Cuenta con más de 15 años de experiencia en el sector jurídico

Cristina de Santiago (act legal Spain): "La clave de la IA son las personas y no al revés"

Entrevista
Foto entrevista El Derecho

Es especialista en conflictos derivados de incumplimientos de contratos de ingeniería, construcción y EPC; tanto en el ámbito privado como en el sector público. Su expertise incluye el asesoramiento a empresas del sector de la defensa, combinando un profundo conocimiento técnico con una capacidad estratégica que aporta soluciones innovadoras y eficaces para sus clientes

Cristina Santiago es socia directora de act legal Spain. La firma cuenta con 300 abogados y 75 socios. Tras la reciente integración de ALEDRA, la firma internacional presente en 14 países europeos, inicia una nueva etapa. En esta entrevista conocemos con más detalle a qué responde este movimiento y cuáles serán los cambios que sigan a su renovación de identidad corporativa. También, la trayectoria profesional de Cristina, actual responsable del departamento de litigación y arbitraje de act legal Spain.

Para comenzar, nos gustaría saber ¿cuál es la actividad principal de act Legal Spain? ¿Cuáles son los principios objetivos de su modelo de trabajo en el sector legal nacional? ¿Y a nivel internacional?

En act legal Spain somos un despacho multidisciplinar que combina la experiencia en áreas tradicionales del Derecho con una clara vocación de innovación y adaptación a los cambios del entorno jurídico y tecnológico. Nuestra práctica no solo cubre las áreas clave del Derecho, como mercantil, litigación y laboral, sino que también está profundamente enfocada en temas emergentes como blockchain, inteligencia artificial y regulaciones asociadas a proyectos disruptivos.

Aunque las áreas más establecidas, como mercantil y resolución de conflictos, siguen siendo un motor importante para el despacho, hemos encontrado un valor diferencial en el asesoramiento regulatorio de proyectos innovadores, nos sentimos muy cómodos haciendo cosas nuevas y distintas.

A nivel internacional, nuestro modelo se apoya en tres ejes estratégicos: Europa, con nuestros socios de ACT; LATAM, donde somos el puente entre las empresas y el mercado europeo; y nuestro ChinaDesk, diseñado específicamente para facilitar proyectos y transacciones entre Europa, China y LATAM. Para ello, parte de nuestro equipo habla mandarín e inglés y cuentan con un gran conocimiento de la idiosincrasia y cultura de país, que es clave para el cierre de las operaciones.

La verdad es que no tenemos tiempo para aburrirnos.

Recientemente se incorporan a la firma abogados de reconocido prestigio procedentes de otras firmas españolas. ¿Cuál es el principal punto de atracción para que estos profesionales decidan formar parte y apostar por la firma?

Las ganas de hacer las cosas de otra manera. En primer lugar, compartimos los mismos valores. Puede parecer que seamos muy distintos, pero la base es compartida: cuidar del equipo, la búsqueda del equilibrio entre lo profesional y lo personal, cuidarnos. Nuestra máxima es que las personas que pasen por la firma deben ser mejores profesionales, pero también personas.

En segundo, el modelo ACT está basado en el cliente (me gusta decir cliocentrista). Es decir, que no es de ningún departamento ni de ningún socio. Es de toda la firma y no hay incentivos individuales o de departamento por la captación y el resultado a final de año. Es un colectivo y con este espíritu trabajamos.

Es indudable que cada cliente tiene más contacto con alguno de nosotros, pero al final esta transversalidad nos permite trabajar de otra manera, mucho más libre y sin preocupaciones de facturación entre unos y otros. Este método atrae mucho talento porque las personas no somos hojas de Excel, pero soy consciente de que puede no resultar tan atractivo para algunos sistemas o modelos muy personalistas.

Otro aspecto clave es que los socios estamos y nos gusta estar en los asuntos, seguir el día a día y remar con el equipo. De hecho, ninguno de los socios tiene despacho y somos uno más en los proyectos.

El resto de las oficinas de ACT tienen la misma filosofía. Ha sido muy fácil encajar con nuestros socios y esta vis internacional también es muy atractiva porque seguimos trabajando en grandes proyectos transfronterizos, pero manteniendo esta visión muy nuestra en la forma de hacer las cosas.

Con respecto a la aplicación de IA en el sector legal, ¿existe algún departamento específico sobre IA? 

Sí, es una de las grandes apuestas de 2025. También lo hemos hecho muy a nuestra manera, con gente que empezó con nosotros desde muy joven y que lo vive con mucha pasión. No hay un socio al frente, pero no hace falta porque hay mucho talento y es una práctica en la que, de alguna manera, están involucradas todos los departamentos.

