GESTIÓN DE DESPACHOS

¿Es el email el gran olvidado del marketing jurídico?

Tribuna
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No vamos a descubrir a a estas alturas de siglo que la abogacía no se ha llevado muy bien con la publicidad, el marketing y la comunicación, ya sea por las propias reglas deontologicas establecidas por el colectivo, por ciertos egos propios de la profesión o vaya a saber usted bien porqué. En la actualidad también, huelga decir, que nos encontramos en un momento de revolución donde las reglas de juego y los canales de difusión y comunicación han cambiado. Internet, las redes sociales y todos los servicios alrededor de ellas han producido que la profesión se lance a explorar las capacidades que tienen todas estas tecnologías (ya no podemos poner la coletilla de nuevas) para atraer clientes a los despachos.

Al principio fueron las páginas web, el posicionamiento del despacho a través del escaparate que generaba internet y los buscadores, pero sin ninguna interconexión con usuarios y clientes hasta que llegó, en un primer momento la revolución de los blogs jurídicos, teniendo exponentes en la actualidad como la asociación Derecho en Red y sus premios a las mejores bitácoras/blogs jurídicos; y el posterior boom de las redes sociales que ha abierto la puerta de par en par para que cualquier despacho sea cual sea su tamaño pueda comunicar, difundir, escuchar y atraer clientes según sus propios intereses. Todo esto ha llegado a la abogacía, seguramente más tarde que a muchos otros sectores y con las reticencias acumuladas de muchos años de un silencio en comunicación y a espaldas de un marketing que no fuese del boca a boca, o sólo alcanzable, por los costes que generaba o la falta de acceso a los medios de comunicación, a unos privilegiados despachos. Con todo ello quizá nos estemos refiriendo a que si bien son canales y servicios que han ido aflorando en la actualidad y desconocidos para casi todos los sectores económicos, e incluso para la sociedad en general, por la casuística propia de la profesión son especialmente desconocidos y mirados con reticencias por los abogados. Es cierto que por nuestra profesión tenemos que tener especialmente cuidado con nuestro código deontológico, con nuestro deber de secreto y el compañerismo que debe estar presente en nuestras relaciones con otros colegas de profesión, pero todo ello no debe ser una pared infranqueable para explorar todos estos nuevos caminos que se nos abren.

En la actualidad escuchamos y leemos en abundancia sobre el gran altavoz que son las redes sociales, los nuevos canales de difusión de contenido, las aplicaciones móviles diseñadas específicamente para la abogacía que pueden revolucionar también las formas de comunicación con los clientes, los servicios de mensajería instantánea o de comunicación directa (y gratuita) como whatsapp, y un largo etc. que realmente dotan a nuestros despachos de un sinfin de posibilidades que hasta hace unos pocos años, eran, reitero, costosos o de difícil alcance.

Todas estas herramientas sirven para difundir nuestros contenidos, servicios, o nuestro buen saber hacer, que todas ellas sirven para atraer usuarios, que quizá en un futuro sean clientes o a clientes para que se interelacionen más si cabe con nuestros despachos. Es decir, el objetivo final es atraer a nuestras sedes, ya sean físicas o digitales (nuestras páginas web) usuarios que o bien nos llamarán por teléfono, acudirán a nuestra sede o contactarán a través de nuestra web, nuestros formularios de contacto o nuestro correo electrónico. Y en esto último me quería centrar en este momento.

Quizá, uno de los olvidados o que parece que se omite cuando se habla de marketing y comunicación online es el email marketing, que siendo uno de los formatos “más antiguos o tradicionales” en lo que a marketing y comunicaciones comerciales electrónicas se refiere, no podemos dejar de lado por su importancia y por el buen retorno que genera, testado en muchos años de análisis y comprobación con buenas herramientas siempre, claro está, como en cualquier otra faceta se cuide a la comunidad, se trate bien y no se  genere mayor spam del que los usuarios y clientes puedan soportar.

El email marketing realizado conforme a las reglas y premisas básicas de consentimiento del destinatario para su remisión, con un tono adecuado, información interesante, actual, original y una regularidad no excesiva en su envío es una gran herramienta que aporta fidelización del cliente/comunidad y que abre las puertas a una mayor monetización. Reitero, que quizá hayamos minusvalorado al correo electrónico y sus posibilidades siendo una herramienta que en la actualidad todo el mundo posee, puesto que la cuenta de correo electrónico es la llave de acceso a prácticamente todos los servicios en Internet, la forma más habitual (y en su caso segura) de comunicarnos y en el que los usuarios/as están muchísimo más familiarizados que sobre los nuevos servicios que van surgiendo. El correo electrónico tiene tantos años como puede tener internet, y sabemos que funciona y ha superado todas las modas que han ido surgiendo en la pequeña gran historia de vida de Internet. Si conseguimos abrir ese canal tenemos un canal directo y abierto a los buzones de correo de nuestros seguidores, clientes o usuarios, que no dudarán en utilizar si en un momento dado necesitan algo de nuestros despachos.

Ciertamente los peligros del email marketing o su posible falta de efectividad vengan también por la masiva recepción de comunicaciones en nuestros buzones electrónicos, luchar para captar la atención de los usuarios ante tanta publicidad (lícita o ilícita recibida), posibles fraudes, virus o comunicaciones fraudulentas recibidas y ante la caída de nuestros boletines o comunicaciones en las temibles y terribles carpetas de correo no deseado. Estos riesgos, peligros o situaciones, también se dan en otros formatos, por ejemplo, todos tenemos que luchar por conseguir atrapar la atención de los usuarios de las redes sociales, donde se compite directamente con contenidos mucho más llamativos y entretenidos (aficiones, deportes, cotilleos, etc.) que los contenidos jurídicos. Superadas estas reticencias, conocedores de los riesgos existentes, un buen boletín, una buena comunicación por email es tanto o más efectiva que otras campañas realizadas por los canales más habituales o en los nuevos formatos que van surgiendo.

Por ello, al desarrollar, actualizar o renovar nuestras webs, está claro que debemos incluir toda la información de las redes sociales donde se tiene presencia y se nos puede encontrar, los canales de comunicación que tiene abierto el cliente con el despacho, pero no está demás que volvamos a mimar al correo electrónico. ¿Acaso dejamos el teléfono en la web sabiendo que quizá esté desatendido cuando alguien nos quiere llamar? Lamentablemente esa es la sensación que produce cuando dejamos nuestro email en la web, un cajón de sastre a veces desatendido, pero que debemos ser conscientes que es una puerta de acceso y fidelización y que dice mucho más de nosotros de lo que pensamos.

No descuidemos nuestro email como puerta de acceso a nuevos clientes, y reflexionemos si merece la pena volver a dar una segunda vida a los boletines informativos. Si alguien se suscribe a nuestro boletín tendrás algo muy preciado, como es, el email (los datos personales son el verdadero petróleo de la economía digital).

Como todo, el éxito es saber compatibilizar los nuevos canales y formatos tradicionales como el email marketing que generan una gran labor de fidelización y monetización, siempre y cuando claro está cuidemos a nuestra comunidad.



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