XXV aniversario de la Escuela Judicial

El presidente del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, ha destacado, en el acto conmemorativo del XXV aniversario de la Escuela Judicial celebrado en Barcelona, el “inquebrantable vínculo” que mantienen todos quienes forman parte de la judicatura española con la Escuela Judicial, “por cuanto esta es mucho más que un mero centro de formación para los jueces españoles”.

Durante su intervención en el acto celebrado en el recinto modernista de Sant Pau, el presidente del TS y del CGPJ ha subrayado el “legítimo orgullo” que tanto los jueces y juezas que han pasado por la Escuela como el personal que ha desarrollado su labor en esta sienten por el “gran recorrido hacia la excelencia” realizado en estos 25 años.

“Son muy a menudo los maestros los verdaderos responsables del interés y de las ganas de aprender de los alumnos”, ha dicho Lesmes, que ha agradecido el trabajo de los ocho directores que ha tenido el centro desde su puesta en marcha, de los profesores y del personal auxiliar y administrativo.

Por su parte, el director de la Escuela Judicial, Jorge Jiménez, ha señalado el prestigio internacional de la Escuela Judicial, de la que ha dicho que es “un referente formativo mundial” y “una gran embajadora del Consejo General del Poder Judicial y de nuestro país”; y ha recordado cómo “todos los países y poderes judiciales ponen su mirada en nuestro sistema de formación, en nuestras metodologías, en nuestras experiencias pedagógicas”.

Con todo, ha añadido, sigue habiendo retos por delante y “es necesario continuar mejorando nuestros métodos de trabajo, adaptarnos a las nuevas tecnologías, desarrollar nuevas capacidades y habilidades necesarias para el ejercicio de la función jurisdiccional e ir progresando en la especialización”.

Jorge Jiménez ha concluido su intervención agradeciendo su compromiso a todos quienes forman parte de la Escuela Judicial: “Lo más valioso es el capital humano con el que ha contado y cuenta esta institución. Ese es el secreto de este proyecto y ese debe seguir siendo el impulso para seguir ofreciendo una formación de excelencia”.

En el acto también han intervenido el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, Carlos Gómez, que fue director de la Escuela Judicial entre 1999 y 2002 y que ha hablado en representación de quienes han estado al frente del centro en sus distintas etapas; la profesora Amelia Mateo, en nombre de los docentes; y dos miembros del personal auxiliar y administrativo.

Escuela Judicial

La Escuela Judicial abrió sus puertas el 18 de febrero de 1997 en los terrenos de la finca L’Esperança, propiedad de la Generalitat, que cedió su uso al órgano de gobierno de los jueces. Desde entonces han pasado por sus aulas un total de 3.569 jueces y juezas en prácticas, lo que representa el 67 por ciento de los miembros de la Carrera Judicial en activo. De ellos, 2.341 -el 65,6 por ciento- son mujeres.

También es el órgano encargado de la formación continua que los miembros de la Carrera Judicial reciben a lo largo de su vida profesional mediante el Plan Estatal y los Planes de Formación Descentralizada. Entre 1999 y 2022 se han llevado a cabo un total de 7.992 actividades formativas que suman 121.488 plazas dirigidas a integrantes de la Carrera Judicial.

Durante el acto se han proyectado distintos vídeos en los que jueces y juezas de toda España, pertenecientes a las últimas 25 promociones de la Carrera Judicial, han enviado mensajes de felicitación a la Escuela Judicial.

