En una sentencia que ya es firme, el magistrado considera al acusado autor de un delito contra la flora y la fauna, y además de imponerle una multa, le inhabilita durante tres años para para cazar, pescar y desarrollar profesión que conlleve tenencia de animales.
Según los hechos probados y que han sido expresamente reconocidos por su autor, este envió por mensajería dentro de un túper y a su vez en una caja de zapatos una serpiente pitón bola, especie protegida que está incluida en el convenio CITES. El mismo paquete contenía otra caja de zapatos con dos lagartos en su interior.
Fue en el aeropuerto de Vitoria donde, al pasar el paquete por el escáner, se conoció su contenido. Una vez abierto, los animales fueron llevados a un centro de rescate animal.
Explica la sentencia que uno de los lagartos murió pocos días después por anorexia, mientras que la pitón lo hizo seis meses después por una infección respiratoria derivada de las lesiones ventrales que sufrió durante el transporte en el paquete de pequeñas dimensiones.