Tradicionalmente, los despachos se compartimentan en áreas de práctica, según la posibilidad de centrarse en unas leyes en concreto. Sin embargo, la IA no se trata sólo del Reglamento de Inteligencia Artificial: va a atravesar multitud de sectores y a afectar a multitud de leyes, por lo que nuestro nuevo departamento de IA no es un departamento al uso. Una vez más, la transversalidad es la clave.

En los próximos tres años vamos a ver muchos cambios regulatorios significativos dentro de la Unión Europea y diversas iniciativas para impulsar la competitividad del mercado europeo. De ahí la importancia de comprender lo que está pasando, mantenerse actualizado y coordinar y dar apoyo a la actuación de otros departamentos cuando un asunto con un componente de IA así lo requiera. Es muy complicado que haya proyectos de uso de IA totalmente desmembrados del resto de áreas de práctica.

Es un proyecto ambicioso y también una postura, quizás, poco ortodoxa. Sin embargo, a nuestro parecer, es imperativo atender estas necesidades que ya existen y mantenerse en movimiento: esperar sólo retrasará el aprendizaje.

¿Consideran un requisito imprescindible que sus profesionales utilicen soluciones de IA en el ejercicio profesional? 

Es imprescindible formar a nuestros equipos en soluciones IA, más que su uso de forma generaliza. Es clave que los miembros de act legal Spain entiendan cómo funciona el modelo para saber con criterio qué pueden pedir, para qué sirve y para qué no. También para que no se confíen en lo que nos dicen y que siempre haya una mente humana detrás de posibles alucinaciones. Y, por supuesto, para los sesgos, que son inevitables. La clave de la IA son las personas y no al revés.

En todo caso, su utilidad es máxima y sería un error no introducir esta tecnología en firmas medianas y pequeñas. Solo así podremos competir en igualdad de condiciones con los grandes referentes del sector que llevan años invirtiendo en ella. Lo importante será que no sea una herramienta para apartar a las personas del trabajo, sino para humanizarlo.

En 2025, ¿cuáles son los proyectos más sobresalientes de la firma que nos puedan avanzar? ¿Nos pueden adelantar datos de facturación de 2024? ¿Y previsiones de facturación del año 2025?

Cerramos un año con una buena facturación, con un crecimiento del 32% respecto del año anterior. La trayectoria es muy buena para la juventud del proyecto. Tenemos talento de todas las edades en todas las franjas de la firma.

Para el 2025 la previsión de facturación es, como venimos haciendo hasta ahora, crecer, pero también asentar todo lo que hemos conseguido hasta ahora. Nos hemos puesto un objetivo, un poco más conservador y queremos aumentar nuestra facturación un 16%, la mitad que lo acontecido este ejercicio.

A nivel proyecto, queremos seguir acompañando a nuestros clientes internacionales a ver a España como un gran destino para sus inversiones y proyectos. Gran parte de nuestro esfuerzo se concentrará en reforzar el área de operaciones para dar cobertura a los nuevos proyectos europeos que han venido de la mano de nuestros socios.

Con respecto a su trayectoria profesional y su expertise en arbitraje, ¿considera el arbitraje como una alternativa efectiva a los litigios tradicionales?

Sí y no. Hay determinados procedimientos, especialmente en aquellos con un componente técnico muy alto donde no es que sea una alternativa efectiva, es que es una necesidad.

En operaciones con un componente internacional, es muy útil para dar confort a la parte no nacional, que se sienta cómoda con lo que está firmando.

Otras veces, me parece simplemente una sofisticación que no es necesaria para el tipo de asunto y que, muchas veces, penaliza las reclamaciones de menor importe que no se inician por los costes asociados, sobre todo, con cortes extranjeras o el nombramiento de varios árbitros.

La verdad es que es un debate muy antiguo, pero no ha perdido interés; máxime en un momento de absoluta tensión entre poderes. Si quiero hacer aquí una reivindicación en favor de nuestros juzgados y tribunales: es necesario dotarles de mayores medios para que puedan equipararse a sus homólogos europeos.

Lo que sí tengo claro es que tener una justicia con medios, saneada y que funcione sin retrasos dotaría de muchísima más seguridad jurídica y facilitaría un mayor riesgo empresarial y, con ello, un mayor número de operaciones. Espero que esta deducción, tan necesaria, llegue pronto para afrontar una reforma profunda.

Sus 11 años de experiencia en pleitos de alta complejidad técnica, ¿podría explicarnos cómo y por qué motivos se transforma el panorama legal especialmente en lo relativo a los contratos de ingeniería, construcción y EPC?

Ciertamente estamos viviendo un cambio de paradigma. Hace no mucho participé en un panel donde uno de los aspectos clave era la “nueva gestión de proyectos” desde la interrupción de la tecnología blockchain para llevar un correcto seguimiento y trazabilidad de los materiales (esto es una realidad) hasta el impacto de la IA en la gestión documental de los proyectos, que suele ser inabarcable.

