Razón de ser
El recentísimo caso a las reacciones al asesinato de Isabel Carrasco, o incluso el del aluvión de improperios vertidos en las redes sociales contra Conchita Wurst, la participante representando a Austria que resultó ganadora del festival de Eurovisión 2014, entre otros muchos casos que podríamos citar, refuerzan el debate sobre la regulación de las redes sociales que centra su atención en un tipo de usuario conflictivo y dañino, más conocido como “Troll”.
El comportamiento de estos usuarios va desde RTs, favs compulsivos, spam y contenido poco relevante hasta casos graves con recientes sentencias como amenazas, usurpación de identidad o acoso.
Trolldor es la primera blacklist mundial de trolls en Twitter, es totalmente gratuita y nuestra cruzada es la de hacer de Twitter el espacio interesante y conciso que era, así como crear un marco de protección común que permite a la comunidad aislar cada vez más a este tipo de usuarios.
Medio de denuncia
Por un lado, cualquier usuario de Twitter puede reportar a otro, indicando el motivo por el que lo propone para entrar en la blacklist de Trolldor. Necesitará varios reportes de usuarios diferentes para aparecer listado como Troll.
Por otro, con cualquier búsqueda pública, obtenemos una serie de indicadores sobre la actividad de un usuario de Twitter como la media de tweets por día, proporción entre retweets y contenido propio, porcentaje de usuarios con perfiles básicos (por la compra de seguidores), etc. Esto nos permite anticipar si se trata de un perfil poco respetuoso con los demás.
Derecho al perdón
Trolldor, sin embargo, permite mediante petición o disculpa que el usuario etiquetado como troll pueda salir de la blacklist.
En la actualidad, trolldor.com funciona sólo con cuentas de twitter, pero se está ya trabajando en dar cobertura a los usuarios de facebook, en ampliar Trolldor con novedosas funciones y en llegar a más acuerdos que permitan ampliar el marco de protección.
Dudas jurídicas
La justificación de crear un fichero de usuarios conflictivos en redes sociales, podría justificarse en principio en la necesidad de preservar la normal convivencia y seguridad de los usuarios en el uso y presencia en las redes sociales. También cabría extender su justificación en el efecto disuasorio que supone permitir estigmatizar a los usuarios conflictivos o trolls con el fin de proteger la libre participación online en condiciones de seguridad y armonía social en redes sociales. Lo cual conllevaría a admitir que el modo idóneo de hacerlo sería a través de un instrumento que registre y almacene información al efecto.
Así, en principio, podría entenderse que se trata de un instrumento con un fin legítimo, lícito y útil en aras de la salvaguarda de un interés que a buen seguro podríamos definir de general.
Sin embargo, esta herramienta puede igualmente ser considerada como una auténtica “arma socialmedia” que, utilizada con otros fines, principalmente de interés particular, no necesariamente benévolos, y con connotaciones abusivas en su uso al permitir servirse de la impunidad que brinda el anonimato o el uso de una falsa identidad en redes sociales (pensemos en la venganza, la mera intención de dañar la reputación digital de otra persona, la extorsión-secuestro digital…) la alejan de esa primera justificación que la ensalza como herramienta legítima.
En definitiva son muchas las dudas que suscita la existencia y funcionamiento de una solución que permita de forma arbitraria y no controlada etiquetar a los usuarios de redes sociales como trolls.
