APLICACIONES

Las Apps de intermediación online de reservas en el servicio de transporte de viajeros

Tribuna
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En los últimos meses han proliferado diversas plataformas que ponen en contacto a personas que necesitan desplazarse con los que ofrecen servicios de transporte. Existen diferentes tipologías de las aplicaciones desde las “oficiales” de las asociaciones de taxistas, aplicaciones con las que compartir coche entre viajeros y otras que ofrecen a particulares realizar este tipo de servicios.

Las aplicaciones pueden clasificarse en 3 tipos:

  1. Las que conectan a los usuarios con taxistas.
  2. Las que conectan personas particulares que comparten un trayecto.
  3. Las que conectan a los usuarios con particulares para que realicen los servicios.

Entre las de primer tipo se encuentran aplicaciones como MyTaxi. La plataforma dispone de una lista de taxistas disponibles y la localización de los mismos. Además recoge las solicitudes de clientes y asigna cada petición a los taxistas que mejor pueden realizar el servicio. Cuando uno de los taxistas acepta el servicio, se enlazan taxista y cliente. En este caso, el cliente sólo paga por el importe del servicio (taxímetro), siendo el taxista el que satisface la comisión correspondiente a la empresa de la aplicación. En general, este tipo de aplicaciones realizan un servicio similar al de los radio-taxis que realizan muchas asociaciones.

Por otra parte, el servicio de BlaBlaCar es completamente diferente. En este caso se trata de 2 particulares: un viajero y un conductor. El viajero necesita realizar un viaje (normalmente de larga distancia) entre un origen y un destino y en una fecha y hora determinada. Por otra parte, se busca un conductor que realice el mismo viaje y que tenga plazas libres en su coche. La plataforma pone en contacto a viajero y conductor para que realicen el trayecto juntos. El coste a abonar por el viajero compensará los gastos del viaje (gasolina, peajes, etc.) pero en ningún caso supondrá lucro para el conductor.

Diametralmente opuesto es el caso del resto de aplicaciones. Los servicios de Uber son similares a los de MyTaxi, por ejemplo, pero con una salvedad: los conductores no son taxistas con licencia sino particulares que realizan los servicios de transporte en sus propios vehículos. Este es un detalle fundamental para conocer las causas de la polémica en la que se mueven estas aplicaciones.

Los servicios de BlaBlaCar y Uber no utilizan taxistas profesionales y se basan en el mismo principio: el transporte privado entre particulares. Sin embargo, el carácter lucrativo de Uber marca la diferencia entre ambas plataformas. La Ley 16/1987, de 30 de julio, de Ordenación de Transportes Terrestre, EDL 1987/12128 establece que el transporte privado particular permite la remuneración por dietas y gastos de desplazamiento pero prohíbe expresamente la percepción de cualquier otra remuneración dineraria directa o indirecta. En el caso de BlaBlaCar la compensación de los gastos del transporte cumple con las condiciones del transporte privado particular, sin embargo el servicio prestado por Uber se trata de un transporte de viajeros.

En España el servicio de transporte de viajeros por carretera se considera un servicio público impropio que está regulado por el Real Decreto 763/1979, de 16 de marzo, que aprueba el Reglamento Nacional de los Servicios Urbanos e Interurbanos de Transportes en Automóviles Ligeros, EDL 1979/2806 y por las correspondientes ordenanzas a nivel municipal. Este reglamento establece condiciones para realizar este tipo de servicios, entre otras:

  • Los vehículos deberán cumplir con unas series de revisiones periódicas, disponer de la marca SP de Servicio Público, tener determinados criterios de uniformidad estética, etc.
  • Los conductores deberán disponer de la correspondiente licencia administrativa otorgada por la entidad local; así como disponer de cierta documentación específica como por ejemplo, talonarios de facturas oficiales.
  • Las tarifas las establece la administración.

Es en estos requerimientos donde chocan los intereses de Uber y los de los taxistas (definidos como personas con licencias de auto-taxis o auto-turismos). Los taxista afirman que el usuario no tiene ninguna garantía y lo cierto es que Uber realiza su propia selección de conductores y vehículos utilizando criterios propios que, en ningún caso son los que disponer de una licencia municipal de auto-turismo ni de que el vehículo haya pasado revisiones técnicas. Además las tarifas son marcadas por la empresa (en muchos casos más caras a las que ofrecería en un taxi tradicional).

¿Qué lleva a los usuarios a contratar los servicios a través de Uber?

Los usuarios están dispuestos a pagar más por un mejor servicio. En particular por disponer de un coche que tarde en llegar menos tiempo que un taxi tradicional, por poder elegir el coche en el que quiere desplazarse, por criterios de limpieza del vehículo y del conductor.

En conclusión, la polémica tiene dos vertientes. Una vertiente es puramente administrativa y se debe evitar el intrusismo en un servicio legalmente regulado. Sin embargo, no hay que olvidar que lo que realmente quieren los usuarios es recibir un buen servicio y Uber demuestra que están dispuestos a pagar por él. Por tanto, la competencia debe plantearse en términos de calidad, mejorando el servicio que reciben los usuarios y no en términos de prohibición para operar ciertas empresas siempre y cuando cumplan las condiciones legales, sobre todo cuando son bien valoradas por la población.


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