El acto fue inaugurado por Juan José Rivas, notario honorario, a quién dio paso José Manuel García Collantes, Decano del Colegio Notarial de Madrid.
Juan José Rivas evocó su ingreso en el cuerpo notarial y su temprano contacto con Isidoro Lora-Tamayo, con quien le unió la especial relación preparador-opositor. Respecto del Memento que se presentaba, en palabras de Rivas, “no es una mera enumeración de casos o supuestos, sino un auténtico tratado de Derecho de Sucesiones, en el que están perfectamente planteadas las cuestiones, las posibles soluciones y lo resuelto por los tribunales de forma sencilla. Lo que hace el autor en cada página es ahorrarnos muchas horas de estudio, porque él ya lo ha hecho por nosotros con anterioridad”. Además, recalcó que la obra es un escrito que “ensambla tanto la doctrina como la práctica a partes iguales”.
Prosiguió el evento tomando la palabra Juan Pujol Jaén, Consejero Delegado de Lefebvre – El Derecho, que manifestó el privilegio que había tenido por haber conocido al autor, con el que fue muy fácil colaborar. Según Pujol, Isidoro Lora-Tamayo cumplió a la perfección con la definición del DRAE, para el que hacer alguien sus mementos es detenerse a discurrir con particular atención y estudio lo que realmente importa.
Alfonso Madridejos Fernández, Vicedecano del Colegio Notarial de Madrid, cogió el testigo e intervino señalando que el libro protagonista del acto era realmente útil para la preparación de los opositores, por su profundización práctica en el Derecho de Sucesiones. Ofrece una “perspectiva práctica desde el ejercicio profesional, anticipando los problemas que vas a tener” en el día a día de la profesión. Continuó elogiando la dimensión humana de Isidoro Lora Tamayo, definiéndolo como un “maestro” que “domina su arte, su ciencia, su disciplina e imparte magisterio”.
El autor del Memento, Isidoro Lora-Tamayo, comenzó exponiendo tres cuestiones sobre el libro: por qué lo escribió, cómo lo ha escrito y qué pretendía con él.
Según sus palabras, hay muchas razones por las que escribió la obra, pero de forma anecdótica, quiso señalar el motivo de su jubilación y el tiempo que disponía para hacerlo. Además, deseaba transmitir a los demás “aquellos conocimientos que mi profesión de notario me había dado. Esos conocimientos eran producto de lo estudiado durante las oposiciones, de la escuela diaria del despacho, de los artículos y libros de la literatura jurídica y de lo que escribían nuestros compañeros.” A él le habían enseñado a lo largo de su vida, que “lo esencial era aprender a discurrir sobre hechos”; por ello, elaboró los casos prácticos que componen la obra que están extraídos del día a día.
Respecto a cómo lo escribió, el autor explicó que de cada caso elaboraba un esquema de lo que él pensaba y después, pasaba ese esquema a una opinión escrita, buscaba la jurisprudencia y doctrina de la Dirección General para confirmar o refutar la opinión sostenida y, por último, los agrupaba siguiendo los temas del programa de ingreso en la notaría.
Asimismo, destacó la colaboración con la editorial, mencionando que “funcionó desde el primer momento la química con Juan Pujol y todo fue colaboración con él o a través de Covadonga Osoro, Directora de Redacción, que fue un modelo de eficacia”.
En relación sobre qué pretende con la obra, matizó que fundamentalmente era ayudar a que la mente del opositor “no esté encerrada en los artículos del Código Civil, de la Ley Hipotecaria, de la Ley Notarial, de leyes mercantiles y de las doctrinas que interpretan unos y otros, sino que por el contrario, en el estudio se abra a la realidad que todas ellas pretenden regular”. Lora Tamayo aludió a su pretensión de aproximar teoría y práctica, pues deben ir unidas, ya que la ausencia de una u otra “deshumaniza al Derecho”. Al hablar de la práctica, opinó sobre el concepto “competencia”, pues para él, se refiere a “la formación intelectual que proporciona la teoría, y la capacidad de comprensión e inserción de la vida social de esta teoría”.
Por último, agradeció el apoyo y paciencia de su familia durante su trayectoria profesional.
Francisco Javier Gómez Gálligo, Director General de Registros y Notariado, expresó su admiración por el autor, destacó la importancia de la función notarial y de los profesionales que se dedican a esta profesión. También, mencionó, como el resto de intervinientes, el valor práctico de la obra y la importancia de los casos prácticos que en ella aparecen, pues ayudan a resolver los problemas a diario. “La preparación del caso práctico, es lo que debe definir a un buen jurista”.
Cerró el acto José Manuel García Collantes, Decano del Colegio Notarial de Madrid, quien reiteró los elogios al Autor del memento y al contenido del mismo.
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