Un evento desarrollado en el Salón de Actos -bajo la atenta mirada de los decanos históricos de la Corporación que lucen retratados en sus paredes- que evidencia que la Abogacía granadina es un colectivo vivo, en constante renovación, sin dejar de lado su historia centenaria. “Tenemos la obligación de acrecentar el ingente acervo jurídico, social y cultural que este Colegio acumula”, ha recordado Leandro Cabrera, decano del tercer colegio más antiguo de España, a los nuevos colegiados tras formalizar su compromiso de la profesión ante la Junta de Gobierno y el colegiado de honor, Fernando Mir. En este entrañable momento, además, los ya letrados han estado respaldados por sus respectivos padrinos y acompañados por familiares y amigos, “parte indispensable” de sus éxitos, ha puntualizado el decano.
Durante la bienvenida de los jurandos y promitentes a su “casa profesional”, Cabrera ha insistido en la importancia de actuar con ética y honor como miembros de pleno derecho de la Abogacía granadina. “No hay trabajo, empresa, sueldo o cliente que justifiquen que realicéis comportamientos antiéticos; hay principios y valores que deberían ser insustituibles”, ha asegurado el decano, quien también ha invitado a los nuevos letrados a que sigan su vocación, pues es el motor interno que les garantizará el éxito; de que sean valientes y asuman retos y riesgos, evitando caer en el círculo de confort; de que trabajen con excelencia y no dejen de formarse; y que aprovechen las oportunidades que abren hoy día las nuevas tecnologías y el mundo digital. “Esta es una profesión dura, pero atractiva; difícil, pero libre e independiente; de largo recorrido, pero apasionante”, ha concluido Cabrera.