En concreto, la sanción interpuesta por no llevar bozal fue de 376 euros, mientras que la multa por la carencia de licencia fue de 2.980 euros.
El vecino recurrió las sanciones al juzgado alegando que en el momento de los hechos padecía encefalopatía hepática con graves alteraciones de personalidad y no era consciente de sus actos, una situación que acreditó con informes médicos. Asimismo, señaló que no se le habían notificado la resolución sancionadora ni las providencias de apremio.
La sentencia señala que el recurso solo puede prosperar atendiendo a "las causas de oposición taxativamente previstas en la ley" y explica que "no procede, por tanto, analizar la posible causa de exoneración sobre la capacidad intelectiva y volitiva del recurrente en el momento de cometer la infracción, pues la ley veda el análisis de tales cuestiones de fondo en este momento ya que las resoluciones sancionadoras han devenido firmes y consentidas al no haberse recurrido en plazo".
Además, la sentencia señala que "no se aprecia ningún defecto en la notificación de las sanciones, que se efectuó personalmente el 10 de mayo de 2012". "El recurso de reposición interpuesto ratifica que el actor tuvo conocimiento de la sanción", añade. De igual manera, constan "debidamente notificadas las providencias de apremio extendidas por cada multa impuesta".
