Entrevistamos al joven abogado Álvaro Sáez, emprendedor y fundador de la startup SAEZ.LAW, con motivo de la celebración del día del abogado Joven
1.- Sr. Sáez ¿por qué los clientes deben apostar y confiar sus asuntos sin temor a dudas por contar con el servicio jurídico que pueda aportarle un abogado joven, máxime si está especializado en el enrevesado ámbito fiscal, como es su caso?
La experiencia es un grado y nadie contrata un abogado para que haga prácticas o experimentos con su asunto. Los clientes necesitan una persona competente en la materia y con experiencia previa en casos similares. El Derecho es muy amplio y hoy un abogado que no esté especializado no ofrece garantías con independencia de la edad que tenga.
En mi caso empecé a trabajar de Abogado de Impuestos a los 24 años y hoy tengo casi tengo 37 años. Además, mi padre es asesor fiscal, así que esto de los Impuestos lo mamé desde pequeño. Dentro de los Impuestos y del Derecho Fiscal descubrí que tenía una habilidad especialidad para ganarle los recursos y las inspecciones a Hacienda, y me especialicé en echarles abajo el trabajo a los inspectores.
2.- Hemos asimilado como normal la categoría de “abogados jóvenes” pero en cambio no se habla de “abogados viejos o maduros” ¿Es partidario de mantener la distinción o categoría de abogado joven, no debería –para evitar discriminaciones- denominarse simplemente abogados de reciente colegiación indistintamente de la edad en la que se inicie el ejercicio?
Cada uno se pone la etiqueta que quiere. Con los años lo de “abogado joven” cada vez me suena mejor, quizás sea porque ya no soy tan joven.
3.- En su caso usted, además, ha iniciado su ejercicio profesional constituyendo una startup jurídica como es Saez.Law ¿Por qué los abogados jóvenes deberían apostar por el emprendimiento?
Vivimos un momento de cambio. Estamos dejando atrás la Sociedad Industrial en la que uno iba a la Escuela donde le enseñaban el oficio que desempeñaría cuando empezase a trabajar y hasta que uno se jubilase. Emprender es la única apuesta segura a medio plazo para cualquiera en la Sociedad Digital y Globalizada. Si no eres capaz de adaptarte al cambio, ¡provoca el cambio!
4.- Cambiando de tercio, hemos podido saber a la luz de un reciente informe elaborado por PwC que la “tasa Google” tendría un impacto negativo en nuestro PIB que rondaría entre los 586 y 662 millones de euros ¿En qué se basa usted cuando afirma que la “tasa Google” la terminaremos realmente pagando entre todos los ciudadanos y no tanto las big tech?
La “tasa Google” no deja de ser un impuesto a la riqueza, al capital, a la inversión. Hoy la riqueza no está en la tierra, ni en la industria, está en los datos y nadie tiene más datos que Google.
Vivimos en un sistema capitalista y en este sistema el capitalista es el Rey.
Si le cobramos impuestos al Rey, el Rey nos los cobra de vuelta ¿Por qué? Porque puede.
Hace unos meses hubo una gran polémica en relación con si el AJD de las hipotecas lo pagaba el Banco o el consumidor que compra su casa. Al final se cambió la Ley para que lo pague el Banco y los Bancos lo que han hecho es subir el precio de las hipotecas.
Con la Tasa Google ocurrirá lo mismo.
Google repercutirá el coste de la “Tasa Google” a los anunciantes que, a su vez, si pueden, lo repercutirán a sus clientes.
¿Quién puede repercutir la Tasa Google a sus clientes? Así a bote pronto, se me ocurre que las marcas de lujo francesas con un gran margen de venta, que ahora tienen mucho tirón, pueden aumentar unos euros el precio de sus productos y su consumidor lo pagará igual.
El pequeño comercio y la pequeña tienda online lo tiene más difícil y la “Tasa Google” reducirá sus beneficios y el empleo.
Es decir, la “Tasa Google” significa menos dinero en el bolsillo del consumidor y del pequeño comerciante digital. Pero también menos empleo y menos recaudación vía IRPF y Seguridad Social.
5.- La tecnología Blockchain nos ha traído los bitcoin. En este sentido ¿fiscalmente cuáles son los principales retos que plantean las monedas virtuales y la tokenización de activos?
Te respondo a la gallega, ¿quién hubiese imaginado hace 10 años que habría riqueza en las criptomonedas y que los Estados querrían meter la cuchara en la olla y cobrar impuestos? Para mí imposible de imaginarlo.
Insisto la riqueza está hoy en los datos en formas que todavía nos cuesta comprender.
El reto para un mundo abocado al desastre ecológico es reducir la economía lineal de comprar, usar y tirar.
Esto conlleva la necesidad de conservar toda la riqueza que generemos en un círculo virtuoso y para ello tenemos que dejar de cobrar impuestos a la riqueza.
Yo no sólo defiendo que la “Tasa Google” será un error que nos saldrá caro, sino que cobrar Impuestos a la riqueza o a la inversión, sea ladrillo, acciones, o criptomonedas es un error que pagan los más débiles: los consumidores, los trabajadores y los autónomos.
Lo que más impuestos recauda son el IVA, el IRPF y la Seguridad Social, castigar con Impuestos a Google y las criptomonedas, reduce el consumo y el empleo y, en consecuencia, la recaudación de Impuestos que tanta falta nos hace desde que empezó la crisis en 2008.
En mi Libro “NO PAGAR IMPUESTOS PARA AYUDAR A LOS DEMÁS” lo explico todo a fondo.
6.- ¿Debería existir un marco regulador Fiscal y Tributario específico para el sector tecnológico?
Pues depende.
Si ese marco regulador Fiscal y Tributario específico va dirigido a destruir riqueza y empleo, no veo la necesidad.
7.- Estamos viendo que la expansión en el uso y aplicaciones de la inteligencia artificial (IA) o tecnología cognitiva conduce a la automatización de procesos y tareas en todos los ámbitos. ¿Cree que la IA supondrá en el futuro una amenaza para la pervivencia de los profesionales del asesoramiento jurídico fiscal?
Creo que para aquellos profesionales que no se esfuerzan por crear valor añadido y que sueñan con trabajar en el turno, en un Gran Despacho, en una Corporación cotizada o para un Banco, haciendo «sota, caballo y rey» de 9:00 a 15:00, la IA será letal.
Para mí la IA es una gran oportunidad y a día de hoy el principal obstáculo que me encuentro es la reticencia de muchos abogados a aceptar que necesitamos cambiar o desapareceremos.
Explícale tú a un mercantilista que es un crack que tiene 60 años y se enriqueció al calor del boom inmobiliario que ahora para hacer clientes tiene que tener redes sociales. No lo entienden y es lógico.
Yo no sé si dentro de 5 años seré Abogado de Impuestos, de lo que estoy seguro es de que me sobrará el trabajo.
8.- Y para terminar, pensando en facilitar el arduo como ilusionante inicio del ejercicio y carrera profesional de la Abogacía ¿qué les aconsejaría a todos aquellos de nuestros lectores que van a comenzar como abogados jóvenes o, mejor dicho, como abogados de reciente colegiación?
Que, si se esfuerzan, creen en sí mismos, se especializan y comparten con otros abogados el trabajo que otros abogados saben hacer mejor en 5 años les puede ir tan bien como a mí.