La primera novela del periodista narra la obsesión de Antoine, vigilante de seguridad jubilado, por la literatura policiaca; una pasión que le lleva a convertirse en asesino en serie.
Una mañana, mientras disfruta de su jubilación en el Paseo Marítimo de Castelldefels, Antoine escucha hablar del «crimen perfecto» en la radio. Obsesionado con la novela negra decide ponerlo en práctica envenenando a un mendigo con anticongelante y polvo de vidrio. El éxito y la adrenalina hacen que continúe sumando asesinatos de todo tipo —atropellos, ahogamientos, decapitaciones, incendios, electrocuciones...— hasta alcanzar el Top Ten de asesinos en serie en España. Pero no está del todo satisfecho porque nadie conoce sus andanzas; así que decide contactar con una periodista para que narre su historia. Atrapada en una vida complicada, Roser no tiene más remedio que ponerse a escribir la biografía de este serial killer jubilado.
La novela se desarrolla en la localidad costera de Castelldefels (en un momento anterior a la pandemia), aunque el protagonista recorre otros lugares de Cataluña para cometer sus crímenes como la estación de esquí en Baqueira Beret, Sitges, Barcelona o Sant Adrià de Besòs, entre otros.
Víctima del crimen perfecto incorpora constantes alusiones a autores, personajes y obras en un homenaje al Género Negro.
Pepe M. Carrascosa: «La idea del crimen perfecto es un tema recurrente en las novelas negras que lee constantemente Antoine. El protagonista de Víctima del crimen perfecto decide asesinar a completos desconocidos para que nadie sospeche de él. Su modus operandi se va perfeccionando (envenenamientos, atropellos, tatuajes letales, intoxicaciones, ahogamientos, electrocuciones, abrasamientos...) hasta convertirse en una obsesión por alcanzar el número de víctimas del top ten de asesinos en serie españoles (Arropiero, Sacamantecas, el asesino de la baraja, el celador de Olot...). Sin embargo, no se siente reconocido: nadie conoce sus hazañas».
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