to the business model implemented by Equivalenza.
Equivalenza appealed that judgment to the Alicante Court of Appeal, arguing that the Community Trademark Court lacked material and territorial competence for the matter, that the indefinite duration of the agreement rendered it invalid and unlawful, and that mistakes were made when assessing the proof of compliance.
In turn, the L’Oreal Group filed a response contesting the judgment with regard to the interpretation of the agreement with respect to the acts of unfair competition committed by the defendant.
- 2. The Provincial Appellate Court starts off by confirming that the Community Trade Mark Court was competent to hear the case as trademark infringement was reflected in the inter parte agreement and, therefore, that the rest of the claims were related.
With regard to the invalidity of the agreement due to the damage to third parties (licensees or franchisees) the court explains that, as the purpose of the agreement was to protect the exclusive rights, neither was it clumsy nor malicious to pass this obligation on to the licensees or franchisees that were informed in the license or franchise agreement itself.
Likewise, the court believes that the agreement is neither collusive nor does it damage Equivalenza, given that it is governed by the free will of the parties and that its purpose is to prevent one of these from continuing infringing the trademark and performing unfair competition against the other. Therefore, the court is of the opinion that the agreement does not eliminate or restrict competition, but rather it contributes towards improving the sale of goods as it allows for consumers to identify, without confusion, the goods and services linked to the signs having exclusive rights.
The court did not consider the petition to declare illegal the permanent nature of the contract either, under the pretext of an alleged time limit on the right conferred by a mark, as the mark is not subject to a time period for as long as it is renewed and, in any case, that it may enjoy later exclusivity for the protection of competition.
In reference to the claims of Equivalenza, it is pointed out that there was no error in the assessment of the evidence by the lower court, from the moment compliance did not take place within the time period established in the contract, it being proven that the franchisees used the marks either orally, through listings or via inducement of users or consumers themselves.
Finally, there was also the dismissal of the challenge by the L’Oreal Group relating to the request for clarification of the judgment for this to declare express application of the agreement to unfair conduct, since the scope of interpretation of the contract did not appear in the initial claims of the group, a scope which, where applicable, would not be linked to the breach of contract, but to the act of unfair competition that was dismissed without being challenged.
- 3. Although the judgment deals with the validity of and compliance with a private contract between two parties, it does contain very interesting findings in relation to indirect trademark infringement, that is, by means of the use of the other party’s mark not regarding the product itself, but in the sale procedures or in the support materials – such as the mailing lists in this case – and with regard to committing acts of unfair competition in advertising and communications.
In particular, I would highlight the clear distinction made by the High Court between trademark infringement and acts of unfair competition when stating that “Trademark infringement will exist when used in the purchasing process. But inasmuch as the defendants make use of the knowledge, prestige and advertising of third-party marks to sell their goods, even if said marks are not expressly mentioned, we will be facing unfair competition”.
In essence, this is a very relevant judgment – in line with that upheld by the CJ in its judgment of 18 June 2009, C-487/07 – which lays the bases to act against the parasitic behaviour of some low cost retail shops or chain stores whose business model is based on imitating products made by large firms or some form of evocation of said products in their advertising or sale processes. Cristina Velasco.
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