El informe señala que la identificación digital puede verificarse sin ambigüedades a través de canales digitales, haciendo posible el acceso a la banca, las prestaciones de los Gobiernos, la educación y otros muchos servicios críticos. Los riesgos y el potencial de uso indebido de la identidad digital son reales y merecen una atención especial. Cuando está bien diseñado, el DNI digital, no sólo permite el empoderamiento cívico y social, sino que también facilita diferentes beneficios económicos reales e inclusivos, un aspecto menos conocido de la tecnología. En el informe, se desarrolla un marco para entender el potencial impacto económico de la identificación digital, basado en un análisis de casi 100 formas de uso de esta tecnología en Brasil, China, Etiopía, India, Nigeria, Reino Unido y Estados Unidos. En estos siete países, la ampliación de la cobertura de la identificación digital podría generar un valor económico equivalente a entre el 3 y el 13% del PIB en 2030 y algo más de la mitad de ese valor podría corresponder a los individuos. Generar todo ese valor no es ni seguro ni automático -exige múltiples casos de uso de alto impacto y elevados niveles de uso- y no todas estas fuentes potenciales de valor económico pueden tener impacto en el PIB. Sin embargo, con un diseño cuidadoso del sistema y políticas para promover la adopción y reducir los riesgos, la identificación digital podría ser una clave poderosa para el crecimiento inclusivo, ofreciendo un valor económico cuantificable a los individuos, más allá de los beneficios no económicos. significativos.