El evento contó con la presencia de Juan A. Avilés Sánchez, Chief Technology Office para negocio Enterprise en IBM, Pedro Pablo Malagón, Cloud Solution Architect Data Platform (CSA DP) en Microsoft; y Alejandro Sánchez del Campo, New Economy Regulation, abogado senior de la asesoría jurídica de Telefónica y fundador y editor de replicantelegal.com. Unos invitados unidos por los intereses comunes del proyecto sobre inteligencia artificial que Amazon, Google, Facebook, IBM y Microsoft han lanzado recientemente con la finalidad de promover buenas prácticas en lo relacionado a Inteligencia Artificial y beneficiar así a las personas y a la sociedad.
Durante el mismo, y bajo la moderación de Sara Molina Pérez-Tomé, miembro junto a Laura Fauqueur, María Jesús González-Espejo y Guillermo Pérez de Legal Hackers Madrid, se analizó y se mostró de una manera práctica como la IA y las tecnologías disruptivas se están convirtiendo en protagonistas de un futuro cada vez más cercano.
El sector jurídico, en concreto, comienza a abrirse a proyectos que incorporen este tipo de tecnologías, aunque de una manera todavía muy residual. Para conocer qué motiva esta actitud en las firmas de servicios profesionales legales, preguntamos a Sara Molina Pérez-Tomé, coorganizadora del encuentro:
- ¿Cuáles son las causas por las que los despachos de abogados no se atreven a dar el salto a utilizar el potencial de la IA?
S.M. La visión de la IA como una amenaza para nuestra profesión en vez de como una oportunidad ha frenado su uso en el sector. Por ello, quizá la clave está en preguntar que entendemos por IA. A día de hoy con este término nos referimos a los desarrollos tecnológicos capaces de imitar las funciones cognitivas del ser humano en cuánto a el aprendizaje, la búsqueda de soluciones y la resolución de problemas. Esto implicará reflexionar sobre la forma de trabajar y el desarrollo de nuevas habilidades por parte de los abogados.
El sector legal, poco a poco va apostando por la incorporación de tecnologías disruptivas, aunque de forma tardía, ya que hasta no mucho no se preveía en la mayoría de los casos la inversión en I+D y no hemos sido conscientes de las ventajas de su uso en los despachos para desarrollo de negocio, gestión del conocimiento, análisis de tendencias del mercado, rentabilidad en el proceso productivo...
- Ha probado Bluemix y Watson, las soluciones de IBM ¿díganos aplicaciones de esta tecnología cognitiva que puedan ayudar desde ya a un despacho de abogados?
S. M. Existen diferentes aplicaciones muy útiles entre las que cabe destacar:
- Las plataformas para desarrollo de apps que por ejemplo pueden ser útiles para comunicación interna o externa de la firma con el cliente si queremos apostar por la movilidad en el despacho.
- La nube como archivo virtual para la gestión del conocimiento con los parámetros de seguridad necesarios.
- Las soluciones de IOT para gestión de datos físicos como la iluminación y la seguridad del despacho.
-Y el uso de Watson para la búsqueda de datos y resolución de preguntas basado en lenguaje natural para la gestión del conocimiento interno, la identificación de tendencias en el mercado y su uso como asistente virtual. Y por supuesto Watson for Cyber Security, una nueva versión en cloud de la tecnología cognitiva entrenada en el lenguaje de la seguridad, que ayuda automatizando la asociación de información, las amenazas emergentes y las estrategias de respuesta y resolución.
- Si tuviese que elegir tres nuevos campos de innovación ¿cuál en su opinión serían más relevantes para la innovación en el sector jurídico?
S. M. En un mundo cada vez más global en el que el cliente busca el más por menos cabe destacar, según mi punto de vista, por un lado a nivel tecnológico el Blockchain aplicado entre otros en los smartcontracts. Por otro lado, el uso de herramientas propias de otros sectores como la ingeniería en el sector legal por medio del Project Management y en último lugar pero no más importante y el aprendizaje de nuevas habilidades en el sector como la programación que faciliten el trabajo en grupos multidisciplinares.
En definitiva y como dice el propio Alejandro Sánchez del Campo, “la innovación depende sobre todo de la actitud individual y ésta se puede y se debe trabajar” y es en ella dónde se encuentra uno de los grandes retos.