Un año más queremos conocer la opinión de los abogados y las abogadas jóvenes sobre diferentes cuestiones de gran interés en el sector como la motivación, los desafíos de la profesión, la proyección en las firmas gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías o los problemas de salud derivados del estrés laboral.
Entrevistamos a Alberto Moral (31 años), asociado DS Avocats España.
¿Cuándo y por qué decides ejercer como abogado?
Siempre tuve una cierta inquietud por el ámbito social. De hecho, durante mis primeros años como estudiante, colaboré asesorando a varias asociaciones involucradas en la defensa de derechos sociales. Echando la vista atrás, supongo que fue entonces cuando tomé inconscientemente la decisión de ejercer, aunque no ha habido un momento que supusiera un punto de inflexión, sino que es algo que se fue dando poco a poco de forma natural.
¿Quién o qué situación profesional ha sido determinante en tu carrera? ¿por qué motivo?
A lo largo de mi carrera ha habido varios momentos que han marcado mi manera de entender la profesión, aunque quizá de todos ellos me quedo con el hecho de trabajar en un despacho de abogados internacional y el haber podido vivir en Shanghái (China) ejerciendo la profesión desde nuestra oficina local con compañeros abogados chinos. Gracias a estas experiencias decidí que mi camino no era ejercer como abogado español sino como abogado internacional ubicado en España. También, ha marcado bastante mi manera de ver la abogacía el involucrarme activamente en la vida colegial del ICAB. Realmente nuestra profesión es muy amplia y diversa.
Me fascina el sentido del compañerismo que existe entre abogados y, en particular, estoy muy contento de poder formar parte del Grupo de Abogados Jóvenes (GAJ) de Barcelona, que creo que está haciendo un trabajo estupendo representando a los jóvenes del sector.
En los primeros años como profesional ¿Cuáles han sido los mayores desafíos? ¿Cómo los enfrentaste?
El primer desafío al que se enfrenta cualquiera que empiece en esta profesión es el de formarse. No es una cuestión (sólo) académica, sino de práctica diaria, del día a día, de tratar con asuntos, clientes, compañeros, etc., asumiendo humildemente que el Derecho es tan amplio que es imposible saber de todo. Esta fue quizá fue el mayor desafío inicial: una especie de ‘reset a cero’ en el que, tras venir de años de estudio universitario, me di cuenta de que el camino profesional acababa de empezar. Posteriormente, fueron surgiendo poco a poco otros retos, que supongo que son comunes a todos los compañeros: especializarte en alguna cuestión concreta, ir ganando criterio y autonomía, aprender a delegar en compañeros o gestionar equipos, formar a nuevos compañeros, trabajar la marca personal, generar una cartera de clientes razonablemente estable, etc.
¿Podrías contarnos proyectos en los que has trabajado y cómo han influido en tu desarrollo profesional?
En general me siento muy orgulloso de mi profesión y del tipo de proyectos profesionales en los que he tenido la oportunidad de trabajar. Con los años me he ido especializando en M&A y derecho regulatorio-financiero, lo que me ha dado la oportunidad de trabajar en proyectos de inversión de muy diverso tipo, tanto nacionales como internacionales. Gracias a operaciones de inversión que hemos asesorado desde DS Avocats - España, se han financiado proyectos de innovación e investigación tecnológica, se han reflotado empresas prácticamente en quiebra, se han puesto en marcha nuevos negocios que han generado empleo, hemos atraído inversión extranjera a nuestro país, etc. Personalmente, estoy convencido de que la abogacía de los negocios tiene un impacto positivo en la sociedad, y que esta requiere de buenos abogados para avanzar y desarrollarse.
¿Qué te gustaría mejorar en la profesión y por qué?
Creo que entre todos deberíamos hacer un esfuerzo de mejora y sensibilización en asuntos como conciliación, salud mental, equilibrio personal-profesional, racionabilidad de la carga de trabajo, etc., tanto a nivel institucional / colegial, como interno en la gestión de despachos de abogados. También, por qué no reconocerlo, una reflexión a título individual sobre el tema. A lo largo de mi carrera he tenido compañeros maravillosos y profesionalmente brillantes que han pasado por episodios de este tipo, con efectos sobre la salud que incluso han llegado a ser crónicos. Realmente nunca debería llegarse a ese extremo y creo que hacemos bien en seguir este esfuerzo de mejora, sensibilización y tratar de visibilizar el problema.
