Así, los eurodiputados han añadido a la lista de servicios que deben ser gravados el suministro de contenidos en forma de vídeo, audio, juegos o texto usando una interfaz digital, con independencia de que dicho contenido sea propiedad de la empresa o se hayan adquirido los derechos para distribuirlo. De esta forma, las plataformas como Netflix también estarían sujetas a este impuesto.
Además, han propuesto rebajar a 40 millones el umbral mínimo a partir del cual los ingresos obtenidos en el bloque comunitario de una empresa deben ser gravados, frente a los 50 millones que defiende la Comisión Europea en su propuesta.
En cualquier caso, los eurodiputados han remarcado que el impuesto europeo a los servicios digitales sería una solución "temporal" porque es preferible sacar adelante una base imponible común y consolidada a nivel comunitario para el impuesto de sociedades y adoptar gravámenes sobre los servicios digitales acordados en el seno de la OCDE.
El impuesto a los gigantes digitales es una cuestión que sigue dividiendo a los Estados miembros, quienes no han logrando un consenso sobre el asunto en ninguna de las dos reuniones que han mantenido a nivel de ministros de Finanzas, principalmente por la oposición de países como Irlanda, Dinamarca, Suecia o Finlandia. Como todas las propuestas legislativas de fiscalidad, debe ser aprobada por unanimidad entre todos las capitales europeas.