El informe, adoptado con 433 votos a favor, 100 en contra y 99 abstenciones, denuncia la disparidad en el seno de la UE donde se producen importantes brechas entre los sistemas sociales nacionales, las diferentes definiciones de los artistas y las condiciones injustas que generan normas aplicables a los trabajadores autónomos.
La Eurocámara concluye que un sector como el cultural, que emplea al 3,8 por ciento de la mano de obra de la UE y representa el 4,4 por ciento del PIB europeo, no está suficientemente protegido. Puesto que el sector está marcado por "ingresos irregulares y menos posibilidades de negociación colectiva", existe más riesgo de que esté "mal remunerado, o incluso no remunerado", y "facilita la aparición de falsos autónomos", sostiene el informe.
Por todo ello, el documento pide una directiva europea que regule condiciones de trabajo dignas en el sector cultural, con el objetivo de generar un entorno justo y equitativo para todos los artistas y profesionales culturales de la UE.
Igualmente, los eurodiputados instan al Consejo a trabajar en la definición de estándares comunes, a través de una plataforma europea para el intercambio de buenas prácticas.
"Necesitamos disipar el mito del 'artista hambriento'. Los profesionales culturales y creativos no eligen la precariedad; esta es consecuencia de unos sistemas que no se adaptan a sus condiciones de trabajo y de los desequilibrios de poder en el sector", ha asegurado el ponente de la comisión de Cultura y Educación, el socialista Domènec Ruiz, apelando a la "voluntad política" para establecer un marco unificado en la UE.