¿Qué opinas sobre la formación de los abogados? ¿Crees que está alineada con las demandas y realidades de la situación actual y los avances de las nuevas tecnologías?
Lo fascinante de la abogacía es que se trata de una profesión en continua adaptación a cambios sociales y avances tecnológicos, hasta el punto de que en ocasiones hemos de trabajar en asuntos sobre los que la legislación actual no da una respuesta clara. Además, hay un evidente reto tecnológico que se pone encima de la mesa con la aparición de herramientas de inteligencia artificial. En los últimos años están surgiendo nuevos tipos de herramientas que suponen cambios en nuestra forma de trabajar y, en principio, deberían ser un avance y hacernos más eficientes.
¿Cómo han influido las nuevas tecnologías y la digitalización en el ejercicio de la abogacía? ¿Qué herramientas son más útiles y cómo crees que cambiarán la profesión en el futuro?
Respecto a la inteligencia artificial, existen dos tipos de herramientas que en mi opinión están revolucionando la abogacía: en primer lugar, los modelos extensos de lenguaje (LLMs) como ChatGPT, Gemini, Harvey o similares, que suponen una herramienta para cuestiones cotidianas; y, en segundo lugar, modelos de predicción basados en análisis de datos que suponen una herramienta para toma de decisiones estratégicas. Personalmente no comparto el discurso de que la IA sustituirá la figura del abogado, pero lo que sí es evidente es que gracias a la tecnología están surgiendo nuevos tipos de herramientas que, como cualquier otro avance, hemos de saber poner a nuestra disposición. A partir de ahí, está en la mano de cada uno el querer adaptarse. Hoy en día existe un sinfín de recursos formativos a disposición de todo el mundo y a coste gratuito o muy asequible.
Desde el Grupo de Abogados Jóvenes (GAJ) de Barcelona organizamos multitud de formaciones jurídicas gratuitas en muy diversos ámbitos (M&A, Digital, IA, Laboral, Procesal, Penal, Fiscal, Administrativo, etc.)
¿Crees que la facilidad por gestionar la tecnología de tu generación te permitirá un desarrollo profesional más inmediato y con más proyección? ¿Por qué?
La tecnología avanza tan rápido que estoy convencido de que lo que actualmente nos supone un reto de adaptación a los abogados más jóvenes (manejar la inteligencia artificial, saber utilizar modelos de lenguaje, etc.) se dará por hecho en el futuro, y aparecerán nuevos avances que supondrán un nuevo reto sobre los que los jóvenes de entonces tendrán una mayor facilidad que los jóvenes de ahora.
¿Qué opinas sobre las medidas de conciliación en la profesión? ¿Qué áreas se pueden hacer mejoras? ¿Cómo logras un equilibrio entre vida personal y ejercicio profesional?
Esta es una cuestión que siempre es delicada de tratar, y quizá la primera medida de todas sea seguir señalando y dándole visibilidad al problema. Personalmente veo muy positivo que en los últimos años este asunto haya ido cobrando cada vez más presencia en las instituciones, especialmente en el ámbito colegial y -aunque más lentamente- en el ámbito privado interno de los despachos de abogados.
El ICAM acaba de presentar El I Estudio sobre salud mental de la abogacía madrileña. Entre los datos a destacar se asegura que 6 de cada 10 abogados sufren de ansiedad y casi la mitad han experimentado fatiga, pensamientos negativos y deprimentes y alteraciones emocionales. Además, que las mujeres y los jóvenes son los colectivos más afectados ¿Qué medidas consideras que son imprescindibles para mejorar la salud física y mental de los abogados?
Más allá de medidas colectivas que puedan tomarse en este sentido, creo que el primer paso es sensibilizarse personalmente, tanto respecto al cuidado y equilibrio personal-profesional de uno mismo, como empáticamente respecto a los compañeros del entorno profesional más cercano.