ENTREVISTA

Maia Román: "La abogacía desde hace años necesita un reconocimiento social de su labor"

Entrevista
Maia CEAJ_imagen.

Con motivo del Día del Abogado Joven, entrevistamos a Maia Román, presidenta de CEAJ

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Con motivo del 31 de octubre, Día del Abogado Joven, y en este año tan agitado, en el que, entre otras cosas, ha continuado la comunicación y el trabajo en remoto como nueva forma de trabajar, entrevistamos a Maia Román, presidenta de CEAJ.

 

  • El nivel de estrés y carga de trabajo en la profesión, sobre todo entre los abogados jóvenes, es muy elevado. ¿Qué medidas crees que podrían adoptarse para combatir el cansancio emocional y cuidar de la salud mental de los jóvenes profesionales?

En ocasiones las soluciones a problemas muy complejos resultan ser las más sencillas. En este caso, cumplir con la legalidad vigente aminoraría situaciones de abuso que conllevan las situaciones de estrés en las que desembocan.

Las jornadas maratonianas se solucionan con el cumplimiento de la jornada laboral o el pago de las horas extras que, generalmente, en el sector de la abogacía lamentablemente son lo más parecido a un animal mitológico.

No hay que olvidar tampoco que muchos compañeros no gozan de una situación laboral regulada, pues se encuentran en falsas pasantías, becas o bajo régimen de falsos autónomos por lo que la reivindicación de sus derechos se les hace del todo imposible. Es necesario que se abandonen los intereses particulares y que las instituciones se pongan manos a la obra para exigir inspecciones laborales y el cumplimiento de la legalidad.

  • La crisis del Covid ralentizó el acceso de los jóvenes abogados a los despachos, tanto de pasantías como de contratos junior durante 2020. Actualmente ¿sabes cuál es la situación? ¿se ha adaptado esta contratación al sistema de trabajo en remoto que se mantiene en muchos bufetes?

El Covid-19 ha supuesto un paréntesis en nuestras vidas tanto personales como laborales. Nos encontramos ante una generación de alumnos de máster que vieron congeladas sus expectativas de incorporación laboral e incluso la posibilidad de cursar y examinarse con las condiciones que sus antecesores habían tenido.

Actualmente se está contratando de nuevo pues parece que las condiciones económicas así lo permiten pero hay una cuestión que jamás debemos olvidar; el crecimiento de resultados de los despachos no puede ser a costa de las condiciones laborales de sus trabajadores y, en especial, del colectivo joven.

  • ¿Qué destacarías del acceso al ejercicio profesional de la Abogacía en una situación de pandemia como la que hemos vivido? ¿El teletrabajo ha supuesto un reto o una ventaja? ¿Cómo ha sido la relación con los clientes?

No desvelamos ningún secreto si decimos que el mundo jurídico siempre ha tenido cierta distancia con el mundo de la tecnología, salvando ciertas excepciones. Pero en esta pandemia hay que reconocer que la abogacía se ha puesto las pilas y ha logrado digitalizarse de una manera realmente asombrosa, por lo que debemos sentirnos orgullosos. No podemos sin embargo decir lo mismo de todos los operadores jurídicos lo cual nos lleva a pedir al poder ejecutivo una inversión en justicia acorde con la carga de trabajo que los juzgados tienen. En pleno siglo XXI no podemos permitirnos suspensiones por falta de compatibilidad entre sistemas de conexiones remotas, por poner un ejemplo.

  • ¿En qué medida el nuevo Estatuto General de la Abogacía con los cambios incorporados en la regulación de la profesión ha conseguido adecuar el ejercicio profesional a la realidad social y de mercado de los servicios jurídicos?

El Estatuto General de la Abogacía es un documento de reciente aprobación pero con un largo recorrido en su redacción. A pesar de ello, ha sabido recoger las necesidades de la abogacía. Que los tiempos han cambiado no es sorpresa. Que hay otras maneras de ejercer la abogacía tampoco lo es, pero como dijimos en nuestro último manifiesto detrás de muchos “market place” jurídicos se encuentran situaciones de precariedad laboral.

Compañeros y compañeras se ven obligados a competir únicamente por cuestión de precio siendo los jóvenes, de nuevo, los más perjudicados.

No es un problema nuevo pero la abogacía desde hace años necesita un reconocimiento social de su labor y todas las instituciones, también la nuestra, deben hacer un esfuerzo pedagógico para que la sociedad ponga en valor nuestra profesión.

  • ¿Qué futuro le espera a la Abogacía tras la pandemia? La crisis sanitaria ha afectado a diferentes ámbitos de la vida de los ciudadanos como son los ERTE, despidos relacionados con el teletrabajo, ley concursal, etc.

Como en todos los sectores el futuro de la abogacía es incierto pero a la vez ilusionante. Debemos avanzar en derechos laborales, en prestigio de la profesión, en igualdad salarial entre compañeros y compañeras. ¡Debemos romper el techo de cristal!

La conciliación debe ser una cuestión de orgullo y no vista como una debilidad, pues es un proyecto que como sociedad debe involucrarnos a todas y todos.

El teletrabajo, como antes decía, es una herramienta que ha sido utilizada de una forma admirable por la abogacía durante la pandemia. La mayoría de despachos no ha parado máquinas ni un segundo, pero ello no debe ser excusa para vulnerar el derecho a la desconexión digital. Actualmente podemos tener el despacho literalmente en cualquier momento y lugar del mundo, pero el descanso es imprescindible para el rendimiento laboral de los abogados y abogadas.

  • Por último, ¿qué suceso de los ocurridos en los últimos 365 días consideras más relevante?

Hay mucho pesimista que dice que no hemos aprendido nada de la pandemia. Yo no estoy de acuerdo. Nos ha hecho reflexionar sobre la importancia de los servicios esenciales como son la medicina, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y también la Abogacía.
Obviamente no podemos olvidar a todas las persona que nos han dejado ni tampoco a los ciudadanos y compañeros de la Palma a los que el volcán les ha arrebatado sus proyectos de vida.