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Comentarios

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ACG 28/03/2022

Buenos días. No suelo intervenir en este tipo de foros ni formular comentarios artículos de esta clase, pero ante el que he tenido que leer esta mañana considero debo hacerlo. Al menos, para que tengan en cuenta mi opinión tienes la compartan o la desconozcan.
Ante todo, mi nombre es Antonio Carrascosa González, actualmente Magistrado de la Audiencia Provincial de Jaén; y número de escalafón 2133.
Pertenezco a la 48º promoción de la Escuela Judicial. Lo que significa la primera que tuvo la «suerte» de ir a Barcelona, en la nueva localización geográfica que se asignó a dicho organismo.
Pues bien, ante el contenido del artículo que se me ha remitido por conducto oficial, considero oportuno efectuar las siguientes consideraciones en torno al «aniversario» de dicho organismo, que es objeto del mismo:
-la inmensa mayoría de los compañeros, de las distintas promociones, y la totalidad de los que integraron la antes mencionada y las siguientes, conocen a la perfección que el cambio de sede geográfica (de Madrid a Barcelona) de la Escuela Judicial respondió exclusivamente a razones políticas, concretamente, a las exigencias de Jordi Pujol a los distintos gobiernos, primero del PSOE y después del PP (Felipe González y Aznar, respectivamente, para entendernos), en orden a que los que acudieran allí conocieran Cataluña y optaran por un destino en dicha comunidad autónoma, siempre tan necesitada de jueces titulares, finalidad que obviamente no se ha conseguido, ni entonces ni mucho menos ahora;
-todos los que desde entonces tuvimos que acudir allí sufrimos desde el inicio los múltiples inconvenientes que ello suponía, no sólo porque -para la inmensa mayoría- Barcelona se encontraba mucho más lejos de nuestros lugares de origen y a los que pensábamos regresar tras dicho periodo que Madrid, donde hasta entonces (1996) habían ingresado los pertenecientes a promociones anteriores;
-todos los que tuvimos que acudir allí, además, tuvimos que sufrir los gravísimos inconvenientes que generaba la más que inidónea ubicación de dicho organismo, que no se hallaba en Barcelona capital, lo que hubiera sido -cuando menos- deseable; sino en lo alto de un monte sin acceso por medio de transporte público alguno; lo que conllevaba que al menos dos horas al día las «invirtiéramos» en acudir y regresar de dicho escarpado lugar;
-los integrantes de mi promoción, al menos la mayoría, pudimos percibir que en lugar del aspecto práctico que debía presidir las clases y enseñanzas y, en definitiva, los conocimientos a adquirir, lo que en un principio se nos anunció, pronto se transformó en aburridísimas y somnolientas clases teóricas sobre materias que conocíamos sobradamente, dada la cercanía temporal con que nos habíamos preparado y superado los muy numerosos temas de la oposición; lo que se tradujo, como es obvio, en un hartazgo generalizado y en el lento transcurrir de los días;
-como continuación de lo anterior, cuando por fin se nos destinó a Juzgados en prácticas (lo que no aconteció hasta octubre de 1997), en que aplicar nuestros conocimientos ya acreditados y tomar «tierra» en procedimientos vigentes, se nos obligó a regresar a Barcelona al menos en dos ocasiones, con los consiguientes inconvenientes y gastos, para «dar cuenta» de lo aprendido, lo que hubiera sido fácilmente soslayar con el envío de las correspondientes comunicaciones, por ejemplo, correo electrónico o fax, que ya por entonces existían; y
-finalmente, transcurridos 12 meses entre estancia en Barcelona y Juzgados en prácticas (los de la promoción posterior sufrieron aún más tiempo en todo ello), advertimos con sorpresa y un ojo, no se nos ofrecían todas las plazas que se encontraban vacantes, como era ya obligado por la Ley Orgánica del Poder Judicial, sino única y exclusivamente las 188 (creo recordar) que correspondían a los integrantes de esa promoción, seleccionadas por otra parte por criterios aún desconocidos, continuando así en aquella situación (esto es, cubiertos por interinos), muchas plazas que eran de nuestro interés y, con ello, conminando a muchos a destinos del todo indeseables.

Me dejo en el tintero algunos aspectos, obviamente también negativos, de mi experiencia por aquel entonces, pero creo que con los anteriores doy un de la misma. A idea de la misma.

Sin otro particular, atentamente:
Antonio Carrascosa González

Pd-. Si aún sigue allí mi «despacho», algún día me pasaré a recogerlo, pues en cuanto salimos publicados en el BOE con nuestros primeros y anhelados destinos, y antes de la fecha programada para su entrega (para la que aún quedaban al menos 10 días, otro aspecto bien destacable) marché de Barcelona junto con otros compañeros, ya libres de las conjeturas y presiones que se nos ejercían. Por cierto que la entrega de despachos la presidió y llevó a cabo el tal Jordi Pujol, antes mencionado, imputado en muy numerosas causas al día de hoy.