La sentencia declara probado que fue el propio director de la sucursal quien se puso en contacto con el matrimonio para ofertarles preferentes en mayo de 2009. Teniendo ambos "plena confianza" en el director y reuniéndose apenas media hora con él, firmaron todos los documentos que les fueron entregados sin que se les explicaran "mínimamente".
La magistrada Consuelo Fuentes da la razón al matrimonio, representado por Ausbanc, al considerar "insuficiente" el contacto personal que la entidad mantuvo con los clientes y calificar como un "disparate" que se hicieran preguntas de "extrema complejidad" a "una persona jubilada, con problemas de expresión verbal, con un nivel de formación de operador técnico de telefonía y sin antecedentes de inversiones de productos de tan alta complejidad".
La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, declara que la "absoluta falta de ifnormación" del producto impidió a los clientes tomar una decisión adecuada sobre esta operación.