El informe señala que las asesorías y despachos profesionales se encuentran actualmente en una encrucijada, con la necesidad en muchos casos de revisar su modelo de negocio. Por un lado, gran parte de los servicios que prestaban, o están prestando a la mayoría de los clientes, no son digitales y observan tendencias a la baja y un futuro incierto, mientras que, por otro, tienen la necesidad de crecer ofreciendo nuevos servicios de valor añadido a aquellos clientes que ya demandan y valoran servicios que sí lo son. El sector es consciente de que la infraestructura tecnológica constituye, junto con el necesario expertise de los asesores, el eje fundamental sobre el que gira la gestión del propio despacho. La tecnología es fundamental para el trato con el cliente, pero también para aspectos tan relevantes como la productividad. Ha aumentado el número de despachos conectados a la nube, cuya proporción supera levemente la tercera parte del total del sector. En este sentido, los clientes que contratan servicios de asesoría valoran sobre todo una conectividad constante con el asesor, que le permita un acceso ilimitado a la información de la propia empresa y, a poder ser, canales de comunicación que les facilite contactar con algún miembro del equipo asesor en todo momento.