Entrevistamos a Paloma Mª Mendoza Ruiz. Presidenta Federación Andaluza de Jóvenes Abogados
El día 31 de Octubre se celebra el Día del Abogado Joven, en reconocimiento a su trabajo, dedicación y esfuerzo silencioso en la defensa de los derechos e intereses de la ciudadanía, así como en la mejora de la profesión y de la Administración de Justicia.
¿Cómo está afrontando el colectivo de Abogados Jóvenes la pandemia desde un punto de vista de profesional?
La Abogacía Joven está afrontando las consecuencias profesionales derivadas de la pandemia con el trabajo, perseverancia y esfuerzo con los que desarrollamos nuestra profesión de manera habitual, siendo esta crisis un obstáculo más para hacer carrera profesional.
Si bien es cierto que las circunstancias son distintas para cada uno en función de su experiencia, condiciones laborales y/o clientela, las expectativas de muchos jóvenes abogados se están viendo truncadas en sus inicios profesionales por un año en el que, tras un aparente buen comienzo, a partir de marzo, el mundo se vio abocado a una recesión económica sin precedentes. No es un hecho aislado que afecte sólo a nuestra profesión. Pero la situación de la abogacía joven, ya de por sí precaria en los comienzos debido a figuras como la del pasante y el falso autónomo, se agrava ante una crisis como la actual, en la que, si los despachos tienen que prescindir de los servicios profesionales de alguien, siempre serán los del abogado joven, por ser el “último en llegar”; y, además, hay menos ofertas de trabajo para abogados/servicios jurídicos.
¿La Covid-19 y lo que ello conlleva e implica jurídicamente supone una oportunidad para la Abogacía Joven atendiendo a todo lo que puede ofrecer el abogado y abogada joven al mercado?
Esa es la otra cara de la moneda. En toda crisis surgen oportunidades y los abogados estamos siendo especialmente necesarios en ésta. Ya durante el Estado de Alarma se declararon los servicios de asesoría legal y a los Abogados y Procuradores en la tramitación de expedientes urgentes, como trabajadores esenciales. Esa esencialidad se justifica por la demanda de asesoramiento a las empresas en la tramitación de los ERTE y el teletrabajo, a los trabajadores por cuenta ajena que se han visto afectados por los ERTE, a los autónomos en todas las consecuencias que para sus negocios ha tenido y tienen las restricciones en actividad, aforo, horarios, etc.
Por ello, los abogados nos hemos vuelto más necesarios que nunca en el asesoramiento legal previo o coetáneo, mayor si cabe por la ingente cantidad de normativa que ha surgido como consecuencia del Covid, y los abogados jóvenes tenemos un punto muy importante a nuestro favor, ya que estamos a la vanguardia en cuanto a manejo de las nuevas tecnologías, APPs, plataformas web, herramientas informáticas, etc., por lo que somos capaces no sólo de asesorar legalmente, sino de tramitar o ayudar a nuestros clientes a tramitar expedientes de diversa índole, ya que si hay algo que se ha visto potenciado con esta pandemia, es la real y efectiva implantación de los medios telemáticos en todas las administraciones.
La crisis por la expansión del COVID-19 plantea retos tecnológicos afectando a la forma de trabajar de los despachos de abogados y también a la forma de relacionarse con sus clientes. ¿Qué recomendaría al abogado y abogada joven a la hora de afrontar tecnológicamente esta nueva coyuntura
Mi recomendación sería no escatimar en dotarse de buenas herramientas tecnológicas e informáticas para que su trabajo sea más ágil y dinámico. Desde un buen ordenador y conexión a internet, por básico que parezca, hasta los programas de gestión de despacho, bases de datos y herramientas y aplicaciones que hoy se encuentran a nuestra disposición y que hacen mucho más eficiente nuestro trabajo.
El trabajo hoy día ya no es un lugar físico. Hoy nuestro trabajo es un ordenador, tablet o smartphone que nos permita tener acceso permanente la red, a nuestro correo electrónico y a nuestros expedientes, estemos donde estemos.
Los jóvenes en la actualidad debemos tener una buena formación legal y, además, tener una buena destreza en el manejo de herramientas tecnológicas que nos permitan ser más competitivos dentro del modelo sociedad virtual al que nos estamos encaminando.
Pensando en el futuro escenario post COVID-19 ¿cambiará el modo de relación abogado-cliente en el contexto de una nueva normalidad, o por el contrario volveremos a una situación similar a la previa de la crisis?
La relación abogado-cliente ya ha cambiado y ese cambio ofrece tantas ventajas que lo normal es que haya venido para quedarse. Antes, por ejemplo, eran más excepcionales las reuniones telemáticas y, ahora, se están generalizando y normalizando, en el sentido de no ver su utilidad sólo para una situación excepcional como el Estado de Alarma. La reunión telemática o, incluso, telefónica, conlleva un ahorro de tiempo y dinero, sobre todo cuando implica desplazamientos, que lo hace beneficioso tanto para el abogado como para el cliente. La presencialidad se reducirá a lo estrictamente imprescindible porque hemos constatado que las relaciones profesionales son incluso más productivas cuando se mantiene un contacto más limitado.
Teniendo en cuenta que esta crisis sanitaria ha transformado los modelos de trabajo dando un protagonismo sin precedentes al teletrabajo ¿Cuál es su opinión desde el punto de vista de la conciliación de futuros abogados?
La conciliación sigue siendo el gran talón de Aquiles de nuestra profesión. El teletrabajo ayuda, en gran medida, a la conciliación de la vida profesional y familiar, pero no en cualquier situación. La verdad que esconde el teletrabajo es que muchas veces la persona que está teletrabajando, tiene que atender, a la vez, su trabajo y algún tipo de carga familiar, lo que imposibilita desarrollar su trabajo en las condiciones óptimas que tendría en su puesto de trabajo.
Además, la actividad judicial propia de los Juzgados no es compatible con el teletrabajo porque, aunque se hayan implementado para determinados procedimientos las vistas telemáticas, son un número reducido los procedimientos que se celebran por esos medios.
Gracias a la aplicación de tecnología los futuros abogados disponen de nuevas herramientas y soluciones (plataformas o software) para optimizar la gestión de los despachos.
¿Qué soluciones/ herramientas entienden como imprescindibles a la hora de adaptarse a la evolución de los nuevos modelos de trabajo donde el teletrabajo obtiene mayor protagonismo?
Para mi es imprescindible contar con un programa de gestión de despacho, una buena base de datos y tener a disposición herramientas que permitan la realización de videoconferencias.
¿Qué disciplina formativa recomiendan para los futuros profesionales de la abogacía? ¿Por qué?
En este momento, recomendaría especializarse en Derecho laboral de empresa y en derecho fiscal y tributario. Creo que no hay un gran número de profesionales que se dediquen a esas materias y un abogado con especialización en las mismas tendrá más oportunidades de acceso al mercado laboral y en mejores condiciones.
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