La Sala entiende que la conducta de la acusada evidencia una "absoluta desatención y la falta de los más elementales cuidados en un animal respecto del cual la apelante tenía la posición de garante" y, por lo tanto, se ha desestimado así el recurso de apelación interpuesto por la dueña del animal, según ha informado el TSJCV en un comunicado.
La mascota, que estaba famélica y deshidratada, murió el 2 de agosto de 2016, sin que los veterinarios que intentaron socorrerla pudieran hacer nada por su vida. El cachorro vivía en el patio de una vivienda de la localidad de San Vicente del Raspeig (Alicante) que su dueña había ocupado, en condiciones de insalubridad, sin agua, comida ni zonas de sombra o cobijo.
Tampoco había recibido las vacunas obligatorias, sufría diarreas con sangre y acabó contrayendo la enfermedad de la parvovirosis.
El Juzgado de lo Penal número 5 de Alicante reflejó en la sentencia ahora confirmada que la acusada llevaba "una vida desordenada" y estaba "en ocasiones ebria o bajo el efecto de sustancias". Además de condenarla a tres meses de prisión, el juzgado le impuso una inhabilitación especial para ejercer cualquier profesión, oficio o comercio relacionado con los animales.
Ahora, la sección tercera de la Audiencia de Alicante ha ratificado ahora dicho fallo tras desestimar el recurso de apelación interpuesto por la condenada. El tribunal considera correcta la aplicación en este caso del artículo 337 del Código Penal pues este precepto castiga a quien dispense a cualquier animal doméstico "un "maltrato injustificado por cualquier medio o procedimiento, lo que incluye también la comisión por omisión".