El marco geopolítico también ha vuelto a la agenda. Las cláusulas de fuerza mayor, esas grandes olvidadas, ahora tienen más relevancia que nunca. Los conflictos armados han llevado aparejados costes de materiales que han llevado, a su vez, a la renegociación de contratos. El riesgo en el país es un factor clave de muchas empresas para decidir dónde poner el foco de su actividad de desarrollo.

Además, ha sido objeto de muchos debates el aumento de los costes laborales y cómo puede afectar a la economía del contrato. La realidad social tan cambiante tiene un impacto directo en este tipo de contratos, su ejecución y, por ende, en una mayor conflictividad al verse mermada en muchas ocasiones la rentabilidad esperada. La verdad es que es un tema de máximo interés.

En el sector legal, es una constante hablar de la dificultad para conciliar la vida laboral y personal. Como profesional, ¿cómo gestionas este desafío? Y en la firma, ¿qué estrategias se implementa para lograr ese equilibrio?

La realidad es que encontrar un equilibrio entre la vida personal y familiar es complicadísimo, pero no imposible. En mi caso, que he sido madre este año, aún estoy aprendiendo y aún me queda camino por recorrer.

Me gusta ir por las mañanas a la oficina para ver al equipo y que sientan que estoy para ellos. La mayoría de las tardes, es verdad, teletrabajo desde casa para estar con mi hija y dedicarle tiempo, tiempo de calidad. Lo que no sé es cómo conciliar el sueño con todo, pero las ganas y la ilusión hace que todo sea más fácil.

En cuanto a las medidas que tenemos en act legal Spain, la confianza en el equipo es el primer paso y sobre ella giran nuestras políticas. En nuestro caso, esta confianza se traduce en flexibilidad, tanto de horario como de teletrabajo.

Sabemos que las cosas salen sin necesidad de calentar silla o de presencialidad. La gente tiene derecho a poder poner una lavadora sin dar explicaciones o atender una urgencia en casa. También es sano poder teletrabajar desde tu pueblo porque te has ido a ver a tu familia o a unos amigos. Son cosas muy básicas.

Sí pedimos a nuestro equipo en prácticas que venga a la oficina porque la formación a distancia es mucho más complicada, pero también pueden trabajar desde casa en momentos puntuales o por motivos personales.

En act legal Spain también hay 7 días adicionales de vacaciones y no trabajamos ni el 24 ni el 31, que son días para estar con nuestros allegados, de fiesta o las dos cosas. Espero seguir trabajando en mejorar las formas de conciliar sin perder el buen ambiente y el trabajo en equipo que se genera cuando nos vemos; porque también es importante verse, sentir que somos un equipo.

Respecto a lo anterior, ¿qué importancia tiene la salud mental en la práctica profesional y qué medidas consideras imprescindibles para promover el bienestar mental? ¿Echas en falta iniciativas institucionales?

La salud mental es el gran reto de este siglo. Saber parar, también lo es. En un mundo que nos empuja constantemente a la productividad y al rendimiento, detenernos se ha convertido casi en un acto de resistencia. Parar para pensar, para respirar, para sentir. No hacerlo nos lleva al agotamiento, a esa “sociedad del cansancio” que Byung-Chul Han ha descrito tan bien. Si no tienes tiempo, si nunca te la vida, es difícil saber a dónde vas.

Personalmente, viví una temporada complicada, tuve que pedir ayuda y fui al psicólogo durante un tiempo. Todavía recurro a él cuando siento que me desestabilizo. Creo que la normalización de esta pandemia silenciosa pasa por hablar con naturalidad de estas situaciones. Está bien pedir ayuda y está bien demostrar que no podemos con todo.

Soy una fiel defensora de la humanidad, y eso incluye abrazar los momentos difíciles, porque es precisamente en ellos cuando más humanos somos y de los que más se aprende. De hecho, me resultaría muy hipócrita hablar de medidas o iniciativas sin reconocer que yo misma he estado ahí.

Lo cuento no solo porque creo firmemente que normalizarlo puede ayudar a otros a dar ese paso, sino también porque, como dice la fábula, quien lo esté viviendo necesita saber que esto también pasará (y que después las cosas mejoran muchísimo).

Las instituciones deberían fomentar políticas de contratación más amables y bajas bonificadas. Facilitar que los empresarios podamos crear riqueza y no una presunción de maltrato que, parece, que es lo que estamos viviendo.

A nivel comunicación, creo que se está mejorando mucho y visibilizando, pero la realidad es que a nivel asistencial hay pocos profesionales disponibles para un tratamiento más basado en la terapia que en las pastillas. Lo importante es que, al menos, se están dando los primeros pasos para la concienciación de la sociedad.

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